cap 8

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No podía entender cómo demonios pude bajar esas escaleras sin matarme. Estaba huyendo... simple y llanamente. Escapé de allí como si estuviera en llamas, dejando solo al señor jungkook en el rellano, con lamandíbula tensa, la ropa descolocada, y con los pelos alborotados, como si hubiese sido abusadosexualmente.

Llegué al último piso dando un saltito, lo que no era tarea fácil llevando estos zapatos. Empujé la puerta demetal y me apoyé en la pared, jadeando. Qué cara.jo acaba de pasar? Acabo de tirarme a mi jefe en las escaleras? Se puso entre mis piernas? Ahogué un grito poniendo mi mano en la boca. Se lo ordené? Oh,Dios... Qué demonios me pasaba? Aturdida, caminé de la pared hasta el baño más cercano dando traspiés.Era la hora del café, y la cafetería estaba en la planta de abajo así que ,gracias a dios, estaba bastantevacío. Entré, hice una rápida comprobación a todos los puestos, y me aseguré de que no había nadie y cerréla puerta del baño con llave. A medida que me aproximaba al espejo, me estremecí. Mier.da. Tenía elaspecto de alguien que había sido montada y la habían dejado seca. Había escuchado el término "reciénfollada" antes, pero no me había percatado hasta ahora.

Mi pelo era una jodida pesadilla. Todas mis perfectas y estilosas ondas eran ahora un montón de rizos indomables. Aparentemente al señor jeon le gustaba mi pelo suelto. Casi nunca llevaba el pelo de esa manera, solo cuando me ponía este vestido. Pensar en la manera que sus manos agarraban mi pelo mientras me besaba, hacía que me temblaran mis "partes femeninas bien trabajadas recientemente." Uf, me encogí de hombros. Debería recordar eso para futuras referencias. Qué? De dónde había sacado eso? Ciertamente no iba a hacerlo. Ugg! Golpeé la encimera con el puño y me acerqué más para inspeccionar los daños.

Tenía los labios hinchados, el maquillaje emborronado, el vestido me colgaba de cualquier modo y una vez más, había perdido las bragas. Joder. Ese era el segundo par. De todos modos, dónde cara.jo estaban? "Oh dios!"-dije con pánico. No estarían amontonadas en algún lado de la sala de conferencias, no? A lo mejor él las recogió y las tiró. Debería preguntarle, pensé mientras caminaba de un lado a otro por el baño. Sí, claro. Eso no iba a pasar. No iba a darle la satisfacción de reconocer esto.. esto?... que cara.jo era esto?

Sacudí la cabeza, frotándome la cara con mis manos. Dios, estaba hecha un lio. Cuando entré esta mañana, tenía un plan. Iba a entrar en su despacho, tirarle el recibo en su bonita cara y mandarlo a la mier.da. Pero estaba tan endiabladamente sexy con ese traje, y su pelo parecía una señal de neón que gritaba "házmelo." Perdí toda la cordura. Dejé el sobre encima de su mesa y salí sin decir una palabra. Patética. Qué me hacía para que mi cerebro se ablandara y mis bragas se mojaran?

Esto no estaba bien. Cómo cara.jo iba a encararlo sin imaginármelo desnudo? Vale, no del todo desnudo. Técnicamente todavía no lo había visto desnudo, pero lo poco que había visto hacía que temblara de nuevo. Oh dios. Acabo de decir "todavía?" Y que iba a hacer yo? Podría dejar el trabajo. Pensé sobre eso durante un minuto y no me gustaba la manera en que me hacía sentir. Adoraba mi trabajo, y el señor jeon podía ser un gran capullo pero llevaba tratando con eso nueve meses. Además de las razones obvias, la verdad es que era un genio en el mundo de la publicidad. Toda su familia lo era.

Y eso era otra cosa; su familia. Namjoon era el presidente de Uckermann Inc., y como un
padre para mí. Mi padre había vuelto a Seattle, y cuando comencé de recepcionista mientras seguía en la universidad, había sido muy amable conmigo. Todos lo habían sido. Su hermano, taehyung era otro jefe ejecutivo y era el chico más simpático que había conocido nunca. Apreciaba a todo el mundo de aquí, así que dejar el trabajo simplemente no era un opción.

Con esa decisión, supe que necesitaba un plan de acción. Tenía que seguir siendo profesional y asegurarme de que nunca, nunca, volvería a pasar. Con seguridad, este había sido, el sexo más ardiente e intenso de toda mi vida. Y quizás, había usado mi cuerpo como un juguete, un simple toque suyo prendía fuego a todos mis sentidos, y dejaba a mi cuerpo pidiendo más. Pero yo era fuerte, una mujer independiente. Mi mente y mi cuerpo no estaban regidos por la lujuria. Tan solo tenía que recordarme a mí misma lo gilipollas que él era. Era un mujeriego, arrogante, un cerdo, un niñito engreído. El mundo giraba a su alrededor, y la única persona de la que se preocupaba, era él mismo. Era un cerdo repugnante, y odiaba todo lo que tuviera que ver con él.

