Capitulo 28

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Lo abracé, lo tuve en mis brazos, él me abrazó muy fuerte y me besó, me besó como si el mundo no existiera. Éramos él y yo, lo besé cómo nunca había besado a nunca a nadie, como si fuera el último día de nuestras vidas.
La amaba, y no me había dado cuenta, lo quería, y no quería soltarlo jamás.
Nunca había sentido un amor con el que siento ahora, nunca jamás había sentido este sentimiento, raro, muy raro.

— Lo siento. — se separó de mí.

— Está todo bien. — sonreí.

— Lo siento, en serio. — odiaba verlo así.

— Olvídate, no pasa nada, Chris. — sonreí de lado. — ¿Quieres hablar con alguien? — tomé aire. — capaz no sea la persona indicada para que me cuentes tus cosas, pero soy la única que está a tu lado en este momento. Así que si quieres confiar en alguien acá estoy para lo que quieras, ¿está bien?

Él asintió.

— Tienes razón. — me tomó de las manos. — tú eres la persona indicada para contarte mis problemas, Barbie. — me dió una pequeña sonrisa. — Pero no quiero aburrirte con mis problemas.

— Claro que no, Christopher. Al contrario. — ahora era yo quien tomaba sus manos. — necesitas a alguien, y acá estoy yo para escucharte y desahogarte.

— Gracias, pequeña.

— Vayamos a otro lado mejor. — sugerí. Él asintió.

Nos dirigimos a la plaza que estaba cerca.

Odiaba mucho verlo tan triste. Él no está pasando un buen momento, me necesita, lo sé.

— Sabes, jamás pensé estar tanto tiempo contigo sin que nos peleemos. — río.

— Concuerdo contigo. — sonreí. — pero a veces soy muy buena aunque no lo creas. — me puse en frente de él. Nos miramos fijamente. — No puedo verte mal, me hace mal verte tan triste.

— ¿En serio? — frunció el ceño. — a veces pienso que me odias.

— No, Chris. No te odio. — acaricié su rostro. —  admito que a veces no te soporto. — ambos reímos. — Pero hay algo dentro mío que me dice que necesitas mí ayuda. Y aunque no te banque a veces, puedo darte una mano.

— No creo que nadie pueda ayudarme. — se sentó en una banca. — Todo me va para la mierda. — pasó sus manos por su rostro.

— ¿ Por qué decís eso? — me senté a su lado.

— Hago todo mal. — se le cristalizaron los ojos. — no soy capaz ni de cuidar a mí hermana pequeña.

— ¿Pero no la cuida tu padre? — pregunté.

— hay muchas cosas que tu no sabes de mí padre. — me miró. — aléjate de él, Barbara. No quiero que te haga daño.

— ¿Hacerme daño? ¿ Por qué lo haría? — no entendía a lo que se refería. — Chris, es tu padre.

— Por ese motivo te lo digo, porque es mí padre y lo conozco lo suficientemente como para exigirte que te alejes de él.

— ¿Cuando vas a parar el misterio? Dime de una vez que es lo que pasa con tu padre, Christopher.

— Mí padre es un tipo muy duro. — suspiró. — Cuando yo era pequeño creí que era el mejor papá que podría tener, me daba todo lo que yo quería, me cuidaba. Para mí era todo, era un héroe. — empezó a jugar con sus manos de los nervios. — Hasta que un día me llevó a juegos, yo estaba muy feliz jugando hasta que lo veo con una señora, en realidad era una muchacha, una adolescente. — yo lo escuchaba con mucha atención. — los vi besarse. Imagínate un niño de 8 años ver a su padre besarse con otra persona que no sea su mamá. Fue muy feo para mí.

— ¿Se lo dijiste a tu madre? — pregunté curiosa.

— Obvio no. No sabía cómo iba a reaccionar ella, tenía miedo de que sufra. — tomó aire para luego seguir hablando. — Lo primero que hice fue hablar con él, para que me dé una explicación de por qué había hecho eso. Él me dijo que no me metiera porque no era de mí incumbencia. — me miró con sus ojitos llenos de lágrimas. — yo le dije que se lo iba a decir a mamá. Y ahí me metió una cachetada. Esa vez fue la primera vez que él me pegó. Nunca creí que sería capaz de meterme una mano encima. — acaricié su cabello. — Desde ese entonces yo tenía pesadillas. Sabes, mí padre siempre fue un hombre misterioso.
Cuando cumplí los 10 años me enteré que mí padre tenia otra familia. Lo amenacé con contarle a mí madre pero otra vez me pegó, y fue peor, me amenazó con matar a mí mamá si llegaba a abrir mí boca. — Mis ojos se cristalizaron, era muy feo lo que me estaba contando. — Odiaba a mí padre desde esa edad, mí madre no sabía que era lo que estaba pasando, pero yo tenía miedo con contarle la verdad. Ella es todo para mí. Luego cuando mí padre se enteró que mí mamá estaba embarazada de mí hermanita le pegó, es más la obligó a abortar. Pero ella se negó. Él fue quien la llevó a mí madre a tener ese accidente. Si hizo eso no me quiero imaginar que otras cosas habrá hecho.

— Eso es muy feo, Christopher.

— Asi es. Luego abrió el prostíbulo y quién sabe que él también se esté acostando con prostitutas.

— Conmigo no se ha acostado.

— Todavía. — se me acercó. — Bárbara, quiero protegerte y no quiero que nada malo te pase, por eso te cuento esto. Mí padre es un tipo muy duro. — me acarició el rostro, estaba muy cerca de mí. — No tienes idea de lo mucho que me gustas.

— Chris... — mis sentimientos se empezaron a descontrolar, lo quería, lo necesitaba, necesitaba volver a sentir sus labios en los míos, necesitaba sentirlo otra vez.  — Besame, Christ... — no pude ni terminar su nombre que ya tenía sus labios pegados en los míos.

Nos separamos por falta de aire.

— No tienes idea de lo mucho que te necesito ahora, hermosa. — me sonrojé. — Te ves tan tierna sonrojada.

— Vamos a ver si después piensas lo mismo. — lo miré pervertidamente.

— Estás diciendo que... — sonrió.

— Si, ven, sígueme. — lo tomé del brazo y nos dirigimos a mí casa. Sabía que a esta hora no iba a estar nadie en mí casa ya que mí madre saldría con mis hermanos.







Espero que les esté gustando la novela y sepan entender lo inactiva que me encontraba 🥺♥️ pero voy a estar actualizando más tanto en esta novela como en sex instructor 🥰♥️

Tu prostituta favorita (Christopher Vélez y tu) HOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora