Mereces Más (Terminada)

Consecuencias

No recordaba la última vez que se sintió tan nervioso al estar cerca de una persona. ¿Tal vez cuando tuvo que enfrentar los primeros síntomas de su fobia?. Tenía casi 11 años cuando aparecieron pero, eso era otra cosa.

Volvió a mirar de reojo a Goku, quien conducía relajado, llevaban un rato por la carretera relativamente desierta. Mierda, ¿Por qué ahora se sentía tan nervioso?, después de todo era algo reciente, apenas si conocía al tipo, ni siquiera sabía si había probabilidad de una relación. El frío baldaso de realidad lo deprimió y le llegó de frente devolviéndolo al presente pero, tenía que ser honesto consigo mismo, pensó apesadumbrado suspiro con pesadez.

De manera inesperada Goku, aparcó el auto a un costado de la carretera, lo miro extrañado, ¿Qué pasaba ahora?.

- ¿Quieres conducir Vegeta? - pregunto amable.

- Yo no....

- Es que llevas mirándome un buen rato, ¿pensé que querías conducir? - pregunto inocente.

Se sonrojo al instante. Carajo se había dado cuenta de que lo estaba mirando, pensó avergonzado.

- Si...digo no - mierda cálmate, habla bien estúpido. Se recriminó mentalmente - la verdad no he vuelto a conducir desde que saque el carnet a principios de año - finalizo más seguro.

- Pues la carretera esta bastante recta desde aquí - comento tranquilo - ¿Quieres hacerlo? - volvió a preguntar.

Vegeta lo sopeso el auto de Goku, era bellísimo. Un convertible Cadilac modificado, cosa obvia ya que el viejo modelo no podría conseguir su velocidad actual. Trago en seco, debía admitir que era un precioso auto. Raditz, podría describirle sus características a lujo de detalle sin dudarlo, ya que era un fanático de los autos. En especial de los modelos clásicos pero, incluso con su pobre conocimiento en autos sabía que sería un idiota si se negaba a conducir esta preciosa máquina.

Nappa suspiro sonoramente, estaba cansado había sido una noche larga. Observo a la mujer que dormía junto a él, no se quejaba. Shirley era una mujer hermosa pero, haberla usado para acceder a la computadora principal de las cámaras de Freezer lo hacía sentir culpable. Había cambiado, se daba cuenta.

Desde que esos niños entraron en su vida empezó ablandarse. Realmente no se arrepentía, los dos años que compartió con los mocosos llenaron más su vida, que todos los otros años de placeres mundanos que había tenido trabajando para el pedófilo ese. Ahora a esta edad tan madura deseaba a ver tomado otras desiciones. Debía admitir que para un hombre de su edad estaba bien conservado sin llegar a pecar de vanidoso, cuando empezó a perder el cabello se lo rapo al ras, para evitar pasar por ese lento deterioro de su cabellera. Se mantenía en forma, sabía que era atractivo pero, de igual manera estaba viejo para tener una familia. Era irónico que se diera cuenta hasta el momento que la quería, río sin pizca de diversión por la situación.

Se levanto con cuidado para ir al baño un momento. Una fina capa de polvo cubría sus muebles. Debía contratar a alguien pronto para que se encargara de mantener limpio su nuevo departamento entre semana. El sonido de su celular, lo distrajo de su momentánea molestia, se alegró al reconocer el número.

Era extraño, repentinamente estaba solo en una casa extraña. En esta nueva ciudad podía ir a donde quisiera, técnicamente. Lo primero, debía conseguir un empleo. Vio una vez más la dirección que le dio Goku. Era un taller mecánico, no demasiado lejos del departamento, ya que este tenía una buena ubicación, incluso estaba a unas cuantas cuadras del instituto de Vegeta y no muy lejos del suyo. Pronto encontró el lugar, esperaba conseguir el trabajo, por primera vez la sensación de miedo que le estrujaba las tripas, le pareció agradable. Tomo aire una última vez y entro.