C u a t r o

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El viento le golpeaba, incluso a través del casco negro que llevaba. Tuvo que jurar a su madre que lo usaría para que lo dejase conducir otra vez. El cielo azul se alzaba sobre su cabeza, cargado de nubes blancas y esponjosas. Hace unos minutos había dejado a su hermana en la puerta de su escuela, dirigiéndose a la propia ahora.
   
   Una semana había pasado desde que se empezó a llevar con TaeHyung, y Yoongi no exageraba cuando decía que era complicado. No era difícil hablar con él rubio, pero solo de cosas sin importancia y superficiales. Lo idiota que podían ser los adolescentes era unos de los temas más hablados entre ellos, ya que Tae se había convertido en el centro de las burlas y miradas de los alumnos. Sin embargo, no parecía afectado por ello. Se mostraba tranquilo aún siendo presa de todas las conversaciones a su espalda. También se lo presentó a sus amigos, se cayeron bien mutuamente. Pero solo fue un saludo y el intercambio de nombres. En los almuerzos, si JungKook quería comer con su grupo, TaeHyung lo hacía con Yoongi. Él afirmaba que los chicos le caían bien, pero que prefería no estar rodeado de tanta gente. Jeon lo aceptó, y la mayoría de tiempo almorzaba con él solos en una mesa. No lo sentía como una obligación al pequeño trato con Yoongi, le gustaba hablar y comer con TaeHyung.
    
   Frenando la moto en el estacionamiento, se sacó el molesto y pesado casco. Mechones de cabello le cayeron por el rostro, es una cascada de cabellos rojos y sedosos. Guardó las llaves en su bolsillo delantero y acomodó el casco donde iba, asegurándolo.
    
   —Sigo esperando a que me des un paseo en motocicleta —bromeó una conocida voz. JungKook giró su cabeza, sonriendo de lado—. Hola, Jeon.
   
   TaeHyung vestía un ancho y largo suéter color beige y un pantalón de jean negro. El pelirrojo pensó que era el primer atuendo "decente" que le veía puesto. Pero, notándolo porque tenía ojos obviamente, JungKook llegó a la conclusión que hasta una bolsa de basura le quedaría bien.
   
   Tocando con ambos pies el suelo, JungKook hizo un gesto para que entraran al establecimiento.
    
   —Nunca me has dicho que lo querías —se defendió, caminado a su lado. Sus hombros casi rozaban—. De saberlo, pude haberlo pensado.
    
   Kim soltó una suave risa, negando con la cabeza luego. Si le importase, se habría sentido acosado por las miradas sobre él. No le daba vueltas al tema, pero no comprendía tanta curiosidad y bromas sobre él.
   
   —Solo jugaba —giró en el pasillo donde se hallaba su aula—. Nunca subí a una moto.
   
   JungKook lo miró de reojo, notando, detrás del perfil marcado de su amigo, unos ojos clavos en él. Con disimulo, volteó levemente la cabeza y formuló moviendo los labios un: "¿Qué miras?". La persona afirmada en la pared, desvió la vista a los libros en sus brazos. Jeon rodó los ojos y volvió a mirar al frente. Sabía que su expresión había sido lo suficiente severa para intimidar.
   
   —No es necesario que hagas eso, JungKookie, déjalos —la voz de Tae sonaba suave y bajita, solo para que él la oyera.
    
   —Es que son unos imbéciles. ¿Acaso no les enseñaron a disimular, al menos? —refunfuñó, entrando al aula. Kim pensó que había sido tierna su queja—. Volviendo al tema anterior, ¿nunca, nunca subiste a una moto? De lo que te pierdes.
   
   Se sentaron en sus respectivos asientos al llegar, dejando sus mochilas en el suelo. JungKook se apoyó en la pared y TaeHyung giró un poco su cuerpo para verlo con facilidad.
    
   —Nunca, nunca subí a una moto —contestó, copiando el uso de palabras—. No creo que me esté perdiendo de mucho.
  
   El rostro de JungKook mostró ofensa, frunciendo el ceño y haciendo un ruidito de desacuerdo. Se cruzó de brazos, mirándolo.
   
   —Te pierdes de unas de las mejores cosas del mundo —le aseguró —. El viento, la velocidad, el vértigo en las bajadas y curvas... Son sensaciones que me encantan. Pero no todos tienen buenos gustos.
    
   El rubio rió, mostrando una brillante sonrisa en el progreso. Cubrió su boca con su palma, y JungKook le quiso preguntar por qué hacía eso, si su sonrisa era preciosa. Sin embargo, la confusión le atrapó la mente por ese pensamiento.
   
    —¿Estás diciendo que mis gustos son malos?
    
    —Estoy diciendo que deberías andar en moto antes de subestimar.
   
    —¿Sí?
   
    —Sí. Esta tarde, cuando salgamos de clase, tendrás el mejor paseo en motocicleta de tu vida.
   
    —Ya, porque será el primero.

Partible e inteligente [KookTae/KookV] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora