Ruiseñor

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Desde su juventud, Kenma ha sido bastante reservado y tranquilo. Su casa tenía todas las comodidades que un niño podría desear, por lo que los exteriores no llamaban su atención; a diferencia de otros niños, a Kenma no le gustaba los parques, ni la playa o la piscina. Tenía preferencia quedarse encerrado en su cuarto junto a su consola de juegos.

Es una persona bastante tímida, por lo que no le gustaba llamar la atención y sus habilidades sociales eran nulas. Más con los empujones constantes de Kuroo y su irritante insistencia, acabo incluso por interesarse un poco en los deportes; en el Voleyball, únicamente; aunque su pasión seguían siendo los complejos niveles de los videojuegos y las estrategias de batalla.

Aúnque siendo por completo honesto, no es que le gustará el Voleyball; era molesto tener que sobreesforzarse tanto y moverse mucho; lo que lo mantenía atado a dicho deporte era planear jugadas ganadoras, no porque le gustará la sensación aplastante de victoria, sino porque era lo suyo. De hecho, nada más allá de los videojuegos le generaba completa satisfacción y solo se había dejado influenciar por la manipulación emocional de Kuroo.

Sus compañeros de equipo no eran los mejores, eran todos una jaulia salvaje de dementes con músculos y poco cerebro. Un colectivo de entusiastas amantes de los deportes que drenaban sus energías saltando y golpeando un balón, hasta era divertido que lo único que tuvieran en común era la sed de victoria en un partido. Sin embargo, eran personas agradables en lo que cabe; se preocupaban por el, bromeaban con él y le tenían estima. Era gente que podía soportar, aunque si ya había pasado años junto a Kuroo y aún estaba cuerdo, cualquier cosa era posible.

Aunque tampoco le encantaba hablar con ellos, solo intercambiaban un diálogo decente cuando se trataba de escucharlo hacer una estrategia ganadora y eso no podía ser considerado una conversación.

Kenma a veces se preguntaba si habría algo que realmente llamará su atención, no para matar el tiempo, sino porque le gustará hacerlo. Porque jugar videojuegos es divertido, si que lo es, pero una vez ganas pierde toda la gracia. El voleybol es interesante, más no le encanta, solo lo juega por Kuroo. Y sus compañeros... Pues les tiene respeto, más no está completamente seguro de considerarlos amigos, aunque si son bastantes cercanos al término y la confianza que se tienen es un fuerte lazo al que se aferra con cautela.

Tampoco es que le desagrade su entorno, pero era demasiado escandaloso. Sus ganas de permanecer discreto al parecer, era una imposibilidad y el universo se negaba a cumplir su deseo poniéndolo con un grupo de ruidosos saltarines, cabezas de chorlito... Pero amables.

Kenma, había aceptado con humildad que como no es bueno teniendo amigos lo que venga no puede ser tan malo, por más canas verdes que le saquen, tampoco podía ser muy quisquilloso. Además, todo lo que le ocurría se debía a qué, como es introvertido, las personas extrovertidas y alegres se veían atraídas como polillas curiosas a la luz y acababan por "adoptarlo"; por decirlo de algún modo.

Esa era su teoría, por lo menos.

Llegando al grano: Kenma no tenía algún interés. Solo se dejaba llevar por las masas bulliciosas porque no quedaba de otra, y aunque quedará de otra, muy en el fondo no le molestaba la situación en la que se había metido.

De hecho, se había dejado llevar por Kuroo a "no-se-donde" para explorar antes de su partido de práctica y acabo perdido...

Si, a lo mejor no debió distraerse con el celular mientras Kuroo hablaba.

Bueno, no entro en pánico, aún faltaba rato para el partido de práctica que tendrían con un instituto que ya olvidó el nombre. Al verse solo, simplemente se sentó y saco su celular para enviarle mensajes a Kuroo. Cuando veía que este no respondía, sacaba su consola y jugaba. Así fue consecutivamente, entre la consola y el celular intentando matar el tiempo, aunque no tenía buena señal y ya había acabado los juegos hacer un tiempo atrás, pero era eso o morir de aburrimiento. Aunque ya se estaba sintiendo desganado, al ver al mismo rival tonto perder de forma tan tonta y que Kuroo se tomará como veinte minutos para contestar con tres o cuatro palabras o sandeces.

- Ruiseñor - [Kenma×Shōyō] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora