la ultima vez

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12 de diciembre de 2016

Para Cole:

Lamento muchas cosas que no hice, pero no tengo opción más resignarse a no haber hecho.
Tengo la plena seguridad de que el momento más tarde para decir algo es si la muerte lo impide, así que ahora aún no lo estoy.

Me di cuenta de que te amaba cuando sólo quería hacerte feliz más allá de egoísmo y aunque esto podría no hacer que regreses, quiero decirte todo aquello que me hizo y me hace estar enamorada de ti.

Desde que te conocí he creído que eres una persona admirable, eres auténtico con respecto a todo tu ser, brillante en la forma como combates la vida pase a todo lo que suceda y aunque las personas no te dan lo que mereces, que es mucho, aún así vive siendo servicial, justo y atento; algo que nunca he dudado porque sé sobre ti, tu lealdad a pesar de lo que te han lastimado, y por esto último eres alguien precavido de la vida, un alma independiente, que día a día vive con esfuerzo y lucha contra esa condición.

Siempre he pensado que eres una persona muy hábil en muchas cosas porque eres inteligente e ingenioso para persuadir a las personas, algo que sinceramente siempre me he preguntado como lo haces, lo más importante es que todo esto eres tú y por todo esto y más, creo que mereces todo este amor verdadero.

Aún recuerdo cuando escribí esto, habíamos peleado y terminado, pasaban los días y el no me volvió a hablar, estaba tan asustada.

Miro el libro y mis recuerdos pasean en mi pensamientos, veo caer una lágrima, Cole. La gota de se esparce en el papel que cambiaba de color con ella, es la única, se impregna en la hoja, no hay alguna más sincera, el más cruel y doloroso arrepentimiento. Sus ojos se llenan de lágrimas pero estas no caen.

-No entiendo cómo puede decir que soy así, no soy ni la mitad, me doy asco. Ella me idealizó, nunca vio el horrible ser que estaba junto a ella. -me dice con exaltación.

-creo que si lo sabía, sabía que no eras completamente como te idealizaba, pero, te amaba tanto que lo ignoraba, sabía que la destruías al no escucharla, la paste mal ¿no?

-¿A qué te refieres? -evasivo como siempre.

-Ella siempre te justificó con el hecho de que tú la pasabas mal, nunca me dijo más allá de eso, pero lo entendía, todo ti dolor te cambió, más aún ella creía que seguías ahí, por eso nunca se fue, por eso no te dejo, tenía esperanza en ti.

Su cara es rara, tan vacía y con tanto silencio, vive sólo con su papá y él casi no está. Su madre, vive, está lejos con sus hermanos. Su cuarto, donde estamos, es amplio. Somo tiene una cama individual junto a una ventana hacia un gran closet de pared en el frente, algunos libros en los pies y el eco en el aire.

-¿Qué fue lo pasó la ultima vez que hablaron?- le digo, claro que lo sé, quiero saber qué piensa él.

-Ella se sentía mal, decía que ya no entendía el sentido de la vida, le reclame por ello, decía que lo sabía y ahora ya no. Discutimos porque yo no me sentía bien, no tenía tanta cabeza, mi mundo se vino abajo con una noticia de mis doctores, fui egoísta y no fuimos los mejores para ese momento, el uno para el otro, como últimamente. Me dijo lo mal que se sentía y lo entendí un poco, la mayoría del tiempo estaba perdida desde que pasó lo de Alan, lograba hacerla sentir bien a veces no servía, se hundía. Pero eso no era lo peor, se culpaba por lo que le pasó; para llegar a la casa de Alan desde la carratera, habían varios caminos, pelearon y él bajo antes, ella decía que tenía la culpa.

Sí, lo recuerdo, ese día llegué llorando a mi casa y pelee con mis padres igual o peor.

Lágrimas, mis ojos se inundaban, los de el también. Dice que ese es de los momentos de mayor vulnerabilidad de las personas, el momento en el que  entregan y desnudan el alma, segundos en silencio y las gotas salpicaron. Miro mis ojos, algo vio, porque se acerca y me besó, hundidos en el besó del dolor así fue.

Después de mi muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora