CAPÍTULO 12

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Haziel: ¡Aléjate de ella!

Asher: ¡Cuál es tu problema! ¡Ah!

Haziel: Será mejor que te calles por tu bien.

Se le notaba la furia en Haziel, estaba sumamente enojado. Quería golpearlo y destrozarle la cara, pero no lo haría. Nicolás estaba presente. Sin embargo su paciencia estaba a punto de colmarse, estaba haciendo un inmenso esfuerzo en controlarse aunque parecía imposible. Lo mejor era irse de ese lugar, así que sujetó la muñeca de Emilia.

Haziel: Ya nos vamos.

Asher: Pensé que estabas soltera... pero veo que no.

Emilia iba a responder pero Haziel se adelantó.

Haziel: No, ella no está sola. Ella me tiene a mí, así que aléjate de ella. Nunca vuelvas a acercártele o conocerás quién soy realmente.

Sin más la llevó rápidamente a Emilia y Nicolás al auto. Por parte de ella, estaba un poco temerosa de la actitud de Haziel, porque se le veía encolerizado. Llevaron a Nicolás a su casa en completo silencio. Christina ya había llegado y dio las gracias por cuidar de Nicolás. Emilia se despidió de ambos y regresó al auto con Haziel, sentándose a su costado.

Él arrancó el auto y emprendió la marcha. No le dirigía la palabra y su rostro perduraba una seriedad umbría. Tenía que hablar con él, no le gustaba cómo estaba comportándose, no le gustaba su lejanía, esa actitud indiferente hacia ella.

Emilia: Haziel, tenemos que hablar.

Él no volteó a mirarla ni le dijo nada.

Emilia: Sobre lo que ocurrió hace unos momentos...

Eso hizo que acelerara la velocidad de una manera violenta, lo cual la estaba asustando.

Emilia: Baja la velocidad por favor.

Solo provocó que aumentara la velocidad con locura.

Emilia: ¡Haziel detente! ¡El único que me interesa eres tú!

Provocó que Haziel detuviera el auto al instante, sus manos en el volante sin hacer nada, mirando perdido a la calle vacía, volteó a mirarla desorientado y sorprendido además.

Haziel: ¿Qué dijiste?

Emilia: Él no me interesa, lo iba a rechazar de todas maneras antes de que tú llegaras.

Haziel: Y si no hubiera sido así...

Se mostraba todavía algo enojado, agarró nuevamente el volante donde la luna reflejaba su anillo plateado. Así que Emilia se acercó despacio y sostuvo su mejilla suavemente, haciendo que la mirara fijamente a sus ojos.

Emilia: El único que me importa eres tú, solamente tú Haziel, nadie más...

Esas palabras hicieron que todos su enojo se vaya con la maravillosa sutileza, su forma amorosa de hablar solo para él. Emilia se acercó a su rostro y le dio un beso en la mejilla, depositando sus labios dulces unos segundos de sobra, cerrando sus ojos dándole ese pequeño pero enorme beso. Se separó de él poco a poco y le dedicó la sonrisa más  dulce, más bella que podía hacer.

Lo había aturdido, estaba pasmado con esa preciosa mujer. Su modo de verla, había ternura en su sombría mirada, pero también un amor que crecía mucho más, a escalones al cielo.

No pudo más.

Agarró su rostro entre sus manos y se acercó con el corazón y aliento detenido en el tiempo. Lo hizo, pudo depositar su beso en ella, un dulce beso para la preciosa mujer.

In the Name of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora