Una noche en el bosque••Yugkook

veintinueve.

Jungkook bajó en su parada de autobús, que terminó en la dirección en la cual él se dirigía. Ha pasado demasiado tiempo desde que no aparecia por aquellos lados.

Desde el momento en que sus abuelos empezaron a confiar más en la palabra de la víbora de su tía, ni siquiera le dirigieron la palabra a su padre. Jungkook al darse cuenta de los malvados pensamientos que tenía su tía hacia sus padres, decidió volver a vivir con sus padres.

Jungkook en su niñez vivió con sus abuelos, hasta la edad de trece años. Sin importar de ser tan joven, sus abuelos sabían lo inteligente que era a la hora de entender las situaciones, por esa razón no se negaron a que su nieto quisiera vivir de una vez con ellos.

Recordando su niñez y sin darse cuenta, llegó a la entrada de la gran casa de aquel barrio habitado por ancianos.

El azabache tocó timbre el cual se escuchaba como retumbaba por dentro del lugar, aquella casa era demasiado grande, era la casa perfecta en donde su padre e cinco tíos se habían criado, crecieron y vivieron allí hasta que hicieron su propia vida.

Por fuera seguía igual de cuidada a como cuando era un niño, se veía como pintaron la parte de afuera hace poco, esa casa fue diseñada especialmente por su "queridísimo abuelo", realmente una belleza.

Jungkook salió de sus pensamientos al escuchar el golpeteo de tacones los cuales cada vez se oían más cerca, mordió sus labios. Esos tacones, esos ruidos de tacones, eran los sonidos que siempre traían recuerdos se su niñez a su cabeza.

De repente la puerta se abrió y lentamente levantó su vista, viendo como la expresión de confusión de su abuela cambiaba a una de sorpresa y lágrimas se asomaban a sus ojos. La señora no aguantó un segundo más y terminó abrazando el fuerte cuerpo de su ahora, adolecente, nieto.
La anciana solo tenía recuerdos de cuando él estaba en la pre-adolecencia, entonces a penas lo reconoció no puedo evitar que sus lágrimas nublaran su vista y su cuerpo se lance al del menor con desesperación de sentirlo cerca.

Cuando Jungkook decidió volver a vivir con sus padres los dos ancianos se quedaron completamente solos, sentían la ausencia de su querido nieto al cual eran muy cercanos, pero tampoco podían negarle volver con sus padres.

Entonces Jungkook entendió que para él no significaba nada no pasar tiempo con el par de abuelos, en esos tiempo él no los extrañaba en cambio ellos a él sí, y eso terminaba por sentir como sí aplastaran su corazón, siendo solo su culpa.

Quiere pedir perdón pero sabía que no serían verdaderas disculpas, en cambio recibe palabras que lo dejan a él sorprendido.

—Lo siento tanto, mi gookie—la voz de su abuela se oía temblorosa por el llanto anterior.—no era mi intención lastimar tus sentimientos, realemente lo siento.

Jungkook quería llorar, gritar, patalear como un niño. No quiere pensar ni saber cuanto tiempo sus abuelos estuvieron con esa culpa, por su culpa, por su actitud y su despreocupación. Pensó en Yugyeom y su situación, ahora queriendo ponerse en sus zapatos se imaginaba un poco el dolor que sentía este por perder esa parte importante de la familia.

—No te disculpes, abuelita—besa su mejilla.—eres la más linda siempre, ya no llores.—le sonríe mirandola a los ojos.

La mujer adulta enseguida corre a la oficina de su esposo, diciéndole al menor que esperase en el living, mirándolo de reojo con una sonrisa en su rostro, una vez más sin poder creer que estaba Jungkook frente a ella.

Jungkook en el sofá de living quedó mirando las paredes donde hay puras fotos familiares. Ve fotos de él desde pequeño hasta en este mismo año, fotos de cuando hacía artes marciales de niños, juveniles y kickboxing ya de grande, lo que fue hace meses atrás. Al parecer su madre le llevaba aquellas imagenes, o tal vez su hermano mayor.

Era de esperarse ya que los unicos que no iban de visitas a esa casa eran su padre y él.

Cuando terminó de ver todos sus retratos se escuchó como se abría la puerta que separaba el living de la entrada y vió a su abuelo, quién se encontraba con la boca entre abierta. Jungkook no pudo hacer nada más que ir con una sonrisa a abrazarlo, lo abrazó con tantas fuerzas y por primera vez escuchó como su abuelo sollozaba suavemente.

—Ya~—dice tiernamente Jungkook.—no seas sensible, cada vez más viejo más sensible—bromea, recibiendo un leve golpe de su abuelo.

Luego de varios minutos hablando, almorzaron juntos y ambos ancianos a cada minuto le hacían saber lo felices que se sentían por estar compartiendo una comida con su nieto, como cuando era pequeño.

—Escuche sobre lo que eres—el anciano señaló su propio pecho.

Jungkook asintió soltando un suspiro, aún no entendía algunas cosas, puede que lo controle aveces pero al parecer no lo suficiente, últimamente lo sentía desesperarse más y más.

—¿Qué es ese suspiro?—pregunta con cautela su abuela. El menor solo da un levantamiento de hombros como respuesta.

—No tienes que preocuparte mucho...—carraspea su garganta.—o tal vez sí.—el menor lo mira con confusión.—el kitsune es un zorro poderoso, sus colas van a ir saliendo a medida que vaya creciendo, si no puedes controlarlo rápidamente estarás en problemas, ¿te explicaron algo?...

—Sí, tía HyeJi me explicó—se pone recto.—me dijo que era demasiado raro que se haya presentado a esta edad, siendo que lo normal es a los doce años de edad. También me dijo lo mismo que tú.

Que los ancianos se hayan metido profundamente en sus propios pensamientos, desesperó a Jungkook.

—Jungkook, tu zorro ya tiene más de tres colas.—mira a los ojos a su nieto.—¿lo sientes algo alterado, últimamente?—Jungkook asiente.—está creciendo, y eso es peligroso si no puedes conectar con él. Tienes que tener cuidado estos días, no confíes en nadie y trata de conectarte con tu zorro, ¿bien?—pregunta con preocupación notable en su voz.

Jungkook claramente no iba a desobedecer a su abuelo sabiendo que tiene experiencia con lo sobrenatural, después de todo es uno de los primeros en el arbol genealógico.

Jungkook estaba asustado, pero no lo demostraría frente a ellos.