Miedo y atracción.

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Los personajes y las imágenes utilizadas en la historia no son de mi propiedad. Todos los derechos a sus creadores.

Lenguaje y contenido fuerte.

Agradezco las portadas de yan_skiblue y de Mónica tadakatsu.
Una disculpa por la redacción.

©® Historia con derecho de autor.
No se permite, copiar, adaptar ni tomar prestada.

<<>>, " ": Son pensamientos del personaje.

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" Sí . . . Mis pensamientos buscan tu luz en mi oscuridad . . . te he encontrado  . . .ya no puedes huir."











Era la primera semana donde el trabajo amainaba después del torbellino de fin de año, kagome tenía tiempo de descanso y descidio limpiar un poco. Sesshomaru había llegado tarde, los contratos de la semana de la moda, les habían llovido, especialmente a Sesshomaru.
Ella ordenó que no lo saturaran de trabajo, pues terminaría agotado, y siendo nuevo en el ir y venir de esta ajetreada carrera podría caer enfermo de agotamiento y eso, era lo que no quería, pues, podría caer en la tentación de tomar algún tipo de medicamento para mantenerse, era muy común en el medio y había gente más que dispuesta a conseguir ese tipo de sustancias.
Kagome siempre había cuidado de su personal y los modelos, ellos no serían la excepción. Se escucharon ruidos en la planta alta, supuso que Sesshomaru ya habría despertado, seguro iría a darse un baño. Siguió acomodando en los estantes altos las cosas que menos acupaba, meneaba las caderas al ritmo de la canción que escuchaba, revisando los platos y cubiertos que aún estaban envueltos, regalos por supuesto de la madre de Sango, Kaori siempre se ocupaba de que no le faltará nada para su cocina y cuidado personal, casi como una madre, una sonrisa se dibujo en sus labios, siempre agradecería que prácticamente la hubiera adoptado y criado junto a Sango y Kohaku. De pronto sintió cómo unas fuertes manos la tomaban por la cintura y la bajaban sin esfuerzo de la pequeña escalera dónde se encontraba, lanzando un grito de sorpresa.

— Por Dios!! me vas a matar de un susto! Sesshomaru no hagas eso, que tal si he tenido algún cenicero o algo pesado y te lo hubiese lanzando a la cabeza.

Sesshomaru con una pequeña mueca parecida a una sonrisa la sostenía de la cintura sin bajarla, sus ojos tenían un brillo de diversión  podía sentir la rápida respiración de kagome y los fuertes latidos , se estaba tan bien tenerla así, entre sus brazos, había estado ausente durante una semana, y la había hechado de menos.

— Hola kagome, buenos días para tí también.

Las mejillas de kagome se tiñeron de un precioso rubor, haciendo que la acercara más a él.

— Hueles delicioso, me pregunto si sabrás igual por las mañanas, como por las noches.

Kagome se aferró a sus hombros al escuchar la forma tan descarada y directa en que hacía referencia a los besos que habían compartido en varias ocasiones. No se habían visto desde hacía más o menos una semana, seguía tan guapo como siempre, y ella estaba feliz de que hubiera regresado, hasta ahora.

— Buenos días, podrías por favor bajarme, me pone nervioso el estar cerca de todo esto, pues si se rompen podríamos cortarnos, estamos descalzos y . . .

Ella siguió hablando pero no sé movió
Sesshomaru estaba fascinado y divertido con el nerviosismo de la chica, por lo menos ya no salía corriendo. La había tenido entre sus brazos, la había besado, y era deliciosa sin duda, pero aún le asustaba la manera directa en que le hablaba, estaba sorprendido por sentirse tan cómodo y agusto en su compañía. Rememoro sobre su carácter de como había cambiado con el trato, desde que la había conocido hasta ahora.
Cuando ella apareció, su bestia interior, como él le llamaba, se había sosegado, permitiendole mostrarse amable con ella, ser distinto a lo que había sido, frío y casi sin sentimientos siempre a la defensiva y hasta brutal. Sin embargo, poco a poco su interacción con ella lo había hecho ser, más flexible, kagome había logrado eso, con su trato hacía él, ella era auténtica y transparente. Algo que jamás nadie había logrado en el tiempo vivido en la comunidad, sus
" hermanos" acudían a escondidas a él, en busca de consejo, confiaban en él, apesar de todo, por su fuerza he inteligencia y por su serena capacidad de liderazgo, claro, todo en el más completo anonimato. Y por ello, había recibido incontables palizas, cuando se dieron cuenta de lo que pasaba, no se podía dejar crecer a un líder, se debía aplastar, antes que amenazara la vida de "orden y disciplina" de la congregación y más si él que se perfilaba era un pária repudiado por sus propios padres.
Y fue por eso que, aún cuando buscaban su ayuda, nadie lo conocía realmente, ni siquiera su hermano, jamás se había permitido confiar en nadie, mucho menos abierto sus sentimientos, hasta que apareció esta pequeña mujer.

💔 En Lo Profundo Del Corazón. 💞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora