dieciséis.

397 46 8
                                    

El hombre mayor estaba sentado frente el cristal mirando el paisaje del lugar, ese paisaje que ya conocía por completo, tanto así que podía guiarte al lugar con los ojos cerrados

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El hombre mayor estaba sentado frente el cristal mirando el paisaje del lugar, ese paisaje que ya conocía por completo, tanto así que podía guiarte al lugar con los ojos cerrados. Un día más en ese aburrido lugar, solo, sin familia, ni amigos que lo aprecien de verdad, estaba harto.

El joven que estaba sentado a un lado pero un poco más atrás de él, era su nieto, la unica persona que al parecer sabía de su existencia, pero eso no lograba llenarle el corazón como él quisiera, aún así no le negaba a su joven nieto lo agradecido que estaba por acordarse de él.

—¿Como estás tú?—pregunta el anciano luego de haber pasado un largo rato en silencio.

El joven estaba con sus manos juntas, sus codos en sus muslos, mirando a su abuelo decaído sintiendo una presión en su pecho, sabía lo que iba a pasar.

—Bien, sigo vivo... es lo bueno, supongo—rodó los ojos, restándole importancia al asunto.

El anciano ríe en silencio mientras niega con su cabeza. El joven chico de pelo negro y ropa oscura, en realidad no era su familia, es un niño que encontró abandonado en un lugar oscuro y frío, fue criado por él y desde ese momento es llamado nieto para que nadie sospeche, en ese mismo tiempo, su familia lo abandonó.

—¿Sigues escapando?—su rostro es serio pero pacífico, no mostraba molestia alguna, solo estaba hundido en sus pensamientos.

El chico soltó una risita sarcastica mientras negaba con su cabeza. Claro que no, él jamás escapaba, él no le tenía miedo a nada y aquello le enseñó él, el anciano que tenía en frente de sus ojos, cual le estaba dando la espalda ahora mismo.

—Yo no escapo, ellos son lo suficientemente tontos para no poder atraparme.—suspira mientras pasa sus dedos sobre su cabello haciéndolo hacia atrás nerviosamente.

No le gustaba cuando tenían esa conversación, de alguna manera siempre terminaban en el mismo tema.

—Jamás te tomaste el tiempo de saber lo que quieren o intentan contigo...—dió vuelta su silla de ruedas, para mirar directamente al menor.—manejas a personas, puedes crear un plan saber lo que planean ellos contigo, pero no lo has hecho.

—Me vienen siguiendo hace años, ¿que esperas que haga?—frunció su entrecejo.—es suficiente para sospechar de ellos.

—¿Vas a seguir con la tonta excusa de lo que te ha dicho él?—se acerca un poco más al joven.—¡no puedes vivir así, de los recuerdos!—elevó un poco su tono de voz.—hijo... ahora eres grande, es momento de hacer lo tuyo, no estas solo y tampoco te quedaras solo, tienes con que defenderte si algo sucede, pero hazme ese favor, investiga que es lo que buscan de tí.

El pelinegro no entendía porque su abuelo deseaba tanto eso, pero si lo queria así, asi iban a ser las cosas. Al menos una vez, le tendría que hacer caso al débil anciano quién lo crió.

Una noche en el bosque••YugkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora