Una noche Jungkook y sus amigos decidieron explorar en el bosque y confirmar si en verdad se encontraban cosas extrañas allí. Lo que no se esperaba es que desde esa noche, todo cambiaría en su vida.
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➡Historia completamen...
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—Ve al asilo y busca pistas o algo.—le habla al joven que tenía en frente.
El joven chico asentía a cada palabra de mando que le daba su jefe, sabiendo la situación, haría lo que sea para ayudar al alfa.
Jaebum estaba parado a un lado de Yugyeom escuchando cada cosa que mandaba a hacer. Entendia a su hermano menor, en serio lo entendía. Está vez era sorprendente para el pelinegro que su mayor no se haya negado a su plan de venganza.
El plan de venganza lo habían hecho juntos, planearon todo de una manera inexplicable. Jamás tuvieron un plan tan bien formado como aquél. Se notó cuanto necesitaban que eso pase. En el plan habian dos opciones, una de esa demostraba que quienes pudieron haber sido y cada uno le pertenecia tal tipo de venganza.
Yugyeom los haría pagar y sufrir, los haría llorar, hará que sientan el dolor qué sintió él, el dolor de su hermano, el dolor de su querido abuelo antes de que sucediera su final. Lo pagarán.
El joven se retiró con lo dicho, repasando en su mente cada una de las palabras dicha. Comenzó a buscar a sus dos compañeros para comenzar con lo mandado.
Jaebum se sienta frente de Yugyeom, mirando como este estaba con su cabeza hacia atrás en el respaldo, mirando el blanco techo.
—¿En que piensas?—pregunta rompiendo el silencio que se había formado.
Yugyeom da una sonrisa tan sádica que hasta le causó escalofríos. Había sentido miedo con solo una sonrisa, pero no era la de cualquiera. Era la del lobo más aterrador existente, su propio alfa se sintió intimidado con aquellos rojos ojos.
—En mil maneras de hacer sufrir a alguién.—ríe silenciosamente.
Jaebum niega tranquilamente, sabía que el menor cumpliría con sus palabras, él nunca dejaría que se metan con lo que quieren.
—¿Como es que decidiste salir de casa?—su curiosidad parecía ganarle.—parecias muerto en vida y sin ganas de dar una pisada aunque sea fuera de tu habitación.
Yugyeom solamente sonrió.
No obtuvo respuesta alguna decidiendo no preguntar más para no molestar al menor. Era tan raro.
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