Capítulo 20.

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- ¿ Como está ella? - apenas llegaba a ese lugar mis ojos se cristalizaban de solo pensar que mí madre estaba allí en coma, durmiendo hace meses.

- Tu madre está correspondiendo a los medicamentos que le damos a diario.

- Pero, aún no se despierta.

- Es normal, está en coma vegetal, sufrió un gran accidente, es normal que su cuerpo aún no reaccione, pero quédate tranquilo, y esta vez va a en serio, tu madre saldrá de todo peligro.

- Gracias Romina. - agradecí gentilmente.

- Es mí trabajo. - sonrió.

(…)

- Todo estará bien. - mí amiga acaricio mí mejilla.

- ¿Y si no lo está? - sacudí la cabeza. - Es cáncer, casi nadie se salva del cáncer.

- Pero tu madre puede ser una excepción.

- ¿ Que estoy haciendo mal? - suspiré. - Ya lo sé, no he estado con ella, estuve trabajando como loca, ese trabajo se volvió una adicción para mí que no puedo dejar, es muy difícil dejarlo.

- Si me hubieses escuchado Bar.

- ¿Y que querías que hiciera? ¡Por dios! Estaba entre la espada y la pared. - me detuve en seco. - No sabía que hacer. - una lágrima se derramó por mí mejilla.

- Tranquilizate, ¿Okey? Tu madre es fuerte, saldrán de todo esto.

- Eso espero, ya no veo la hora de que todo acabe y estemos bien de nuevo, como antes.

(…)

- Así era. - abrió sus bracitos mostrándome que tan grande era la montaña rusa por la que había subido

- ¿Tan grande? - reí ante su demostración.

- ¡Si! - sonrió emocionada. - No tendría que haber comido ese perro caliente. - se frotó el estómago haciendo cara de disgusto.

- Te lo dije pequeña. - negué con la cabeza riendo. - no es buena idea comer antes de subir a alguno de esos juegos grandes, te revuelven el estómago.

- Ahora ya lo sé hermanito.

A lo lejos pude notar una cara muy familiar. Estaba parada en frente de una chica que me sonaba conocida pero no pude descifrar quien era.

- ¿Te encuentras bien, bobo? - me saco de mí pequeño trance. - a quien ves? - me agache quedando a su altura.

- Si, es que... Ves esa chica que está ahí? - apunte a dónde se encontraba ella con la otra chica. - esa la de cabello castaño claro.

- Si, ¿ Es tu novia?

- No. - negué. - ojalá lo fuera.

- Es la chica que te gusta, ¿Cierto?

- así es.

- ¡Entonces vayamos dónde está ella! - me tomo de la mano y me llevó a la fuerza dónde estaban esas dos chicas, por la cual una de ellas me volvía loco.

- ¡Hola! - saludó mí pequeña hermanita.

- hola. - saludó amablemente la chica que la acompañaba.

- hola hermosa, ¿Como te llamas?  - hablo ella, tan hermosa como siempre.

- Me llamo Emily. - sonrió inocentemente. - y él es...

- ¿Quien? - preguntó confusa.

- Es que venía con mí hermano, es un poco tímido. - se dio la vuelta para buscarme. - Él es Christopher, ¿Lo conoces?

Tu prostituta favorita (Christopher Vélez y tu) HOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora