Uno necesitaba un hacker y no creyó que la presencia de aquella joven de baja estatura y caracter peculiar aportaría más que códigos y seguridad al grupo, pero se equivocaba.
Ocho se convirtió en el corazón del equipo, ganándose el aprecio de todos...
—Eso es mío.—soltó el rubio de mala manera señalando la consola.
—No sabía. ____ me estaba enseñando a usarla y-
Seis estaba por entregarle la consola, cuando Ocho la tomó primero.
—La dejaste tirada en el sofá, Tres no la vio y casi la aplasta cuando se lanzó hoy en la tarde... veo que no te importa tanto.—Ocho frunció el ceño.
—Claro que me importa, es solo que-
—Ya olvídalo, te la daré más tarde si no te molesta. Quiero enseñarle a Dave a jugar.—
—Esta bien...—
Ocho le devolvió la consola a Seis, quien la tomó con gusto.
—Si ya dejaron de pelear por un jueguito... es bueno que le hagas masajes, ____.—señaló Cinco—. Ayudará a que los músculos se ablanden poco a poco.—
—Genial, porque tengo a la mejor masajista del mundo.—Seis le guiñó un ojo a ____, quien se sonrojó levemente.
Billy hizo un gran esfuerzo por no mandar a Seis a la mierda, optando por retirarse del lugar. Salió al patio del refugio, sentándose a los pies de un avión destruído a observar como el sol comenzaba a descender poco a poco.
—Te gusta ____.—
-¡hijo de-
Cuatro casi sufre un ataque al escuchar la voz de Uno, quien surgió de las sombras.
—Pero también te gusta Cinco, que problema ¿no?—
—No molestes...—
—Escucha una cosa, Cuatro. Todos aquí trabajamos en perfecta sincronía porque nos llevamos bien, no quiero que eso cambie por un estúpido triángulo amoroso. Me importa una mierda si tú y Cinco van a escalar o a coger en las montañas, pero no metas a la niña en tus dramas ¿ok? Ya sufrió suficiente como para también cargarle en la espalda un estúpido amor fallido.—
—... No quiero hacerla sufrir.—
—¡perfecto! No lo hagas entonces.—
El mayor sonrió falsamente antes de regresar al refugio.
°•°
—Ya les conté mis desgracias.—Seis tomó un trago de su cerveza—. ¿qué hay de ustedes?—
El grupo de mercenarios se encontraba reunido en la mesa de la cocina, cada uno con sus respectivas bebidas.
—Salvamos un jaguar.—soltó Tres—. Y tenemos a Siete y Ocho, ya los conoces. Son buena gente.—la chica le sonrió a su amigo.
—Oh sí, mi masajista personal.—
—¿tardarás mucho en recuperarte?—intervino Cuatro de mala manera—. Porque así como estás no eres de utilidad.—
—... auch.—susurró Siete por lo bajo.
—No hay necesidad de ser tan idiota.—Ocho lo miró molesta—. Dave mejorará, llamarlo inútil no servirá de nada.—
Cuatro decidió no seguir hablando, sabía que si seguía abriendo la boca solo se hundiría más.
°•°
—¡buen provecho!—
Dos y Ocho sirvieron con orgullo aquella carne asada que tanto trabajo les había costado hacer. Mientras que todos devoraban hambrientos la cena, Dave aún peleaba con los cubiertos, pues su mano no cooperaba a la hora de cortar la carne.
—Déjame ayudarte con eso.—Ocho se acercó de inmediato al hombre, quien a esas alturas ya veía a la castaña como su ángel de la guarda.
—¿también me darás de comer en la boca?—
—No tendrás esa suerte, vaquero.—
—¿vaquero?—la chica rió.
—Ya sabes, eres como Woody de Toy Story, cuando se rompió su brazo.—
—... eres mala.—
Mientras ayudaba al conductor a picar su cena, Ocho notó la mirada molesta de Cuatro. La chica no entendía su mal humor, se le ocurría que tal vez ellos tenían problemas desde antes, o quizás el hecho de que ella le había quitado la consola. Se sintió algo mal al respecto, pero el hecho de que Billy la haya olvidado sin más le molestó.
—Bueno, mañana en el desayuno comenzaremos a hablar sobre la nueva misión ¿entendido?—Uno terminó su cena en tiempo récord.
—¿robaremos el casino como te pedí?—a Tres se le iluminó el rostro.
—¿qué? No. Hacemos cosas buenas aquí ¿para ti robar es bueno?—Uno bufó frustrado.
—Ya, no seas puto.—
°•°
La cena había terminado, por lo que el equipo se retiró a sus cuartos. Cuatro estaba por acostarse, cuando unos toquecitos animados resonaron en su puerta.
—¿____?—miró extrañado a la joven, pues creía que ella no querría verlo después de lo mal que se había comportado con Seis.
La chica le extendió la consola de Lucas.
—Me debes unas partidas.—Billy la tomó.
—¿ahora?—
—Ahora.—
____ se retiró a su cuarto sin más, dejando algo confundido al rubio. Cuatro se lanzó a su cama emocionado por jugar con la chica, cuando un leve pitido proveniente de la consola llamó su atención.
MENSAJE NUEVO:
"¿TIENES AUDÍFONOS? QUIERO HABLAR CONTIGO"
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