𝕷𝖔𝖘 11 𝕸𝖆𝖓𝖉𝖆𝖒𝖎𝖊𝖓𝖙𝖔𝖘 ☆𝖅𝖊𝖑𝖉𝖗𝖎𝖘 𝖞 𝕿𝖚☆

Capitulo 26

Bueno cómo les explico todo lo que ha pasado, básicamente estuvimos persiguiendo a los chicos pero de la nada Galand y Melascula se detuvieron empezando a jugar con unas rocas grandes, no sé si estaba en sus planes fallar una y otra vez pero nunca daban en el blanco... Dandome a suponer que solo las lanzaban en direcciones erroneas para asustarlos.

Luego de su momento de diversión, llegaron a una cueva un tanto extraña lo que sucedió ahí fue demasiado extraño. Habían tomado y melascula estaba ligeramente borracha, la bebida alcohólica que había en esta época era más sabrosa.

En fin, que Galand jugó algo con Escanor y terminó hecho piedra luego Melascula se escapó huyendo del lugar. ¿Cómo es que no notó mi presencia? Fácil, ¿Recuerdan la vez que Ban se largó de la taberna y escuché su conversación con King a escondidas? Pues usé el mismo método, me hice invisible y oculté todo mi poder.

Cuando vi a King llegar ahí esa fue mi señal para marcharme, me fui tan rapido que solo cayó una roca diminuta donde me encontraba que dudo que alguien lo haya notado; me encontraba volando por los cielos de Britania mirando las nubes bajo de mí, adoraba estar en momentos así sentir la brisa chocar contra mi rostro, de vez en cuando cerraba mis ojos para poder disfrutar mejor esta sensación. Y ahí fue cuando mis sentidos se hicieron más agudos, los gritos desesperados de las personas, de los demonios y de cosas destruyéndose llegaron a mis tímpanos, unos sonidos que me hicieron sonreír... Nosotros ganaríamos esta batalla.

No sé cuanto tiempo pasó pero un ¿Pajaro azul? Llegó a mi lado y me entregó una carta, dudosa la cogí y la abrí procediendo a leerla.

"Oye, habrá una batalla en unos días... Te mandare un demonio para que te vaya a buscar cuando llegue el día..."

Le di un asentimiento al que era demonio y este se marchó, así que tenía unos días para relajarme o ir con Zeldris... No mejor iré a dar vueltas por ahí. Mientras que daba unas cuantas vueltas por la zona decidí aterrizar en un lugar alejada de todos, camine por el césped hasta llegar a un árbol apoyando mi espalda en el frondoso tronco de este, poco a poco fui dejandome caer hasta quedar finalmente sentada; Abracé mis piernas apoyando esta vez mi cabeza en el tronco del gran árbol, admirando las nubes que pasaban lentamente en el cielo con libertad. Libertad, algo que no siento de hace años.

- ¡Hey! ¡Pequeña traviesa! ¿¡A dónde crees que vas?

- ¡A que no me atrapas papá!

Reí con ganas mientras seguía corriendo, como siempre cada tarde le hacía una que otra inocente broma para que se relaje un poco, ser el Rey de los dragones tampoco era una tarea fácil. Mi madre, una demonio respetada entre la raza dragon, nos miraba con una cálida mirada y una de sus típicas sonrisas que demostraba la alegría al vernos jugar de esa forma.

Mis Alas fueron desplegadas al momento que di un salto comenzando asi a volar mientras soltaba risas traviesas, pero nunca pensé que por esa pequeña travesura infantil las cosas empeorarían. Volaba por los cielos tocando con las yemas demis dedos las nubes que se encontraban debajo de mi, al momento de volar mi padre siempre me daba algo de tiempo para que él después me alcance, puesto que era mucho más rápido que yo; seguí mi rumbo no fijo hasta que choque con algo provocando que casi cayera.

- ¡Aush!

Una voz aguda pero a la vez dulce escuchó frente de mi, por lo que estabilicé mis alas para poder ver a la chica con que choqué, su cabello era plateado y vestía con un vestido blanco que le llegaba a las rodillas, sus alas eran cuatro y eran de un color blanco. Ambas conectamos miradas y nos sonreimos algo avergonzadas, ella por su parte se acercó más a mi ofreciendo su mano para que la estrechara.