4: El secreto del profesor Mason.

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Me encontraba serenamente sentado debajo de un árbol, el receso continuaba mientras yo vagamente no sabía cómo aprovechar el descanso, después de todo podría incluir >No hacer nada< en mis rutinas. El profesor pines siempre intentaba estar conmigo, aunque no entendía el porqué. Quiero decir, de tantos niños, de tantas clases que tiene, venía siempre hacia mí para que no me sintiera solo.

¿O acaso el solitario es él?

- Hola de nuevo Félix - El Profesor Pines me había sacado de mis pensamientos mientras me saludaba con la mano, seguido de ello se sentó a mi lado.

- Hola profesor Mason. - No quería mirarlo a los ojos porque ya de por sí me sentía bastante raro, parecía ser muy sobre protector, aunque parece ser que no tiene a nadie a quien proteger, a excepción de mi claro.

- Otra vez estás solo. ¿Por qué mejor no vamos al comedor de la escuela para buscar algo de comida?

- ¿Tiene hambre? Puedo darle mi almuerzo, no suelo tener hambre en el instituto. - Me levanté dirigiéndome a mi salón, buscando mi lonchera adentro de mi mochila, pero cuando salí con aquello en la mano el profesor pines ya no estaba.

Había observado su silueta hace un momento junto a otra persona, me acerqué hacia el lugar en el que los vi pasar y observé a un muchacho pelinegro llevándose algo brusco al profesor.

¿El profesor Pines se metió en problemas?

El receso por fin había terminado, como última hora de clase siempre teníamos la materia del profesor Masón, pero él aún no volvía. Desde que se lo había llevado el pelinegro tuve un mal presentimiento, no quería involucrarme tan agresivamente a lo que sucedió, pero quería ayudar al Masón así como él lo hizo conmigo.

Había salido de mis pensamientos cuando escuche la puerta abrirse, era la directora de la escuela, la había visto solamente una vez, ese momento fue cuando Alice me trajo para anotarme y que me pudieran para el uniforme.

- Buenas tardes, alumnos. Debido a un inconveniente, el profesor de literatura tuvo que irse. Estamos contactando a sus padres para que vengan a retirarlos. - Todos habían empezado a empacar sus útiles para salir hacia la entrada de la escuela donde los padres de mis compañeros estarías, pero los míos no.

Yo sin problemas fui caminando, mi padre ya tenía bastante confianza en mi actitud y me había dado el permiso de ir solo a casa, además decir que no quedaba tan lejos. Era común que tuviera llamadas pérdidas de mi papá o Alice, siempre intentaban contactarme lo antes posible para saber si estaba bien.

Cuando pase por un pequeño callejón pude escuchar un quejido de dolor algo bajo, tuve la valentía de acercarme y observar quién estaba allí. Me dio un gran susto ver aquella cabellera castaña sentada abrazando su propio brazo. Rápidamente me acerqué a asistirlo, él se sorprendió y me apartó.

- Félix, deberías ir hacia tu casa. ¿Qué haces aquí? - Él había bajado la mirada intentando tranquilizarse y aparentar que no le sucedía nada.

- En eso estaba, escuché un ruido y lo encontré aquí. ¿Necesita ayuda?

- Estoy bien, estaba algo cansado y simplemente me senté aquí, no debes preocuparte. Puedes irte tranquilo. - Aquella extraña sonrisa que había formado no me había convencido para nada. Parecía muy obvio sentir vibras de puro terror, el profesor tenía miedo y aún así intentaba ocultar sus muecas de dolor.

- No soy tan tonto profesor Pines. ¿El chico de pelo negro lo lastimó? - El profesor Masón se había quedado callado intentando desviar su mirada, por fin había notado la mano ensangrentada del profesor pines con un corte en el medio.- Lo curaré. - Me había arrodillado en frente del castaño para quitarme mi mochila y ponerla en frente mía.

- Descuida, yo puedo curar esta herida, será mejor que vayas a casa antes de que tus padres te castiguen por llegar tarde a casa. - Ignore aquella petición y saque una pequeña bolsita que tenía adentro vendajes y curitas, el profesor pines termino rindiéndose y me dio su mano para que yo pudiera limpiarla, el corte no era tan profundo. Saque el agua para tirar con cuidado en la herida, no quería que se infectara, seguido saque gasas para cubrir por encima el corte, esperaba que el sangrado se detuviera. Cuando la gasa se había empañado, no la retire y puse otra encima. - Parece que tienes todo un equipo de primeros auxilios.

- Alice es bastante paranoica, pensó que sería buena idea llevar cosas así por si ocurría algo. Supongo que tenía razón. - Había agarrado una tira de cinta adhesiva para rodear la mano y evitar que se cayera el vendaje, el profesor Masón soltó un pequeño quejido.

- ¿Alice? - Pregunto bastante curioso el castaño, su cara expresaba tan bien la duda y emoción. Se había sentado derecho intentando no mover tanto la muñeca.

- Oh, es mi madrastra. - Intentaba no revelar mucha información, mi padre siempre decía que era peligroso confiar en extraños, que podrían hacerme daño. No veía al profesor Pines con esa intención, él me hacía feliz aunque fuera por poco tiempo.

La cara del profesor Pines había cambiado dramáticamente, la que parecía ser de intriga y emoción había cambiado a una de decepción, este intentó disimular y cambiar de tema.

- Será mejor que te acompañe a tu casa por el inconveniente, es lo menos que puedo hacer por la mano - El profesor Mason intento levantarse y termino sacando otro quejido.

- No se precipite profesor Pines puedo ir yo solo, usted vaya al hospital a tratar esa herida.

- Muy bien, aún así debo agradecerte de alguna manera. Podría invitarte un helado cuando quieras, podríamos vernos en alguna cafetería o simplemente en el parque, podrías llevar a tu madre por si aún no estás tan confiado de mí.

- Claro, podría preguntar. - Mi teléfono empezó a vibrar, lo saqué de mi bolsillo y observé que tenía una llamada entrante.- Es mi padre, ya debería irme.

- ¿Podrías permitirme? Quiero al menos explica que estás bien y que fue mi culpa. - No había pensado todo con claridad, sin embargo, le había dado mi celular al castaño.

"- Miren quién se digna a contestar, Félix Cipher. ¿Dónde te encuentras? Deberías estar en casa hace diez minutos."


- Buenas tardes, habla su profesor... - Tanto el castaño como mi padre quedaron en un silencio absoluto, no fue hasta que el profesor siguió hablando.- Lamentó que su hijo no esté en su casa, tuve un inconveniente y me ayudo, hasta pronto. - Mason corto la llamada y me regreso mi celular.- Bueno ya debo irme se te me hace muy tarde, nos vemos.

El castaño simplemente me saludó con su mano no lastimada y se fue con un semblante bastante serio y melancólico, había tomado nuevamente un camino distinto al que yo iba, siempre me pregunte que había más allá.

Me preguntaba cuál podría haber sido la causa de su sorpresa al hablar con mi padre.


— Realmente fue él quien habló. Debo mantener la distancia o podría causar un caos. No es lo que quiero para él.

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Editado (✓)
08 - 08 - 21

Vuelve. | 𝙱𝚒𝚕𝚕𝚍𝚒𝚙 - (𝚃.𝟸)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora