Capítulo 16

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- Barbie, está Estefi abajo. - me sacó la sábana que tenía arriba. - ya levántate, tienes que prepararte para la uni.

- Si si, ya voy mamá. - dije aún con los ojos cerrados.

- Soy Rocío boba, dijo mamá que te levantes rápido si no quieres que te echemos agua arriba de tu cara fea.

- andate de mi cuarto, ya me levanto. - me levanté, la agarre del brazo a mi hermana y la saque afuera de mi cuarto. - ya estoy cansada de que entres en mi cuarto! - grité.

Agarré una toalla y me fui a mi baño a darme una ducha rápida.

20 minutos salí, me cambié, me peine y me maquille un poco para tomar aún mi cara de dormida y mis ojeras.

- al fin! Ya me estaba haciendo vieja de esperar. - me vio mi amiga bajando las escaleras.

- no exageres. - Rei.

- ¿Vamos? Se hace tarde.

- tomen chicas, les preparé un desayuno para que no se vayan con el estómago vacío.

- yo ya desayuné pero gracias señora Cooner.

- adiós mamá. - besé su mejilla, Estefanía hizo lo mismo.

- ¿no quieren que las lleve chicas?

- no mamá, vamos caminando.

(…)

- ¿Todo bien? - íbamos caminando. - en el prostíbulo.

- todo perfecto si. - suspiré. - Estefi. - llame su atención.

- Dime.

- Si mamá y papá vuelven a su trabajo... Yo seguiría trabajando en el prostíbulo.

- Bárbara, ¿Que tienes por la cabeza? ¡Por dios! Estas loca. Es en serio?

- solo quería contarte esto, no me juzgues, ya voy trabajando como dos meses ahí, y si me gusta, me tratan todos súper bien, hasta el jefe, ¿por qué no puedes apoyarme en esto? Eres mi amiga.

- Si, lo soy. - se detuvo para mirarme. - para eso estoy, para apoyarte y para hacerte entender que es lo que está bien y que es lo que está mal, sabes que siempre estaré para ti, pero no puedes estar diciendo esto ¡por dios! Amiga date cuenta que esto te va a traer problemas con tus padres. - me tomó de las manos. - está bien, eres grande y tú puedes tomar tus propias decisiones, pero razoná todo esto, date un tiempo para pensar, está mal! ¿Que piensas que dirá tu madre cuando se entere de todo esto? Las mentiras tienen patas cortas, acuérdate de esto, tarde o temprano todo esto saldrá a la luz.

- no lo sé, pero igual, tengo tanto que agradecerte porque a pesar de lo que hago sigues a mi lado.

- Siempre lo estaré Barbie. - me abrazó.

De alguna manera ella tenía razón, pero no podía salirme de ahí, ya era una obsesión que tenía, cojer y que me paguen, me gustaba, y sabía que no iba a hacer fácil salir de esa adicción, ya era tarde, no iba a poder salir.

En eso sonó mi celular.

"Jefe Leonardo"

- ay no!

- que tienes? Vas a contestar?

- Si. - contesté. - hola Jefe. - dije nerviosa.

- querida donde estas? Tienes un cliente hoy aquí.

- Si, lo siento, es que... Estoy en la universidad, recién estoy entrando y salgo dentro de 4 horas.

- tienes que comprometerte si quieres seguir aquí, más te vale que estés por aquí en seguida, inventa una excusa o lo que quieras para venir.

- pero...

- pero nada Bárbara! Este cliente es uno de mucho dinero y te pagará más de lo que te pagan otros.

- está bien, veo como hago y estaré pronto por allá. - colgué.

- ¿Que pasó?

- era Leonardo, mi jefe, tengo que irme.

- Barbie no puedes irte, ni siquiera hemos entrado!

- cúbreme si? - le suplique. - por favor amiga.

- está bien, ve pero me debes una.

- gracias, te amo. - besé su mejilla y me fui.



- señor Leonardo.

- qué bueno que estás aquí, el señor Rubén te está esperando ya un poco enojado en el cuarto.

- Leonardo!!! - una compañera de unos 30 años aproximadamente se acercó a nosotros enojada, nunca tuve la oportunidad de hablar con ella, por suerte, parece desagradable.

- que ocurre Laura? - le preguntó Leonardo.

- donde está Christopher? - había preguntado por Chris? El hijo de Leonardo? Capaz no será él, no es el único en llamarse así.

- Christopher mi hijo?

- Si, el mismo. - efectivamente era ese Christopher.

- No puede venir. - dijo seco.

- pero sabes que él es MI cliente.

- Laurita hay muchos hombres por aquí, puedes elegir a quien quieras.

- pero yo lo quiero a él! Es el único joven.

- pero es mi hijo.

- dale, no seas malo. - puso cara de perrito, ayy! Que mal me cae está señora.

- está bien, me convenciste, lo llamaré.

- Gracias! - gritó con su voz chillona.

- Barbie querida, que haces aquí todavía?

- y encima escuchando nuestra conversación, que desubicada.

- ¿no era que Christopher tenía la entrada prohibida aquí?

- ¿y tú qué sabes?

- nada, disculpe, me iré, tengo un cliente que satisfacer.

- me parece bien. - definitivamente esa señora me caía de lo peor.


Tu prostituta favorita (Christopher Vélez y tu) HOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora