Qalb Al-Ghul

Liqa'

Where we're from, there's no sun
Our hometown's in the dark
Where we're from, we're no one
Our hometown's in the dark

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Dicen que la mente es poderosa
y las memorias, inconformes.
Que una situación poderosa
marca el cambio en nuestras mentes deformes.

Dicen que la memoria cambia
de acuerdo a lo que necesitamos.
¿Para qué la lástima?
Si para eso olvidamos.

Nuestro cerebro comanda aquello:
da la orden de pretender.
De olvidar el sufrimiento nuestro.
De fingir que todo está bien.

Dicen que estos recuerdos se van.
Desastrosos, dolorosos y traumantes.
Se van para nunca regresar.
Se van para verte olvidarles.

Cuando tu mente oculta el dolor.
Cuando piensas que todo está bien.
Cuando olvidas lo que ocurrió
para no recordar el llanto cruel.

¿Acaso es eso lo que él hizo?
¿Es eso acaso lo que hizo ella?
Da igual si algún recuerdo se deshizo.
Da igual si se perdió en una estrella.

Ella en su habitación despertó,
ignorando el dolor del alma
Levantarse decidió,
ignorando la preocupante calma.

Él abrió los ojos con cautelo.
Buscó con ellos algo que le faltaba
No lo encontró, se sintió incompleto
Dirigió la mirada al balcón, donde un petirrojo cantaba.

"Raven", escuchaba.
"Raven", de sus ancestros.
Sin saber que su alma se separaba.
Sin saber de los demonios el concierto.

"Hafid", le decían.
"Protector", lo proclamaban.
Ignorando su conciencia vacía.
Ignorando lo que sus ojos callaban.

Rachel era su nombre,
Rachel fue con el que nació.
De su sangre la cumbre.
De su alma la canción.

Damian se suponía,
Damián, como un domador.
Al llorar destilar la agonía.
Al llorar saberse perdedor.

Herederos de las sombras,
Herederos de los infiernos.
Los disidentes de las horas;
los que vestían, de sangre, los yelmos.

Ellos no sabían.
Ellos ignoraban.
Ellos eran niños
de infancias robadas.

Dolores se hacían presentes.
Sentían la ira, el dolor, el desengaño.
Migrañas que los dejaron inconscientes,
horas que parecieron años.

Lo hicieron al mismo tiempo.
Dualidad denegada.
Lenore marcaba con murmullos el tempo.
El hereje de su interior lo entonaba.

Abrazaron sus propios cuerpos.
Un escalofrío los cubrió sin motivo.
Acallando los conciertos
de sus interiores lascivos.