Los mitos de mi Reino

3 0 0
                                    


—Yo agradezco tu buena intención mi buen sirviente — Dijo ''Alejandro'' —, pero la verdad es que quiero hacer de servidor principal hoy en esta cena tan importante para la historia de la Tierra Blanca; de todo el lugar, los mitos tan sorprendentes que, a mi Tierra Bennett, que así se llama y así siempre será, como un viento llega, hoy serán recopilados por un silencioso ''caballero'' que, con fuerza, caminará buscando la veracidad de estos sucesos.
— ¡Por Amor a Dios, si todo tiene que salir perfecto! —respondió el sirviente— Acabe de ordenar a cada hijo de este castillo que arrastren sus escobas por todos los caminos del salón principal, tal se ve que no queremos ninguno de nosotros enseñarle una mala la imagen que siempre estará. Quisiera pedirle a usted que de sus más sinceras palabras sobre el tiempo que ahora en la decoración se ha invertido.
Claro que no quiso alejarse de su enorme trono de miles de pepitas de oro, por más que resultara importante asistir a otros lugares del gran castillo de San Carmen, su ego ahora era tan superior que no se hubiera imaginado nunca en el pueblo que se diese un banquete en dirección de un Rey a la imagen y honor de un vagabundo.
— No gastéis mucho dinero en las decoraciones, recordad sobre todo que tipo de persona es la que viene hoy a mi morada, un sucio hombre de ciudad con muchas historias que contar sobre lo que el Reino fue alguna vez; pero no será así por siempre, el caso es que una noche yo me volví el supremo de los dos trozos de Dios, y al universo conocido atado a mi grandeza, ahora le da lo mismo sobre el pasado que no podría repetirse ni afectar mi mágica autoridad. Solo Cien invitados y, por otro lado, los Reyes vecinos también, si es cierto que este hombrecillo en su libreta plasmó cada uno de los mitos escondidos del alto mundo, no necesitamos más testigos de la verdad.
—Que quien llego al infierno nunca sale de él, y quien toma estas tierras del Edén como lo es nuestro Reino, nunca caerá de su papel de grandeza y paz, más le ruego mi Rey: que haga cuenta que en solo oírle mentar las historias a muchos se les revuelve el alma, todo adulador vive a expensas de quien lo escucha, teme al que adula y mide tu garganta.
—Así es la verdad, yo por una parte no conozco bien el poder de quien está al revés de todo esto, con cuya respuesta dulce y maleficiada volverá este aire de calma en un total infierno, por lo que necesito quién responda por mí a cada duda o comentario incomprendido, nunca va solo o torpe quien acompañado por sus nobles lucha.
— Es una gran cordura mi Rey del todo, el tenerse por dichoso y acompañado. Sólo será un hombre, aunque tan dificultoso será hallarse ahora en el papel de tolerante, ya que no hay otro papel más que la grandeza, y porque todos los otros eran pecadores, porque todos eran impuros, y sabemos que todo es perfecto, como usted mi único Rey, ¿crees tú que necesitas a alguien más que a mí o a ti?
—No me parece bien que aquí en este hermoso plano de la vida, un vicio dañe la virtud que es inteligencia por tontería. También ahora que volverá a nuestras paredes solidas no debemos dejar escapar su alma maldecida por la rebeldía, y que siga cultivando el pensamiento sin orden que es locura. Castigarle, o simplemente darle unas verdaderas clases de lo ancho que es el remedio de la normalidad, pero no lo dejéis salir. Tú que me escuchas, haz cuando menos una buena acción y captura a ese vagabundo que espera hospitalidad. Toda la vida de los hombres se pierde y destruye por la maldad, hoy vamos a curar a nuestro Reino del mito absurdo de una vida sin orden o ley, ese hombre fue maldad que destruyó nuestro Reino los tres años de mal regencia. Quien lo siga será perdedor y no un buen recibido pueblerino de mi Reino, si es así la situación, solo yo puedo solucionar en lo que cayó nuestro huésped.  

El canto épico de las leyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora