MUTANT FAMILY.

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Erik rezaba mentalmente que no fuese el tipo de entrenamiento que él conocía mejor que nadie lo que dejó las piernas de su hijo entumecidas.
Por supuesto que una mueca se formó en su rostro (y aún no se le iba) luego de leer ese mensaje. ¿Enserio eran tan hormonales sus piojitos?

Como el alemán supuso que nadie iba a bajar, decidió adentrarse en la torre perteneciente a su enemigo.
Admiró la sala momentáneamente y no observó a nadie, ni siquiera a la tal Pepper que muchas veces veía allí cuando iba con su esposo.

—Ahm...¿Hola?— preguntó hacia la nada de brazos cruzados. Sin embargo, Erik dió un salto ante la sorpresa de la robótica voz resonando en el lugar.

—Buenas tardes, señor Lenhsherr. — saludó la IA. —¿Viene de visita o acaso busca a sus hijos?

—Ah, no, nunca creas que vengo de visita cuando estoy solo. Eso sucede cuando Charles me obliga. — le respondió desganado. —Vengo por Pietro y Wanda. ¿Debería subir o...?

(...)

—Señor Stark. — la IA se escuchó por la sala.

—¿Si? ¿Que sucede Jarvis?— preguntó el anterior nombrado dejando un delicado beso en los labios de su capitán.

—El señor Lenhsherr se encuentra en la planta baja. Me comunicó que viene por sus hijos.

Pietro, quien se encontraba bebiendo agua, se la escupió a su hermana de la sorpresa que le dió escuchar aquello.
Los mellizos pensaron mal al creer que era una simple broma, pero es que, ¿Desde cuándo Erik hacia bromas?

—¡¿Enserio está aquí?!— preguntó la Maximoff menor levantándose con rapidez del sofá mientras se limpia el rostro mojado.

—¿No escuchaste, tonta? ¡Está aquí!

—Bien...— se oyó el murmuro del filantropo antes de que su vista se dirigiera a los agentes de SHIELD. —Legolas, araña, verán a su amoroso suegro. Déjalo pasar, Jarvis.

—Stark, te llevaría al ártico de paseo con los pingüinos si no fueras pareja de Steve. — gruñó el velocista.

—Bueno, Stark. ¿Dónde carajos está mi descendencia?

Todos se quedaron quietos al escuchar la gruesa voz del mutante en la sala.
De hecho, Steve aún se cuestionaba cómo es alguien como Charles podía enlazarse con un ser intimidante como su esposo. Ellos eran la real prueba del dicho "los opuestos se atraen".

—¡Papá!— saludó Wanda, acercándose a él para abrazarlo cálidamente.

—¡Papá!...— se escuchó ahora a un nervioso Pietro saludandolo desde la pared en la que estaba apoyado. Por supuesto que debía disimular.

El alemán le lanzó una analítica mirada a su adorado hijo, y después de dar un gran suspiro en busca de tranquilizarse, se separó de su pequeña, aún rodeandola por los hombros.

—¡Barton!— llamó Erik, y el nombrado solo pudo posicionarse como un soldado. —Tienes que agradecerle a tus amigos que no estás solo, porque si no, no la cuentas ya que estarías visitando el Titanic en el océano más cercano.

Terminando de decir ello, se acercó al platinado y lo cargó al estilo nupcial mientras que con un movimiento de sus dedos, las maletas que antes estaban en sus habitaciones, llegaron flotando alrededor de la familia mutante.

—Nos vamos, Wanda. — ordenó, y comenzó a caminar hacia el elevador. —Tengan buena tarde. Menos tú, Stark. Tú puedes pudrirte.

—¡El sentimiento es mutuo, genocida!

Antes que la bruja se vaya en dirección a su padre, saludó a todos y besó amorosamente los labios de su pareja.
Luego se acercó a su cuñado y le dió un delicado zape en su cabeza. Los presentes en la sala se rieron por la escena y Barton solo bufó sobándose la zona golpeada.

(...)

—¡Que tire pa'lante con su movimiento!— gritaba el mayor del dúo barriendo la sala.

—¡Y si la vez!— salió Peter de la cocina con la radio donde se reproducía la música. —¡bAILANDOLE LA FAVORITA! ¡Si la vez!

—¡Cómo mueve la cinturita! ¡sI LA VEZ!

—¡Suave! ¡Así como me gusta! ¡Suave!— cantaban a coro madre e hijo. Realmente sentían piedad por los estudiantes que llegaran a escucharlos.

Bueno, al menos así se puede saber que es lo que hacen cuando la casa se encuentra completamente sola.