Capítulo 18

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-Meliodas-

Istar, la tierra de los druidas, lugar donde mis poderes están sellados.

-¡¡Ya sabemos por qué viniste a la tierra sagrada!! -Dice Jenna, líder o capitana de los druidas.

-Así que es así... Tal y como se espera de los capitanes de los druidas. Son una ayuda inestimable. -Dice Merlín

-Hagamos esto rápido... -Digo algo neutral

-Bueno entonces, Meliodas, sígueme a la torre a mi derecha. -Dice Zaneli- Y tú igual... -Mira a Elizabet

-¿Yo...? S...Sí... -Dice Elizabeth algo nerviosa

Seguimos a Zaneli hasta una torre totalmente oscura, ni siquiera la luz de la entrada la iluminaba, al entrar caminamos hasta lo más que podíamos. Zaneli se detuvo y nosotros igual.

-¿Mi fuerza está aquí? -Le pregunto a Zaneli mirando a todos lados

-Está muy oscuro.... -Dice Elizabeth

-...Sí. -Responde Zaneli a la pregunta que le hice- Meliodas, ahora pasarás por una prueba. Si te devolvemos tu fuerza o no depende en los resultados... -Dice mientras me mira con algo de tristeza y preocupación

-¿Qué...? -Dice Elizabeth

-Hmmmm, así que en efecto, tengo que terminar esta prueba o lo que sea, ¿cierto? -Pregunto

-Será terriblemente doloroso. Me preocupa si podrás... aguantarla. -Dice ella

-¡Si lo dices así, sólo me da más ganas de hacerlo! ¡¡Pasaré por cualquier prueba que me arrojes!! -Dije totalmente animado, era verdad que me gustaban los retos.

Ella suelta un suspiro, levanta su brazo izquierdo hasta ponerlo recto y con su mano un poco doblada hacia mi dirección, su otro bazo estaba abajo, la única diferencia es que éste estaba un poco levantado.

-Dolchimot, hekatkohbe, Omnorea, Kiet -Dijo ella en la lengua druida

De repente una luz me estaba rodeando por lo que tuve que cubrirme mis ojos. Y a los segundos siento que me dan un pequeño golpe en la frente, por lo que empecé a abrir los ojos lentamente.

Mientras que los abría, pensaba que la prueba se trataría de Elizabeth, de su muerte, cuando perdí por completo mi control, pero al abrirlos al completo me llevé una gran sorpresa...

___ estaba mirándome con una sonrisa burlona.

-No me digas que quedaste agotado~ -Dice ella con una sonrisa ladina

-E...eh? -Dije algo confundido pero a la vez sorprendido

-Creo que lo agotaste muy rápido, cielo... -Dice una voz masculina.

Esa voz... Pienso sentándome rápidamente y ver al dueño de aquella voz

-Zeldris... -Digo sorprendido

-Amh, sí.. Soy yo hermano... -Dice algo confundido

Sus ojos estaban verdes y su rostro algo relajado, inmediatamente miré mi ropa y me puse pálido. Era la ropa que usaba cuando estaba con los Mandamientos, mi típica chaquetilla blanca que me llegaba hasta las rodillas, con algunos detalles negros, mis botas eran de hierro, éstas me llegaban hasta las rodillas, usaba unos guantes blancos y unos pantalones negros.

Recordé perfectamente este momento, el cual nunca quise volver a recordar, el día que una diosa hirió a las dos personas más importantes en mi vida y unos de éstos días el cual los traicioné. Miré a ambos quienes me observaban algo preocupados y confundidos, les sonreí como siempre lo hacía, noté como ellos se relajaron y sonrieron.

𝕷𝖔𝖘 11 𝕸𝖆𝖓𝖉𝖆𝖒𝖎𝖊𝖓𝖙𝖔𝖘 ☆𝖅𝖊𝖑𝖉𝖗𝖎𝖘 𝖞 𝕿𝖚☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora