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Hace demasiado tiempo  que la familia se encontraba en el avión.
De hecho, a sus hijos les habían advertido que sería un viaje largo, pero claro, no creyeron que tanto.
Por eso, tenían a los hermanos velocistas aka niños hiperactivos ansiosos por levantarse al fin de ese asiento.

—Papá, papá, papá. — repetía una y otra vez el teñido a su padre, quien se encontraba a su lado.

—¿Que sucede, piojito?— realmente lo amaba, pero a veces era innecesariamente insoportable.

—¿Cuando llegamos?

—En unos minutos, cariño. — respondió amablemente su madre, quien lidiaba por la misma situación con su hermano saltando en el asiento.

Y así fue, pues a los quince minutos, el piloto del avión anuncio la próxima llegada hacia el aeropuerto de Venecia.
Erik envío a Pietro a despertar a su hermana, quien fue la única calmada durante todo el vuelo.
En realidad, alrededor de la segunda hora de viaje, los platinados pidieron cambiar lugares con sus padres, por lo cuál a regañadientes el alemán acabó en medio de los mellizos, y el ojiazul con su hijo menor, quien requería más atención por las veces que quiso irse a la cabina.

(...)

—Bueno niños, conozcan el lugar con paciencia. — comenzó Charles, dejando sus maletas a un lado de la puerta cuando su esposo la cerró. —Ordenaremos esto con su padre e iremos a reunirnos con Michael, asique elijan sus cuartos.

La "babosa Trinidad" como el mismo mutante mayor lo había nombrado, se miraron entre sí, sabiendo con ese lenguaje visual lo que querían decir.

—Bueno...— silbó Peter, caminando sigilosamente al pasillo.

—¡No-oh! ¡Eso sí que no!— gritó Pietro al notar sus intenciones. —¡El cuarto más grande es mío, soy el mayor!

—¡Imbéciles!— insultó Wanda cuando los velocistas se alejaron de la sala, por lo que sí los muchachos recurrían a sus poderes, ella también. —¡Yo soy la única mujer! ¡Necesito mi espacio!

La bruja sonrió orgullosa cuando había tomado a alguien con su aura escarlata, por lo que pensando que era uno de sus hermanos, ejerció más fuerza, casi vengandose de que pensaran que iban a ganarle.
Por supuesto que un sonoro insulto, y una voz irreconocible la asustó, por lo que ese alguien acabó en el piso fuertemente.

—¡Ay! ¡La concha de tu vieja!— se quejó el muchacho desconocido que se sostenía la cabeza desde el piso. —Che, maguita. Explícame quién sos, que haces acá y por qué me usaste de juguete antiestrés o te quemo el orto. — Wanda no le había tomado enserio aquella "amenaza" hasta que de sus palmas, llamas de fuego se dejaron ver.

—¡Wad!— llamó su mellizo, y se colocó frente a ella en una posición defensiva al ver al muchacho castaño de ojos miel con esa aura amenazadora. —¿Qué problema tienes con mi hermana, tú, desconocido?

—Buenas, ¿Todo viento, rey? ¿O el Sol te molesta? Porque lo tapo si querés. — el castaño acomodó sus prendas y pasó una mano por sus hebras para guiñarle el ojo al sokoviano, quien solo lo observaba como si de un bicho raro se tratase. —Me llamo Dylan, pero vos decime el amor de mi vida.

—Bien, Dylan. Eso fue muy estúpido. — respondió después de soltar un suspiro por la escena. —Tengo pareja, y me gustan los rubios. Lo lamento. — se encogió de hombros al decir aquello burlescamente.

—Los voy a conquistar con mis piropos a vos, y a tu hermana. ¡Dioses griegos!— silbó el argentino con emoción, quizás tanta, que pequeñas chispas salieron de su cuerpo.

—Bien, posiblemente acabemos calcinados en medio de la noche por ese loquito. — murmuró Peter hacia el rubio que había pasado por su lado.

—Siempre es así, solo es cuestión de costumbre. — le respondió con una pequeña risa el blondo de acento francés. —Soy Xander.

—Peter.

Cuando al fin el grupo de adolescentes pudieron conocerse sin necesidad de usar sus habilidades, pensaron que sería buena idea esperar a sus progenitores para comenzar con una excursión por las maravillas de Venecia.

(...)

—Bueno, cachorro. En la lección de hoy, aprenderemos a morder a las personas malas que se acercan a tu mami.

—¿Realmente los migdardianos son tan posesivos?— preguntó el pelinegro.

—Deja en paz a la chismosa, diva. — Tony comió una dona antes de continuar. —Yo también me pondría así con Steve. ¿No viste lo que es?...Mejor no lo hagas si no quieres terminar en prisión.

—"Pondría" me suena a suposición, enserio eres así. — confirmó Natasha dándole pequeños mordiscos a su sandwich. —Literalmente Bucky fue a hablarle sobre una película que le había recomendado y le lánzate un tenedor.

—Tienes razón, araña. — aceptó el filantropo. —El cuchillo hubiese sido mejor. Cómo para advertirle.

MUTANT  FAMILY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora