Señor jeon"-dije, dándome la vuelta. Nuestros ojos se encontraron por un momento, y una vez más me maravillé con su belleza. Rompiendo el contacto con mis ojos, su mirada recorrió la sala.
-"Señorita lee"-dijo secamente-"Haré la presentación para los socios en la cuarta planta."
-"Perdone?"-pregunté, sin poder ocultar el shock de mi voz-"Por qué iba a hacer eso? Siempre usamos esta sala. Y por qué ha esperado al último minuto para decírmelo?"
-"Porque, señorita lee"-añadió, poniendo los puños sobre la mesa-"Yo soy el jefe. Yo pongo las normas, y yo decido cuando y donde se hacen las cosas. Quizás si no estuviera soñando con ventanas, tendría tiempo para hacer su trabajo. Cree que puede arreglárselas, señorita lee?"-dijo clavándome la mirada.
Maldito culero. Dónde está el esparadrapo cuando se necesita? Imágenes mías cortando su cuello y cogiendo un bate de baseball para romper su deportivo negro invadieron mi mente. Tuve que controlarme para no saltar la mesa y estrangularlo. Una sonrisa petulante se cruzó en su cara; y con cada segundo que permanecí callada, su placer parecía crecer más y más.
Ohhh... así iban a ser las cosas. Bueno, a este juego podían jugar dos.
-"Oh, por supuesto, señor jeon. No se preocupe por nada"-le dije para pincharlo, sonriendo dulcemente para él-"De todos modos en esta sala nada dura más que unos pocos minutos."
Bien, eso borró su sonrisa petulante. Abrió la boca como si me fuera a responder, pero la volvió a cerrar. Apretó los puños con fuerza, y parecía que temblaba de rabia. En todo el tiempo que llevaba trabajando para él, nunca lo había visto tan enfadado; y yo disfrutaba cada minuto de esto.
Nos quedamos de pie, mirándonos el uno al otro, solo separados por la enorme mesa; la electricidad podía palparse por toda la sala. Una vez, abrió la boca para hablar, pero cambió de idea. Y sin decir nada, se dio la vuelta con rapidez, saliendo de la sala, dando un portazo detrás de él.
Era incapaz de aguantar la risa que se acumulaba en mi pecho. Con quién se creía ese gilipollas que estaba tratando? Una vez más, me toqué el trasero y sonreí... bragas poderosas. Me sentía literalmente embriaga de poder. Recogí todo, colocando los documentos en una caja y salí hacia el ascensor.
Giré la esquina para entrar en la sala, y mis ojos se encontraron inmediatamente con los del señor jeon. Sentado en su silla, con las manos tendidas enfrente de mí, aparentemente seguía enfadado, por la expresión de su cara. Pero mi atención se volvió rápidamente hacia la persona que estaba detrás de mí.
-"Déjame ayudarte con eso, tn."-dijo amablemente, con tono paternal mientras le daba a su hijo una mirada de reproche.
-"Gracias, señor kim."-dije en agradecimiento, mientras cogía la pesada caja de mis manos.
-"tn"-dijo, con una sincera sonrisa en su cara-"Cuántas veces tengo que pedirte que me llames namjoon?"-Puso la caja en la mesa de la sala, y se sentó junto a su hijo. Namjoon era tan atractivo como sus dos hijos. Alto y delgado, compartían las mismas perfectas facciones. Tenía canas en las patillas, pero seguía siendo uno de los hombres más guapos que había conocido.
-"Lo siento, namjoon"-respondí alegremente-"Cómo está anne?"-Una sonrisa iluminó su cara al pensar en su esposo.
-"Bien, está bien. Sigue diciéndome que vengas a cenar."-añadió con un guiño. No se me escapó que el señor jeon resopló y puso los ojos en blanco.
-"Pronto. Lo prometo."-añadí asintiendo con la cabeza-"Dale un abrazo."
Escuché pasos detrás de mí, y no sorprendí cuando sentí un cálido beso en mi mejilla, haciendo que me riera.
-"Buenos días, tn"-dijo tae mientras entraba en la sala-"Siento llegar tarde, chicos. Supuse que la reunión sería en vuestra planta."
Intercambié una mirada de suficiencia con el señor jeon. Miré hacia otro lado y sonreí abiertamente para tae, mientras colocaba los documentos sobre la mesa- "Buenos días, señor kim. Cómo está su guapa mujer?"
-"tn"-gruñó-"Por favor llámame tae. El señor kim es mi padre. Y esa mula pedante de ahí."-dijo señalando a su hermano, que se levantó y lo miró-"Y somi esta perfecta, como siempre. Quiere que le presentes a esa amiga tuya que trabaja para esa casa de diseño."-dijo cogiendo una silla.
-"Oh, hwasa? Por supuesto, tae. Dile que la llamaré algún día de esta semana."-añadí, asándole sus documentos. Me moví por la mesa y puse la carpeta de la presentación enfrente del cab.ron de mi jefe-"Aquí tiene, señor jeon."-dije fríamente. Sin mirarme apenas, empezó a leer sus papeles.
-"Señorita lee"-respondió-"Asegúrese de que el equipo de proyección está preparado antes de tomarse su café."-Bien, no iba a decir eso de "Llámame jungkook." Gilipollas. Justo cuando iba a irme, la grave voz de tae me detuvo.
-"Oh tn, mientras estuve arriba esperando, encontré esto en el suelo."-Miré hacia abajo, y vi dos botones de plata vieja en la palma de su mano-"Podrías preguntar por ahí por si alguna de las otras secretarias los han perdido? Parecen muy caros. Y cómo puede alguien perder dos botones de la camisa sin darse cuenta?"-dijo, riendo y sacudiendo la cabeza.
Igual era yo, pero juro que el aire se me escapó con un sonoro jadeo. Había olvidado por completo los botones-"Umm... sí... claro, tae."-dije, tartamudeando.
-"tae, puedo verlos un momento?"-el culero de repente se metió en la conversación, cogiendo los botones.
-"Pero, señorita lee..."-dijo, con su sonrisa petulante-"No tiene usted una blusa con botones como estos? Me da la sensación, bueno, no soy un experto, pero parecen bastante caros."
Eché una ojeada a la sala; tae y nam parecían no estar atendiendo, inconscientes de la conversación que estaba teniendo lugar delante de ellos. El señor jeon se puso de pie, y rodeó la mesa. Cogió mi mano, y pasó un dedo desde el interior de mi brazo hasta mi mano, dejando los botones en mi palma y cerrándola. Mi respiración se quedó atrapada en mi garganta, y mi corazón palpitaba con fuerza contra mi pecho. Sentí como se me endurecían los pezones y la garganta se me quedaba seca. Se inclinó, acercándose a mí, y con su aliento caliente en mi oreja, susurró.
ESTÁS LEYENDO
ꜱᴇx ᴡɪᴛʜ ᴍʏ ʙᴏꜱꜱ
FanfictionSu mano se levantó despacio de su regazo, y la puso sobre la parte baja de mi espalda, descendiendo, hasta posarla sobre mi cu.lo. -"La compañía de impresión puede hacer esto"-Paré a mitad de la frase, con la respiración atrapada en mi garganta, y m...