Paralicé mis dedos en el frío de la noche.
Soñé en ese instante con colgarlas al sol,
pero las deje a la noche, en calma,
y con el viento.
Mis manos son dos mundos
Dos extranjeras, sutiles cascadas,
Una es luz, otra marea
Dos fuentes que a veces
Sí, yo creo que se miran,
Sí, se unen, se asesinan
O se besan; Que van huyendo
Hoy a mis bolsillos, apostando calor.
Y buscaré como he buscado en todo
—Yo sé, yo me encuentro —
Otro intento de describir
En las páginas nuevas
Y en las páginas viejas
Una nueva historia, una nueva vida
No sé, algo que prenda mi alma.
Y hoy da la media vuelta
Con fuego imaginario y prisa turbulenta
—Y pueda soportar este frío
abrumador y constante, que reto —
No encendiendo todavía esa
locura enorme de magia que nos captura;
Y ese encendido calor
Que en tu pensamiento no había
Prende hoy día un deseo a
rendirnos en el frío abismal
Que agita con manso aliento.
Pues entonces trae un antifaz
Con ella un afán de murmurar,
Oh como rumorea el viento;
Por su padre destinado
De fuerza tal que,
ya os ama y da por muerto,
sin conocerlo siquiera
atacará con el frío de sus amores.
—El corazón desgarrado
Que hoy siento en mi sepulcro —
Hoy se firmará un papel, un día y una noche,
un parpadeo y una risa, una hora quizá,
Para en la noche triste de vientos que emanas
Temblar por última vez en la
Pérdida nocturna de inmensa
Juventud y fuerza.
ESTÁS LEYENDO
El canto épico de las leyendas
ŞiirEl canto épico de las leyendas nos cuenta en forma de poesía medieval, los sucesos de la cotidianidad de Kyoon, un pobre anciano que hasta el día de hoy ha recogido muchas historias de su Reino; Kyoon fue Rey del grandioso imperio de Bennett, una ve...