París ya estaba detrás, a lo lejos quedaban los lujosos teatros, las calles empedradas, las magníficas edificaciones, la historia, sus bailes y su cuarto de hotel, al frente estaba Boston aguardándolas con sus misterios y sus crímenes, con sus callejones oscuros y sus rutas de entrenamiento, con mil y un preguntas y tan pocas respuestas. Jane sujetaba inquieta la botella de cerveza mientras intentaba no mirar por las ventanas, Maura sonreía de vez en cuando y regresaba a su libro, así viajaron hasta que faltando apenas una hora para aterrizar la morena sucumbió ante el pánico.
J- ¿Qué diremos cuando el aluvión de preguntas comience?- dijo mientras miraba a la forense preocupada.
M- ¿Qué les diremos sobre que?- exclamo la pelirroja dejando pacientemente su libro sobre la mesa y volviéndose para mirar a su novia con detenimiento.
J- No se si te has dado cuenta, pero hay un pequeño objeto brillando en tu dedo que mi madre no tardará en notar.
M- Oh, lo dices por eso, por mi parte no veo problema, pero si eso es lo que te preocupa solo dime que quieres hacer, lo podemos decir ahora o esperar, eso lo manejas tu cariño- le dijo sujetando su mano y dándole una sonrisa comprensiva.
J- No me gustaría que tuvieses que fingir que nada paso, aunque pensándolo bien tampoco puedes hacerlo ya que las mentiras no se te dan muy bien.
M- Yo opino que ofrezcamos una cena, juntemos a todas las personas que nos rodean y les digamos de una vez.
J- ¿les lanzaras la bomba así nada mas?
M- No veo el problema Jane, las personas que nos quieres lo aceptaran de inmediato, además se de buena fuente que no será una sorpresa para nadie.
J- ¿ha no?- pregunto con incredulidad arqueando sus cejas.
M- Frankie me ha insinuado algo un par de veces y Frost me mira de manera acusadora y sonríe cada vez que subo a la oficina a verte.
J- ¿Y como es que yo no he notado eso?
M- Porque siempre estas preocupada por algo más como para prestarle atención a esas cosas- Maura deposito un beso suave sobre los labios de la morena al tiempo que acariciaba sus mejillas con ternura- tranquila, todo saldrá bien.
Esas palabras resonaban en los oídos de Jane, la pelirroja se lo había dicho mientras viajaban a París y todo había salido a las mil maravillas así que decidió confiar en su palabra y relajarse el resto del vuelo.
Sus pies se cruzaban uno con otro peligrosamente mientras bajaba del avión, la pelirroja reía a carcajadas mientras una Jane totalmente mareada caminaba delante de ella. Fueron hasta la entrada del aeropuerto empujando sus maletas y tomaron el primer taxi que vieron, la morena escondía su cara entre las piernas tratando de detener los giros que su cabeza estaba dando mientras Maura le hacía viento con una revista. Al fin llegaron a la casa de la forense, Jane llevo el equipaje hasta la sala y se desplomo en el sofá sin reparar siquiera en la pequeña perrita que revoloteaba a su lado.
M- Te dije que no bebieras en el avión, ya tomaste suficiente durante la gala de mi madre y tu estomago no estaba asentado.
J- ¡Me arrepiento!- bramó enterrando su cabeza en un almohadón con los rulos cayendo a ambos lados de su rostro.
M- ¿Quieres que te prepare un té?- le dijo finalmente sentándose a su lado y masajeando la espalda de la morena.
J- Mejor un café
M- No es buena idea Jane las paredes de tu estómago están sensibles por el alcohol y los jugos intestinales no se han asentado aún debido a la turbulencia del vuelo, el café solo empeorará las cosas, yo te recomiendo un té verde y una ducha.
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La ciudad del amor
FanfictionUn paseo por una de las ciudades más románticas del mundo acabará por revelarles mucho más que historia.