El trato

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Desperto cubierto de sudor en medio de un grito de terror, tenía la mano alzada tratando de atraparlo, sin ningún resultado.

Las pesadillas se habían vuelto casi diarias desde que Raditz se fue a su nuevo departamento. Habían pasado casi cuatro meses desde que él y Goku vivían juntos, pero aún se estremecía de miedo con cada sueño. Nunca pensó, que la falta de su hermano le trajera estas consecuencias, suspiro cansado. Mientras se masajeaba las sienes. Se sentía abrumado, los malos sueños habían sido tan seguidos que ahora podía recordar casi toda la pesadilla; tratar de agarrarlo era lo único que importaba, pero nunca lo lograba: sería un sueño, un recuerdo, alguna muestra psicológica de sus culpas y temores de su sub conciente.

Suspiro de nuevo cansado, recordando la pesadilla. Recordando la sensación, la desesperación de no poder salvarlo. Sabía muy bien quien era; aunque no fuera capaz de evocar su rostro.

- Kakarotto.

Su amigo de la infancia........, su primer amor.

Le envió un mensaje a su pareja indicandole que iba camino a recogerlo para ir a Kyoto. Raditz terminaba de alistarse para ir a trabajar. Lo miro un minuto, últimamente su amigo se veía cada vez mejor, las primeras semanas viviendo juntos había notado ciertos comportamientos que le preocupaban en él: no habría la puerta hasta que la persona del otro lado se identificara, odiaba que lo abrazaran por atrás, incluso llegaba a paralizarse si lo hacían y a temblar de miedo, si lo despertaba por alguna razón podía despertarse rogando que no le hicieran nada y sin contar con las pesadillas, al principio al menos tenía pesadillas un par de veces a la semana acompañadas de terrores nocturnos, bastante violentas con Raditz pataleando y luchando sumido en el terror. Muchas veces se veía obligado a llamar a Vegeta para que lo calmara.

No sé atrevía a preguntar la razón, una vez más decidió respetar su intimidad. Aunque otras veces pensaba que en realidad tenía miedo de saber las respuestas.

El último mes las pesadillas y terrores nocturnos habían desaparecido por completo, cosa que lo alegraba desde lo más hondo de su corazón. Además que había otro detalle muy notorio en su compañero ahora, la epidemia de mensajes. Se la pasaba hablando con alguien, casi todo el tiempo y cuando se le preguntaba quien era evadia responder o se sonrojaba en sobremanera. A él no le había dicho nada sobre la misteriosa identidad del mensajero, pero a Vegeta si. Raditz había conocido a alguien, a una chica que iba cada fin de semana a "arreglar su automóvil", por cualquier pequeñez o falla imaginaria que tuviera y siempre pedía en específico al peli largo, en caso de que él estuviera ocupado en otro auto, prefería esperar. Raditz se había negado a decirle a Vegeta el nombre de la muchacha, pero si le había dicho que se declararía pronto y con algo de suerte se las presentaría a todos en Kyoto el próximo fin de semana que tenía libre en el trabajo. Por la cantidad de colonia que se había echado encima, estaba seguro que hoy era el día elegido para declararse.

- Dios, Raditz, ¿quieres ahogarme en perfume? - reclamo, tapándose la nariz, mientras los ojos le lagrimeaban por la exagerada nube de colonia en el pequeño apartamento.

- ¿Crees que es mucha? - cuestiono el otro preocupado. Mientras entraba al baño a lavarse para dispersar la un poco. No pudo evitar reírse, Raditz estaba nervioso, era claro que quería que hoy las cosas le salieran bien.

- ¡Ya me voy! - le gritó desde la puerta, aunque el departamento no fuera tan grande y no hubiera necesidad de gritar.

- ¡Cuidense! - respondio con voz notablemente nerviosa.

- ¡Descuida Raditz, estoy seguro que te aceptara! - dijo en tono de burla.

- ¡Eso espero!, ¡gra...., ¡no se de que hablas Goku! - grito aún más nervioso.

Mereces Más          (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora