Capítulo 8 "Peleas"

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Estaban confundidos, no entendían porque se dirigían a la aldea soldados de Sesshomaru.

Inuyasha y Kagome comían junto con sus hijos cuando sintieron 2 presencias, e Inuyasha por igual percibió el aroma con lo cual supieron de inmediato que se trata de los soldados.

Salieron de la cabaña, dejando a sus hijos dentro para que terminarán de comer. A los pocos minutos llegaron.

Una vez que estuvieron frente a frente y luego de hacer una reverencia, les contaron rápidamente lo que les ha pasado a las regiones. Cuando terminaron de hablar notaron como un campo de energía que cubría la región era destruido.

Entraron de nueva cuenta a la cabaña por sus respectivas armas.

Uno de los soldados se fue junto a Inuyasha para reunir a todos los aldeanos y que fueran a un lugar seguro, por desgracia, antes de que pudieran irse llegaron varios enemigos.

Inuyasha desenfundo su espada realizando el viento cortante, sólo 2 no lograron esquivarlo.

Por otro lado, el soldado que permanece con Kagome y los niños, los defiende, así como también Kagome utiliza sus flechas sagradas para combatir.

Los 3 hijos de Miroku y Sango ayudan a llevar a todos los aldeanos a otro lugar.

Inuyasha junto a los demás hanyou y youkai que habitan la aldea, hacen lo posible por alejar a los enemigos de los humanos y de la misma aldea.

No les quedó de otra más que mantener alejados de los humanos a los niños hanyou y youkai, otros se encargarían específicamente de ellos para mantenerlos a salvo.

El peli-plata esquiva, detiene y ataca todos los ataques de sus oponentes. En más de una ocasión realizó el viento cortante, lanzas de diamante, el bakuryūha y el meidō zangetsuha, entre los cuales sólo los 2 últimos acabaron con más enemigos.

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Sesshomaru se percató de la presencia de su hijo. Se dio cuenta cuando se quedó inmóvil y que el soldado que se encontraba cerca del menor murió. Trató de acabar con sus oponentes más rápido, en especial por no sentir la presencia del enemigo que está con su hijo. Puede tratarse de Nawaki o una de sus extensiones, pero sea quien sea, ninguna es una buena opción.

Una vez que asesino a todos, no perdió tiempo en irse con Inu-No. Está lastimado, pero eso no es ningún impedimento para ir.

Justo antes de llegar visualizo a Nawaki acercándose a su hijo dispuesto a matarlo, avanzó más rápido y al estar frente al menor lo agarró por los hombros, sin embargo, no consiguió apartarse por completo cuando sintió la espada de Nawaki atravesando su abdomen, lo que lo obligó a escupir un poco de sangre.

-Inu-No: P-padre —tembló su voz y sus ojos se cristalizar on, sí, estaba preocupado, la herida de Sesshomaru no se ve para nada bien.

Nawaki retiró la espada alejándose un poco, sin quitar la sonrisa en su rostro.

Sesshomaru examinó rápidamente a Inu-No y al ver que no presenta alguna herida, dirigió su mirada al enemigo.

-Nawaki: Pensé que serían más fuertes tus hijos, pero al verlo a él sé que son simples basuras —rió— no debiste salvarlo, sólo te has perjudicado y lo pagarán aún más todos los que habitan en la región.

Sesshomaru no dijo nada, su hijo se encuentra detrás de él y aunque se muestra serio, en verdad siente dolor por la herida.

Peleará, pero el menor tiene que estar cuanto antes en un lugar seguro. Con ayuda de su estola lo agarró, llegaron varios soldados, y Sesshomaru aunque no quisiera y su orgullo terminaría por ser herido, se alejo de ahí, ya era hora de que se fueran al castillo de Irasue.

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