Durante la Élite, después de descubrir al príncipe Maxon besándose con la seleccionada Celeste Newson, America Singer decide aceptar la interesante propuesta del Rey Clarkson la cual la obligará dejar, indeterminadamente, su puesto como Seleccionada...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 16
Maxon
Durante el vuelo en avión, me mantuve aislado de todos. Quería prepararme mentalmente para mi encuentro con America. Mi madre manifestó su preocupación por mi actuar, pero, al final, respetó mi decisión. Desde la ida de los Vicentini se veía triste. Quizás, el motivo yacía en la perdida de una amiga con quien charlar y pasar el tiempo.
Nos instalamos en una mansión que habíamos mandando a alquilar con anticipación. La decisión había sido tomada por mi padre a raíz de una carta enviada por la corona italiana.
La princesa Nicoletta había manifestado su deseo de que America sea la nueva princesa de Illea, pero a mi padre aquello le parecía una locura. Así que cuando se enteró de que la princesa asistiría junto a su madre a la clausura del programa The idol decidió que las miembros de la elite nos acompañarían.
Su idea era que ellas mostrasen sus encantos a la princesa y que esta pueda cambiar de opinión. Padre no entendía que, si la princesa había encontrado algo especial en America que no había en las demás, era por una razón específica e inmodificable.
Solo abandoné mi habitación cuando la hora de dirigirnos al estadio llegó. Mis padres y yo abordamos un vehículo y las demás seleccionadas, otro. Hubo mucho tráfico y descubrimos la razón cuando estuvimos más cerca al estadio.
Había un mar humano en las afueras del recinto. Inmensas filas de fanáticos aguardaban afuera para poder ingresar al lugar. Ellos llevaban carteles y afiches con las figuras de sus preferidos. A pesar de ser una cantidad grande de personas, pude distinguir quienes eran los fanáticos de America.
Hombres y mujeres, sin importar su sexo, llevaban consigo sobre su cabeza una especie de peluca pelirroja de distintos materiales. En sus manos sostenían pancartas con la imagen de America. Otros, vestían con polos que llevaban impresos frases de sus canciones y su rostro. Un grupo de personas cercano a la entrada occidental del estadio coreaban las canciones de America mientras esperaban su turno para ingresar.
¡Era increíble como el fanatismo podía llegar así de lejos!
Un séquito de guardaespaldas nos acompañó en nuestro ingreso. Era un peligro latente nuestra presencia en tierra enemiga, aunque solo se tratase de un evento simbólico.
Uno de los directivos nos recibió según el protocolo y nos mostró nuestros asientos. Nos ubicaron en un palco privado que tenía una buena vista al escenario. Mi padre insistió en saludar a la reina y a la princesa italiana así que les envió una carta por medio de un mensajero. En menos de quince minutos ya teníamos una respuesta por parte de ellas.
—¿Estás seguro de esto, Clarkson? —preguntó mi madre no muy convencida de la decisión de su esposo.
Él la miró como si lo que preguntaba fuera una tontería.
