El canto épico de las leyendas

Alguien me intentó robar

Bañada entre lágrimas de azufre
la Doncella en el robo me grita:
— Espérame, mi amigo
Vuelve...
Que de tanto amar,
Oh tanto amar
Amigo, se enfermaron mis caminos
Se nubla mi morada, mi deseo.
Canto en la agonía del amor
Canto donde está lo muerto

¿Habéis visto a mi amado?
No vendrá pronto a este canto.

—Dígame usted, Caballero,
Si Dios a mí me ayuda,
Aquí cuando dejo mi alma
A la suerte del quizá.
O cuando canto en llanto,
Y grito alegría
Y cuando maldigo a cada castillo
Cada poder
Por todo lo que aquí me quito de lado.

Yo te lo diré, señor; bien está en calma
La marea y la luna llena
Que bien es perdona
Mi decisión ante Dios.

—Solo caminas, ¡déjame hablar!
Oh Doncella perdida en la angustia
Que llora por el desamparo;
En el tiempo de la vida
Tras el velo de las tinieblas
Las pesadas barcas dan vuelo al mar, luchando las olas
Para voltear el destino.
Sólo el Eco que fuerte es
Logra penetrar en el núcleo herido
Cambiando tu decisión
En su tela fina
De los males que temes.

Bajo el azul despejado cielo
La luna te llama
Te grita como Dios:
— Yo te diré mientras tus ojos brillan
Así en una noche purpura
Lo que la vida puede perdonar—




Su frente alta y clara
Sobre los pálidos murmullos
Flotaba dignidad
De ser la Dama que, al robar un vagabundo
Sólo logro recuperar su destino.

Se rompió el espejo de la angustia.
Llego el arrepentimiento de la tormenta.