-"Uhmmm"-murmuré, orgullosa de mi misma, sonriendo ante el espejo. Demonios, esto iba a ser más fácil de lo que pensaba. Sintiendo una nueva oleada de determinación, me arreglé el vestido y el pelo lo mejor que pude, y me marché del cuarto de baño. Rápidamente me agencié el café que había salido a buscar, y me dirigí a la oficina, evitando las escaleras. Tomando aire profundamente, abrí la puerta exterior de la oficina y entré. La puerta del despacho del señor jeon estaba cerrada, y no escuché ruido proveniente del interior. Quizás haya salido. Como si yo pudiera tener tanta suerte. Sentada en mi silla, abrí el cajón y saqué el neceser, retocándome el maquillaje antes de ponerme con el trabajo. La última cosa que quería era encontrarme con él, pero si no iba a dejar el trabajo, tendría que hacerlo todos los días.

Abriendo el calendario, me sentí aliviada al ver que me las había ingeniado para copiar todos los horarios y solo tendría que reemplazarlos en mi BlackBerry. Mirando la agenda, me di cuenta de que había unapresentación para los demás socios el lunes. Hice al mueca al darme cuenta de que no tenía más remedio que hablar hoy con él. También tenía una convención en Seattle el próximo mes, lo que no solo significaba que iba a estar en su mismo hotel, sino también en el avión, el coche de la empresa y cualquier reunión que surgiera. Iba a ser algo muy incómodo.

Durante la siguiente hora, o por ahí, que estuve trabajando, me encontré a mí misma mirando a su puerta. Y cada vez que lo hacía, empezaban a revolotear mariposas en mi estómago. Esto era ridículo! Qué cara.jo pasaba conmigo? Cerré el fichero que estaba mirando y apoyé mi cabeza en las manos cuando escuché abrirse su puerta. El señor jeon salió, sin mirarme a los ojos. Se había arreglado la ropa, llevaba el abrigo sobre el brazo y su maletín en la mano, pero su pelo seguía siendo el mismo desastre desde que lo había dejado.

-"Me tomo el resto del día libre, señorita lee"-me espetó-"Cancele todas mis citas y haga los ajustes necesarios."-Estaba casi saliendo por la puerta cuando me encendí.

-"Señor jeon"-dije fríamente, haciendo que se detuviera, con su mano en la puerta.-"Usted y sus socios tienen una presentación el lunes a las 10:00."-le dije a su espalda. Seguía de pie, como una estatua, con los músculos tensos y sin mirarme a los ojos-"Los informes, portafolios y las diapositivas estarán en la sala de conferencias a las 9:30 del lunes."-Estaba disfrutando con esto. No había nada en su semblante que dijera "comodidad." Asintió y comenzó a abrir la puerta cuando volví a detenerlo-"Y, señor jeon ?"-añadí, con un toque de sarcasmo en mi voz-"Necesito su firma en estos informes de pagos antes de que se vaya."-Sus hombros bajaron ligeramente mientras exhalaba un profundo suspiro, y se dio la vuelta, dirigiéndose a mi mesa. Sin mirarme, se inclinó sobre la mesa y le dio la vuelta a los formularios. Estaba enfrente de él, y puse un bolígrafo sobre la mesa-"Por favor, firme donde están las etiquetas, señor."-Su mano se detuvo a mitad de las firmas, y levantó lentamente la barbilla, clavando sus ojos en los míos. Nos miramos por lo que parecieron minutos, sin mirar a otro lado, con los únicos sonidos del gran reloj de estilo Art Deco de la pared y nuestras respiraciones descompasadas. Tenía las aletas de la nariz y la mandíbula apretadas mientras sus ojos seguían clavados en los míos. Mis pezones se endurecieron y mi corazón se aceleró, y por un breve momento tuve el impulso irresistible de inclinarme y chupar su labio inferior.

-"No me pase ninguna llamada!"-espetó, firmando rápidamente el último formulario, y dándose la vuelta para irse, sin decir nada.

-"Capullo."-murmuré para mí misma mientras veía como desaparecía por la puerta. Decir que mi fin de semana había sido una mier.da, era quedarme corta. Apenas comí, apenas dormí y cuando conseguía hacerlo un poco, mis sueños eran interrumpidos con imágenes de escapadas sexuales en diferentes localizaciones, y momentos de desnudos. La mañana del sábado, me levanté de mal humor y frustrada, pero me las apañé para alejarme de esa mier.da, y hacer las tareas a la casa y la compra, junto con las demás tareas mundanas que conlleva la vida cotidiana.

ꜱᴇx ᴡɪᴛʜ ᴍʏ ʙᴏꜱꜱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora