Tú, el más valioso de los tesoros

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Bienvenida a la ciudad del amor, fue la frase perfecta que logro poner a Jane en la situación más incomoda de su vida. Inmóvil entre los brazos de su amiga trato de responder algo lógico, pero para su pesar tanto alcohol había surtido efecto y pensar no era algo que se le estuviera dando muy bien.

J- Ahh yo- murmuro de una forma casi ininteligible- nec... necesito una ducha- concluyo sin saber porque.

Maura lanzo una carcajada estruendosa y soltó a la morena para dejar que esta se incorporase por completo. Le extendió una mano y sacudió su chaqueta para luego colocar uno de sus mechones de cabello en su lugar.

M- Sube a la limusina, iremos al hotel, nos refrescaremos y luego te llevare a cenar- sonrió Maura dulcemente mientras abría la puerta del vehículo.

J- ¿Es una cita Doctora Isles?

M- Podría serlo Detective Rizzoli- exclamo- vamos súbete.

Las dos mujeres entraron y se sentaron una frente a la otra, en el transcurso al hotel Maura no podía quitarle los ojos de encima a una Jane que iba con la ventanilla baja contemplando fascinada las calles de aquella hermosa ciudad, había valido la pena el atormentador viaje, las luces que decoraban los árboles construían un sendero interminable en donde a lo lejos se podía divisar el Arco del Triunfo, antes de llegar a el doblaron a la izquierda y se detuvieron en un majestuoso hotel en cuya explanada se alzaba imponente una fuente con ribetes dorados.

M- Este es el hotel Crillon- dijo Maura al tiempo que baja del vehículo tras Jane.

A la morena no le alcanzaban los ojos para admirar tanta belleza que, sin embargo, era eclipsada por la de la mujer a su lado que ahora la tomaba del brazo para conducirla al interior del lujoso palacio.

M- Este hotel fue edificado a mediados del siglo 18 por orden del Rey Luis XV, lo utilizó la aristocracia Francesa hasta 1788 cuando paso a manos del Conde de Crillon de quien heredo el nombre.

J- ¿Vas a estar en calidad de wikipedia durante toda nuestra estancia verdad?

M- Me temo que no lo podré evitar Jane.

La morena sonrió en un gesto dulce meneando la cabeza resignada y se aferro aún más al brazo de Maura.

J- ¿De verdad vamos a quedarnos aquí?

M- Claro que si, un conocido de mi madre hizo un par de movimientos y nos consiguió una habitación.

J- ¿Una sola habitación?- el corazón de Jane comenzó a latir más a prisa.

M- ¿Sabes lo difícil que es conseguir una habitación aquí?, tenemos suerte así que no protestes.

J- Yo no protesto- exclamo ofendida- me conoces Maura, no necesito grandes lujos siempre que tenga una cerveza en mi mano.

La pelirroja sonrió entre dientes y entraron al hall del hotel, si la fachada del edificio era colosal el interior simplemente no tenía adjetivo para describirlo. Alfombras doradas cubrían todo el piso, grandes sillones de terciopelo se agolpaban bajo los ventanales cubiertos por cortinas del mismo color, a lo lejos un mostrador dorado completaba el salón alumbrado por los candelabros que colgaban del techo imponiendo su presencia. Rápidamente Maura las anunció con el encargado y dos muchachos jóvenes vestidos con unos chaquetones rojos las escoltaron a la habitación cargado su equipaje.

J- ¡Al fin!- exclamo la morena dejándose caer en la gran cama adoselada. Todo en la habitación era una exquisita combinación de dorados y blancos mezclando un mobiliario perfectamente ajustado entre el pasado del edificio y el presente.

M- ¿Por qué no te das un baño mientras yo desempaco?

J- ¿Hay que desempacar?, mi ropa puede quedarse en la maleta, ahí no estorba.

La ciudad del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora