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T/N miró fijamente el despertador. Cerró los ojos un momento y se levantó lentamente del alfeizar de la ventana, como si el hecho de ponerse en pie le resultara muy doloroso. Apagó la molesta alarma y se encaminó al baño. Se inclinó para mirarse en el espejo. Sus ojos hinchados y rojos le devolvieron una mirada triste y cansada. Llevaba un mes sin poder dormir, todo el tiempo que Yoongi estaba desaparecido. Era como si la tierra se lo hubiera tragado, nadie sabía nada de él. Había Cazadores y Guerreros buscándolo por todas partes, hasta en el último rincón del mundo, y nada, se había desvanecido.

Cada pocos días recibía la llamada de Wendy y Vernon. La animaban asegurándole que antes o después él regresaría, y que solo necesitaba algo de tiempo para aceptar lo que había ocurrido. Pero T/N sabía que ni siquiera ellos estaban seguros de si volvería. Yoongi los había expulsado a todos de su vida. Se sentía herido, traicionado, a la vez que asustado por todo lo que había descubierto sobre sí mismo. Y roto en mil pedazos por ser el responsable de que Sumny se convirtiera en vampiro.

Ahora tenía miedo de que ella pudiera acabar siendo su nueva víctima y por ese motivo se había alejado, con la esperanza de que pronto se olvidaría de él. Pero T/N sabía que semejante sacrificio era inútil, jamás podría olvidarlo. Convencida de que el dolor que le provocaba estar lejos de él no lo curaría el tiempo, al contrario, no hacía más que aumentar a cada minuto. Y no conseguía entender cómo él podía siquiera suponer que ella lograría olvidarlo. Esa idea la obligaba a odiarlo tanto como lo amaba.

Pero por otro lado, no se resignaba a aceptar que Yoongi la hubiera echado de su vida, y se repetía a sí misma que antes o después aparecería en su puerta completamente arrepentido. Con una disculpa en sus hermosos ojos y la promesa de no volver a abandonarla nunca más, de que jamás volvería a hacerla sufrir. Pero después de un mes, ya no estaba tan segura de que eso fuera a ocurrir, y tenía que encontrar la forma de seguir viviendo. Si se podía considerar vida el estado vegetativo en el que se encontraba.

A pesar de todo, el tiempo pasaba sin importarle las cuentas pendientes que dejaba atrás y que jamás volverían para saldarse. Negando cualquier posibilidad de recuperar los momentos perdidos a aquéllos que, como ella, se veían obligados a seguir sin dejar de pensar en lo que podría haber sido y ya no sería.

Pero el tiempo también podía convertirse en un consuelo, solo faltaban dos semanas para la boda de Rose y Taehyung, y todos andaban como locos con los últimos preparativos. Rose la mantenía ocupada la mayor parte del día y, aunque le resultaba agotador soportar sus nervios de futura señora Kim, la frenética actividad prenupcial la ayudaba a evadirse y a no pensar en Yoongi todo el tiempo.

Esa misma tarde, Jimin pasaría a recogerla para el primer ensayo de la ceremonia. El atractivo hombre lobo se había ofrecido a ser su acompañante en el enlace y, para su sorpresa, la invitación no escondía ningún ánimo seductor ni vanidoso. Había sido una propuesta sincera que dejaba entrever el aire protector que todos los Kim habían desplegado a su alrededor. Declinó la propuesta, aunque no le sirvió de nada, la palabra «no» no formaba parte del vocabulario de Jimin.

Se metió en la ducha y dejó que el agua caliente aflojara su cuerpo, hasta que la piel se le arrugó. Tras secarse el pelo, bajó a la cocina, se preparó un té y se sentó en uno de los sillones de la galería. Con la taza en las manos contempló el lago, sus aguas tranquilas parecían un espejo plateado con ligeras vetas de color rosado. Sopló el líquido caliente y le dio un sorbo. Cerró los ojos e inspiró el aire húmedo y mentolado del bosque. Agradecía aquella calma. Las primeras horas de la mañana, cuando todos dormían, eran las mejores del día. Podía moverse por la casa con libertad, sin sentir las miradas preocupadas de su abuela y de IU sobre ella, y no tenía que fingir que se encontraba bien.

Mi Destino Eres Tú  (Yoongi y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora