~°Nombre Clave: Ocho "La Hacker" (Cuatro/Billy) Escuadron 6

III

—Lo llamaste yaguareté.—Siete se puso a la par de la nueva miembro.

—¿y?—

—En Norteamérica normalmente se lo llama jaguar.—

—... ¿y?—el hombre sonrió.

—Yaguareté significa "la verdadera fiera" en guaraní.—

—... Ya me estoy cansando de responderte lo mismo, amigo. Pero... ¿y?-—

—Dijiste que eras de Sudamérica, solo en 4 países se habla el guaraní.—Ocho lo miró.

—¿te eligieron por ser buen tirador o por tus dotes de investigación?—

—Me gusta pensar que estoy aquí porque soy bueno en todo.—la mujer rió.

—Bien bien.—

—Entonces de 13 países reduje la búsqueda a 4... nada mal.—

—No entiendo qué ganas intentando averiguar de dónde carajos soy.—

—Oh... no gano nada, pero es divertido.—

—Pues yo ya lo sé, les gané a todos.—intervino Uno—. Deja el jueguito para después y encárgate de volar un par de cabezas.—

—Sí, jefe.—

Siete se tumbó en la hierba, armando su equipo en un segundo.

—No malinterpretes las cosas, Siete. No venimos a matar a toda persona que se cruce en el camino.—la chica tapó la mira del rifle—. Solo encárgate de los que usan gorras rojas, los demás solo son empleados.—

—¿segura?—

—No sé cómo se manejan ustedes, pero yo no me tomo la vida tan a la ligera. Solo maten al que lo merezca, no a un pobre tipo que solo cuida animales para mantener a su familia.—Ocho tomó su mochila—. Cúbreme la espalda, cuento contigo, Sherlock.—

—Me gusta Sherlock... ¿podemos usar apodos y no números?—

—No.—respondió de inmediato Uno, haciendo que la chica riera.

—Me largo. Suerte, amigos.—

____ comenzó a trotar hasta llegar a una torre de vigilancia abandonada, la cual trepó sin muchos problemas.

~Ya estamos en posición, ¿qué tal ustedes?~la voz de Cuatro sonó a través del auricular.

—Todo va de maravillas, esperen instrucciones.—

~Entendido.~

La chica divisó a un hombre barriendo la entrada del lugar, así que se escabulló hasta alcanzarlo. Le explicó vagamente lo que sucedería, y que debía sacar de allí a los demás empleados. Le prometió que conservarían sus empleos siempre y cuando no le contaran a nadie más sobre lo que pasaría allí esa noche. El hombre aceptó, comenzando a sacar a sus compañeros del lugar.

—Siete, ya separé el trigo de la paja.—soltó la chica por el auricular mientras entraba a la reserva.

~No entendí la referencia, pero supongo que puedo empezar a volar cabezas.~

Ocho rodó los ojos antes de abandonar su posición, ahora debía infiltrarse en las oficinas y encargarse de los últimos detalles.

°•°

—Ya estamos en posición, ¿qué tal ustedes?—Cuatro y los demás estaban a una distancia prudente de los hombres armados pero con perfecta visión del área.

~Todo va de maravillas, esperen instrucciones.~

—Entendido.—Cuatro apagó el auricular.