Capítulo 2: "El plan perfecto"

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¿Qué sería más genial que asustar a tu propio hermano? Supongo que nada. Decidí, luego de la jornada de estudio, encaminarme a la casa de Lisa, donde la Internet existía. Allí buscaríamos una leyenda o cuento lo suficientemente tenebroso como para asustar a Matt, mi hermano. Quería vengarme de la mejor manera.
-Hola, mamá. Ya volví. Traigo a Susan conmigo- comentó Lisa una vez que entramos a su hogar.
-¿Cómo les fue? ¿Tienen hambre?- contestó felizmente mientras preparaba una ensalada.
-Sí, me estoy muriendo de hambre- replicó nuevamente.
-Hola señora Wefersson, ¿Cómo está?- la interrumpí para saludarla adecuadamente.
-Muy bien ¿Y tú?-
-Perfectamente-
Nos dirigimos hacia la habitación de Lis para usar su Netbook y buscar alguna leyenda urbana. Existían millones, sin embargo, una en especial fue la que nos llamó la atención, una que era nativa de este pequeño y desconocido pueblo. Narraba que en los frondosos bosques que se ocultan en las noches bajo la niebla, existía un espectro maligno, uno lleno de venganza y dolor, dispuesto a asesinar a quien se cruce en su camino. Pero, le gustaba jugar a un juego. Si para las doce de la noche te hallas en la zona donde se encuentra tal fantasma espectral, ten por seguro que escucharás un silbido, uno que, una vez que lo oyes, no hay escapatoria. Sin embargo, cada vez que el ruido se escucha más fuerte, significa que está lejos, pero cuando disminuye su volumen, muy cerca. Pero la verdadera pesadilla empieza cuando ese silbido agudo se detiene lentamente, como si hubiera desaparecido. Eso indicaba la muerte de quien lo padezca, indicaba que ese espectro estaba detrás tuyo y, una vez que mires hacia atrás, morirás al ver tal ente antropomórfico y deformado.
-Genial, ¿No crees?- preguntó Lisa emocionada.
-Sí. No es tan terrible, ni tan inservible... Es perfecto- dije imaginándome la cara de miedo de Matt.
-Eres una hermana terrorífica- comentó Lis mientras observaba mi rostro sonriente.
-¡Sh! Se lo merece- repliqué con ansias.
Pero... La pregunta era cómo haríamos para que parezca lo más real posible, pues no era nada simple. El silbido era lo más complicado, ¿Cómo haríamos para que Matt no se dé cuenta que eran nuestras propias voces la que expresaban tan agudo ruido?
-¡Tengo una idea! Quizás mi amigo Aaron nos ayude con eso, ¿Lo recuerdas? El alto de ojos claros- explicó.
-¿¡Aaron!? Olvídalo ¿Tienes idea de quién es? Uno de los chicos más populares por su físico perfecto y su cara bonita de la escuela... Ambas sabemos que se parte de bueno- argumenté sonrojándome, me parecía hermoso, había caído en el hechizo de sus ojos.
-Já. Susan y Aaron. No queda mal ¿Que dices? Unidos en el encuentro para molestar a un niño de once años- dijo entre risas al ver mi cara.
-¿Prometes no decirle nada?- consulté nerviosa.
-Mm... No sé- dijo con una sonrisa que ocultaba algo.
-¿Lisa? Dime que no le dijiste nada... Lisa te voy a matar, ¿Quieres que lo haga?-
Se rió a carcajadas, sabía que era culpable. Me hizo entender que ya se lo había mencionado.
-Te odio. Ahora pensará que soy una hermana terrible que tortura niños... Adiós a mis fantasías con él- mencioné triste, pero, al mismo tiempo, feliz porque nos ayudaría.
Se volvió a reír.
-¿Me perdonas? No sabía que te gustaba tanto, aunque puedo admitir que es cierto, se rompe de bueno, pero es tuyo, te lo dejaré a ti-
-Entonces todo perdonado-
La broma para Matt sería esa noche, era perfecta; iba a ser una fría y húmeda... Quizás tan tenebrosa que hasta a nosotras nos dé miedo. Pero... Por desgracia, algo completamente inesperado sucedió en el transcurso del plan malévolo... ¿Se podía poner peor?

La luna sangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora