Un Avé con Las Alás Rotas (Jason Todd Y Tú)

Capítulo 2

Tú

Después de que Jason se fue me sentí mal, triste, pero me aferraba a la idea de que vendría a visitarme y que tenía una vida mejor.

—¡mococos acérquese!–gritó la encargada del lugar.

Me levanté de la banca en donde estaba, fui con toda la bola de niños y adolescentes que estaban en círculo frente a ella.

—al estar todos ahí comenzó a hablar–muy bien ya que el revoltoso se fue, las cosas van a cambiar aquí—

¿Revoltoso? Se refiere a Jason.

—esto va para todos, pero ustedes los grandes–apuntó a los de quince o catorce años–saldrán a buscar trabajo ¡y más les vale que tengan suficiente dinero para que yo no les dé una paliza! Y ustedes niños inútiles, el patio se cerrará. Ahora que su patético líder de la diversión se fue ¡van a hacer lo que les diga! Y tú niña–me apunto con el dedo, se acercó violentamente y tomó mi cabello para alzar la cabeza, mis ojos se llenaron de lágrimas–olvídate de que ese revoltoso venga a verte ¡corre de mi cuenta que ese niño no te volverá a ver! ¿¡Oíste!?.

Asentí con las mejillas mojadas por las lágrimas. Ella me aventó y caí al suelo. Vi como los más grandes querían ayudar, pero siendo honestos, en este lugar nadie podía ayudar a nadie con la Sra. Martinez a cargo.

—ahora engendros ¡vayan a sus cuartos! No quiero oír ni un pío de sus bocas. ¡Ahora!–gritó al ver que nadie se movía.

Todos como rayos subimos las escaleras y entramos a nuestros cuartos. Al entrar a mi cuarto cerré la puerta con seguro. Me dirigí a la cama que era de Jason y abracé su antigua almohada. Sin poderlo evitar, empecé a llorar de miedo.

—Jay...¿porqué te fuiste?.

[▪︎▪︎▪︎]

Otra vez corriendo en las calles de Gótica solo que esta vez no tenía seis años, tenía quince, y mi novio de la infancia Jason, no estaba conmigo, así es, no he visto a Jason en nueve años, pero aún lo recuerdo y lo he visto en los periódicos, su hermosa mirada y esos labios tan dulces.

Con el único muchacho que he tenido contacto es con el ocurrente Robin, y eso es solo cuando salgo del "orfanato", hace ya unos años había encontrado la manera de escapar de ese infierno sin que nadie se diera cuenta. ¿Cómo llegué aquí? bueno...

Me escabullí del comedor a mi cuarto para irme de aquí, me vestí con algo cómodo que me permitiera moverme con facilidad.

Metí mi dinero, tomé mi mochila de la escuela y ya, era lo único que se me permitía tener aquí. Cuando me iba a salir por la ventana la Sra. Martinez entró.

—¿¡qué haces mocosa?! ¡regresa!

—no lo creo–y me aventé.

Caí en cuclillas para luego pararme y correr, pues por experiencia de otros, cada que alguien intentaba escapar o escapaba, la Sra. Martinez llamaba a la policía y siempre los atrapaban, cuando regresaban, bueno, ni quedarse con la policía era seguro, ya que la Sra. Martinez sobornaba a los policías y hacía con nosotros lo que quisiera.

Ya había hecho esto antes, sabía moverme por la ciudad y era muy ágil también, gracias a Robin se algunas cosas de defensa personal, incluso me ha enseñado a saltar edificio tras edificio.

Seguí corriendo por las calles, hasta que pasó una patrulla y me vi obligada a entrar en un callejón, entré dándole la espalda para vigilar que no pasarán más policías, sin embargo no pude seguir retrocediendo pues choqué con algo, o más bien, con alguien.

—parece que alguien está causando problemas–susurraron en mi oído.

Inmediatamente me separé viendo que era el compañero de Batman, Robin.