Miel

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Cap. 30

Hermione Granger era conocida por su capacidad de atención a los detalles y excesiva perfección. Su trabajo y esfuerzo eran reconocidos en cualquier lugar a donde fuera. Pero al parecer hiciera lo que hiciera no podría convencer a los antiguos socios de su abuelo que ella era una digna sucesora.

- Dejar descuidada la empresa en estos tiempos es una completa falta de responsabilidad señorita Granger - la voz rasposa y grave de un señor del cual Hermione nunca recordaba el nombre.

- Lamento que lo considere así, pero aunque estaba fuera de la ciudad confiaba en que mi equipo mantuviera todo en orden - odiaba las reuniones con el concejo. Estaba harta de siempre escuchar las mismas críticas - . Lo cual se cumplió.

Después de revisar los diversos proyectos, y que la criticaran por aceptar el contrato en países bajos aunque no tendrían un gran porcentaje de las ganancias, entró a su oficina. Un té caliente de frutos rojos descansaba en la mesita de la pequeña sala.

Hannah como siempre le había preparado un té para bajar sus nervios y mal humor después de la reunión. Respiró profundo el aroma a lavanda que guardaba la habitación, cuanto había extrañado su oficina. El único lugar donde se sentía segura ya que desde que Lily y Nana se habían mudado a la mansión, ésta ya no tenía la misma tranquilidad.

Se dirigió a su silla con el té en la mano, acomodó una carpeta que estaba tres centímetros a la derecha fuera de lugar. Revisó algunos reportes sobre los inversionistas de The GoldenKing, y llamó a Hannah.

- ¿Necesitaba algo? - la voz tranquila y con un toque de miedo la hicieron sonreír - Puedo calentar el té si lo desea.

- No, todo está bien por el momento - hizo una señal para que se sentara, recargó los brazos en el escritorio mostrando interés - . Solo quería saber cómo le fue a la plástica mientras no estaba.

- Bueno... - su secretaria de debatía entre contarle todo lo que había pasado en su ausencia o inventarse una historia en pocos segundos para evitar que despidieran a Parkinson - a mejorado mucho el trato hacia sus superiores.

- Hannah, no te llamé para que me dijeras sus avances - dijo en tono inconfundible de burla - . Quiero saber cómo la torturaste.

Pasó una hora en lo que su secretaria le contaba como Pansy había coqueteado con algunos de los arquitectos del piso doce. El como había tratado de entrar al edificio con una diminuta falda y la rubia al ver eso ordenó a los guardias que la sacaran (claro no sin antes descontarle el día).

- Cuando vino el señor Malfoy por unos reportes yo estaba con los contadores para verificar los gastos de su boda - explicó con las mejillas en un tono rosado por tanto reír - . La plástica lo atendió, pero cuando llegaron a la sala de oficios ella se "tropezó" y cayó sobre él. Lo que no esperaba es que el señor Diggori abriera la puerta y cayera sobre ellos. Y le regara el café hirviendo en la camisa.

Hermione no contuvo una carcajada, deseando poder haber estado ahí. Maldijo a Draco por no habérselo contado.

- Cuando se levantó se puso a chillar como una perra prácticamente - dijo con voz entrecortada mientras se limpiaba las pequeñas lágrimas que habían salido por la risa - . Cuando llegué ví al señor Malfoy todavía en el suelo con cara de querer matar a alguien, a la plástica llorando y pidiendo a gritos un médico, y al señor Diggori tratando de calmarla.

- ¿Cómo sabes todo eso? - fue lo único que pudo decir después de tomar unos segundos para calmarse.

- Mi trabajo es saber todo lo que pasa en este edificio - contestó.

Hermione la miro, aquella mirada que solo le dedicaba a las personas que quería. Denotaba incredulidad y una pisca de fastidio pero sobre todo un "dime la verdad" claro en sus ojos chocolate.

No Era Parte Del ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora