~°Nombre Clave: Ocho "La Hacker" (Cuatro/Billy) Escuadron 6

Especial: Roger Taylor (3/6)

—Bueno... ¿por dónde empezamos?—

Brian miraba indeciso todo el lugar, era demasiado grande y con demasiadas opciones para elegir.

—¡la montaña rusa!—

La baterista alzó su baqueta emocionada hacia el enorme monstruo de metal al final del muelle.

—Hay mucha fila...—advirtió Roger aún intentando hacer rotar la baqueta sobre el dorso de su mano.

—Mejor, tendremos tiempo de practicar con las baquetas.—

—Los demás podemos ir por algo de comer ¿pueden tú y Roger apartarnos los lugares?—

—¡claro!—intervino el rubio de inmediato.

La idea de pasar un rato a solas con la chica le fascinaba, no solo podía seguir practicando con sus baquetas, sino también acercarse un poco más a la baterista.

—¡Papas fritas para mi!—exclamó ____ mientras se alejaba rumbo a la montaña rusa.

—¡sándwich de jamón para mi!—Roger se puso a la par de la chica—. Entonces... estamos solos.—soltó con tono seductor.

—Con otras 1000 personas pero sí... solos ¿cómo va ese equilibrio?—

—Oh, genial. Y ya casi puedo darle una vuelta entera a la baqueta, pero siempre se me cae antes.—

—Tienes que hacer así...—____ tomó la mano de Roger, guiando con extrema delicadeza los dedos del rubio debajo de la baqueta—. Solo tienes que mantener una buena velocidad y así no se caerá ¿ok?—

—Ok...—

Roger no podía entender de dónde le salió ese repentino nerviosismo al ser tocado por la joven. Su suave y gentil tacto le erizó hasta el último vello de su cuerpo, deseando inmensamente que el contacto fuese aún mayor.

¿qué tiene esta chica que me vuelve loco?

°•°

—¿dónde diablos están los demás?—

—¿qué? ¿no te estás divirtiendo conmigo?—

La pareja llevaba ya unos 20 minutos haciendo la fila y no había rastro del resto del grupo.
Roger disfrutaba la compañía de la chica, sí. Pero no disfrutaba mucho el incesante chillido de las vallas cada vez que un niño las sacudía, o el masticar del anciano que devoraba palomitas detrás de ellos.

—Voy a matar a alguien, hay demasiado alboroto aquí.—

—¿sabes? Eres muy delicado del oído para ser baterista... tú no sabes escuchar.—

—¿a qué te refieres con eso?—Roger se apoyó en la valla detrás de él, dedicándole toda su atención a la chica—. Desde ayer que lo mencionaste no he dejado de pensar en ello.—

—¿escuchar? Es simple. Mira esto...—

____ le quitó la otra baqueta al rubio, concentrándose en escuchar algo que él aún no llegaba a entender.

—¿qué... haces?—

—Vallas... palomitas... tienen un ritmo perfecto.—

—¿ritmo? Es irritante...—

—Ahí lo tienes, no estás escuchando.—

Con las baquetas, la baterista comenzó a golpear la valla metálica. Con una repetía el ritmo del chirrido de la valla, lento y luego rápido. Con la baqueta restante marcó el masticar del anciano, constante y repiqueteante.