Mi amigo el mercader

3 0 0
                                    


El cielo me toma por asalto con las sombras de la noche,
Acompañando como ladrón,
deslizándose para arrebatar mi oro.
Desde las tinieblas viene por este artilugio, en el que quizá fracasé,
Quizás empiece dicho epilogo de un dolor,
O quizá, sea el mediador entre la cabeza y las palmas.

Pedía auxilio a la vera
Aunque no podía hablar,
Los árboles hacían que volar fuese dificultoso


Entonces anduve sin querer, por senderos escondidos,
Por el camino del llanto, donde subí en él
y bajé por las trochas y grandes quebradas.
Serpenteé esos riachuelos
Y en muchos de ellos sacié mi sed.
Aprendí del eterno no querer.

Qué...
 vaya, le hablé a alguien.

Recorriendo muchas millas en 7 días y, al octavo,
comí unas bellotas que recogí.

Eso entre muchas cosas que no olvidaré;
colores blancos y vidrios resplandecientes que me acompañaban,
son para apostar el alma. 

Él, muy simple dominando el artilugio y admirando el paisaje,
mientras en la lejanía,
 cuando observó un bulto

Un bulto que lo atraía

Exclamó: Ya te dije desconocido de la inocencia,
sé que volar es dificultoso,
desconocido, ¿te ha cogido el viento?







Bueno, entonces, vuela bajo,
escucha, oye bien
Como se soltarán tus manos
Para clavar la espada blanca
en las tumbas de los seres que te causaron tanto daño.
La gloria de las estrellas
Que crecen en el firmamento, brillan y no dejan que el frío engendro del ciclón
Intervenga en la noche dorada,
No apaciguan el volar de tu alma junto a la mía
Somos dos mediadores que antes laboraban
Y ahora, como debe ser el corazón,
buscan entregar el oro para no morir en la horca del aire.


Y padre, ocurrió algo horrible... Muchos hombres murieron esa noche. .  

El canto épico de las leyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora