VIII

4.1K 523 79
                                    


---Parece mentira que en el baile tengas tanta confianza pero en realidad seas taaan tímido ---rió cuando le vio rojo, otra vez.

   Le encantaba que fuera así: le hacía más adorable de lo que era.

---En el baile me concentro en la música y olvido lo demás. Simplemente me dejo llevar ---respondió el azabache con una pequeña sonrisa.

---Al igual que cantar...¿cierto?---ladeó su cabeza, para verlo mejor.

   Jungkook asintió, recordando cómo fue que hablaron por primera vez.

---Me...gusta todo lo que tiene que ver con la música, es como si...me diera confianza y estuviera en otro lugar ajeno a todo---dijo mirando al príncipe.

   Éste pasó su mano por su pelo, acariciándolo delicadamente.

---Lo sé, tus ojos brillan cuando hablas de música---sonrió---Jungkook-ah, debió de desilusionarte el hecho de que no puedas bailar por nuestra culpa.

   El bailarín siempre había sabido que el príncipe era diferente que los demás y pequeñas acciones como están no dejaban de afirmar aún más aquella idea.

   De todos los reinos que había visitado anteriormente debido a todos esos viajes para bailar y darse a conocer su grupo por todo el mundo, podía notar cómo todos los miembros de aquellas familias reales eran unos soberbios y, en vez de haber respeto, sólo existía el miedo cuando se trataba de ellos.

   En cambio, la dinastía Kim era realmente diferente; todos actuaban como si fueran ciudadanos normales que tenían un deber más que, casualmente, era el de tener el poder del reinado.

   El príncipe era al que más se le notaba la diferencia a comparación de los demás como, por ejemplo, cuando él le dijo que no tenía por qué llamarlo "majestad" ni "alteza" ni tratarlo de usted. Simplemente inimaginable en otras situaciones.

   También hablaba mucho con los bailarines si tenía oportunidad y estaba dispuesto a escuchar a cualquiera. Aparte de que los trataba bonito, como si fueran importantes también.

---Hyung...tengo algo para ti---informó después de unos segundos con timidez y nerviosismo mal ocultado.

   El corazón de Taehyung latió más rápido mientras veía cómo el otro sacaba una pequeña cajita, envuelta de una tela fina dorada.

---No tenías por qué darme algo---le reprochó dulcemente, viendo cómo el otro desataba la tela y abría la caja para después sacar lo que contenía.

---Pero quería así que...---y le tendió una pulsera de hilos de color rojo con una especie de moneda en medio.

   Taehyung lo cogió, observando el objeto detalladamente, curioso.

---Es una pulsera de un reino de Pekín; cuando fui a allí dijeron que traía buena suerte. Se llama "Pulsera Muzuri Feng Shui"  ---explicó el azabache con una pequeña sonrisa, sin saber si al otro le había gustado o no.

   No me puede dar más suerte del que me ha dado el destino con haberte encontrado y, encima, formando una pequeña parte de mi día a día en este lapso de tiempo, pensó el mayor.

   El peligris sonrió enternecido por el chico y por su pensamiento, mientras se ponía dicha pulsera.

---Gracias---dijo revolviendo su pelo suavemente, dándose cuenta de que le al menor le encantaba ese gesto.

---Y...¿te gusta?---preguntó, jugando con las mangas de su ropa.

---No me gusta, me encanta.

   Y se quedaron así, viendo las infinitas galaxias que poseían los ojos del contrario. Perdiéndose en su mirada.

Prince Charming 一 KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora