Capítulo 2.

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Había terminado de guardar el video de esa semana, era domingo por la noche y ya había cenado, por lo que se animó a hacer una pequeña transmisión desde su cama. Apoyado contra la pared, con la laptop sobre sus piernas, saludó animadamente a los pocos espectadores que se unieron cuando se conectó.
-¡Ey! ¡Último día del fin de semana y del mes! ¿Cómo están todos? ¿Cómo les ha ido?
Poco a poco, el número de las vistas comenzó a aumentar, con chicas aburridas en casa o chicos atestados de trabajos para entregar al día siguiente. Les habló un poco sobre el video que su mejor amigo había terminado de editarle, manteniéndose calmado, pero cuando alguien mencionó el concurso regional de baile que se acercaba él enloqueció un poco.
-¡Oh! ¿Han visto los videos de las audiciones? ¡Son increíbles! ¡I-N-C-R-E-Í-B-L-E-S! -Deletreó extasiado, el baile siempre había sido su hobbie y sus seguidores lo sabían. -Está este chico que hace una mezcla entre hip hop y danza contemporánea… Dios… ¡Es genial! ¡UN JODJIDO GENIO! Yo jamás podría…
-¡SoonYoung! -Le sorprendió el llamado de atención desde la cama de su compañero de cuarto, quien estaba acostado boca abajo, con unos auriculares en las manos y ante un libro inmenso abierto.
-¿Qué…? -Cuestionó algo confundido.
-Intento estudiar, ¿puedes calmarte?
-Pero tienes los auriculares puestos… -Se quejó con el acento que siempre se le escapaba cuando JiHoon lo maltrataba de la nada.
-¡Exacto! Tengo los auriculares puestos y aun así puedo escucharte. ¿Puedes dejar de hacer un escándalo?
-¡Pero estoy en una transmisión! -Dijo ignorando por completo la cámara, bastante agraviado por la acusación; JiHoon solía ponerse sensible en las épocas de exámenes y siempre terminaba agarrándoselas contra él.
-¡Y mañana comenzamos exámenes! ¡Si a ti no te importan tus notas no es mi problema, pero no me estás dejando estudiar en paz!
Abrió su boca, dispuesto a arremeter contra el más bajo, pero este, sin darle más atención, volvió a colocarse los auriculares y le dio la espalda sin ningún tipo de remordimiento.
Solo cuando regresó la mirada a su laptop fue que recordó a quienes lo miraban y con la cara roja por la vergüenza se disculpó por la escena. Ellos no le recriminaron, mas bien comenzaron a hablar sobre sus propias preocupaciones, muchos estaban por entrar a exámenes también y estaban cansados de estudiar tanto; otros, los que ya no estudiaban, comentaban sobre sus días de estudios.
Aun así no se quedó mucho tiempo, con otra disculpa más se despidió 10 minutos después y con un humor insoportable, sabiéndose capaz de tirarle un almohadazo a su compañero, prefirió darse la vuelta y dormirse.

Durante la semana siguiente subió su video y rindió sus pruebas, repasando al apuro antes de cada una. Casi no pasó el día en su habitación, donde solo llegaba a dormir; incluso las dos pequeñas transmisiones que hizo fueron desde su facultad, mostrando el aula de estudio donde algunos de sus compañeros iban a refugiarse antes de las pruebas o mientas caminaba por el campus en dirección a la cafetería.
Prefirió no prender ninguna cámara en su cuarto ni aparecer por ahí hasta la noche, pues JiHoon mantenía su trinchera ahí. Si al llegar por las noches hacía ruido, aunque fuese algo muy pequeño, su compañero lo miraba como si estuviese planeando su asesinato.
Para el jueves, el estrés de su amigo había alcanzado niveles alarmantes y con él, el orden en su habitación. Cuando entró a su cuarto a las 10 de la noche lo encontró batallando contra su cama, rebuscando entre todos los libros que se habían ido acumulando ahí y refunfuñando contra ellos.
-Buenas… -Saludó más por educación que por deseo, sin embargo, fue ignorado. -El Grinch está a punto de despertar… -Murmuró para sí mismo mientras se deslizaba con prisa al baño y se encerraba ahí.
Y en efecto, dos minutos después escuchó como algo se estrellaba contra el piso, seguramente los libros de su compañero, seguido de una retahíla de juramentos y maldiciones. Diez minutos más tarde, con el agua goteando ligeramente de sus cabellos, se encontró con JiHoon tumbado boca abajo en el poco espacio que dejaban los libros en su cama.
Sin decir nada, hizo a un lado los cuadernos que estaban en la suya y comenzó a secarse el cabello, sentado con las piernas recogidas.
-¿Qué ocurre…? -Finalmente preguntó al bulto inmóvil sobre la cama.
El otro chico murmuró algo de mala gana, sin moverse, por lo que su voz sonó amortiguada por el colchón.
-¿Ah? -Vocalizó con cuidado, intentando mantener al pequeño Grinch tranquilo.
El más bajo movió la cabeza y lo miró con desgano, su voz sonó igual.
-No encuentro mi cuaderno de historia… y debo presentarlo mañana.
Él se mordió el labio cuando el chico regresó el rostro a su antigua posición, volviendo a ignorarlo. Se levantó de la cama sin hacer ruido y revisó una pequeña pila de libros casi oculta bajo otros papeles en el escritorio, sacando un cuaderno grueso del montón.
-Esto… JiHoon… -Le llamó, parándose a lado de su cama y empujando el pie del nombrado con su rodilla.
-¿Qué…? -Lo oyó mascullar.
-El cuaderno… aquí está…
El pequeño se levantó tan rápido que SoonYoung se sorprendió de su agileza y arrancó de sus manos el dichoso cuaderno.
-Tú… -La voz de JiHoon no presagiaba nada bueno. Aunque era más pequeño, y al estar sentado en la cama debía estirar su cuello para poder ver a SoonYoung a la cara, su expresión era capaz de ponerlo nervioso.
La altura no era nada más que un pequeño detalle cuando se tenía la mirada que el bajo le estaba dando en ese momento.
-¡Yo no lo cogí! -Se apresuró a declarar. -Bueno sí lo cogí, pero no porque quisiera…
La mirada que estaba recibiendo no lo ayudaba a controlar sus nervios.
-¿Entonces? ¿Les salieron patitas al cuaderno y caminó hasta tu mano?
Un sonrojo cubrió su rostro, pero trató de poner su mejor cara de ofendido al explicarse.
-Anoche, cuando dormías, tumbaste un montón de libros de tu cama. Yo solo me levanté a cogerlos y los puse en el escritorio, al despertarme no lo recordé y supongo que los cubrí con mis cosas sin darme cuenta…
Y aunque su tono ofendido había salido perfecto al principio, finalizó la frase con una voz de disculpa que ni siquiera entendía.
JiHoon miró su cuaderno y a él un par de veces más, hasta que se levantó, la diferencia de altura entre ellos notándose aún, y comenzó a recoger su desorden.
-A la otra simplemente ponlo en mi cama… -Fue la respuesta del otro, con un tono que tal vez para un desconocido sería hosco, pero que SoonYoung, quien conocía a la perfección al pequeño, sabía que era de disculpa.
-No había espacio… apenas cabías tú en la cama… -Aseguró tras regresar a su cama para pasarle los cuadernos que habían en ella.
-Entonces ponlos sobre mí…
No supo cómo interpretar eso por lo que, cansado, abrumado por tanta materia en su cabeza y aún con un examen por rendir, prefirió irse a dormir no sin antes decir: -Está bien, como desees…
No escuchó una respuesta, y al cabo de 10 minutos terminó durmiéndose.

Besos en vivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora