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Capítulo 1: Pilot

(...) Y llegaste a mi vida así, de golpe, y yo tan distraído que me enamoré del susto (...)

* * *

Y aquí inicia el principio del fin. Cuando un amor llegó a ser tan radical en mi vida que me hizo perder la postura, porque llegó a ser incluso más impredecible que una hoja movida por el viento que nunca sabe a dónde llegará, porque toda mi vida se fue a la borda por una mujer. ¿Lo creen posible? Yo no lo creía, hasta que la conocí. Hasta que conocí a Raquel. Y ahora estoy aquí, remordiéndome de dolor porque no puedo estar con ella. Porque la siento lejos y cada vez más perdida. Porque mi corazón nunca había amado tanto antes. ¿Queréis que comience por el principio? Esta historia no tiene principio y honestamente le temo al final. Así que comenzaré por el principio mío, no el de la historia. Esta es mi versión de los hechos. Así es como todos supieron que me había jodido, así es como único Raquel entendió que de verdad la amaba.

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🕉'PROTOCOLO'🕉

Primer día.

Progreso: afirmativo.
Estudio general del plan: afirmativo.
Estudio por bases individuales: pendiente.
Re-estudiar el protocolo de entrada: muy pendiente
. Importante. Práctica de cacheo y utilización de fusiles: pendiente para próxima semana.
Revisión del uniforme: pendiente
Reintegración del grupo: afirmativo.
Uso de nuevos dispositivos: pendiente
Protocolo de entrada: próxima clase.
Protocolo de negociación: pendiente /vía: por radio.
Cantidad de dispositivos: aún por establecer.

* * *

Vale, vale. Sé lo que estáis pensando. No comprendo nada. Pero es que advertí que iba a comenzar por mi principio. Y así fue como comenzó.

Decidí días antes de embarcarnos al monasterio que esta vez comenzaría a escribir una especie de 'diario' si así lo desean llamar, para tener más organizado el tema del atraco y la revisión del plan. El diario tendría como nombre 'Protocolo' Porque era precisamente eso, un protocolo para guiarme y tener claras las ideas de todo lo que íbamos a llevar a cabo en este segundo atraco.

Todo resultó bien los primeros dos días, hasta que me di cuenta que estaba más distraído que de costumbre. No había registro que pudiese escribir con claridad, ni momento en el día que mi mente estuviera completamente concentrada al kid de la situación, que era el atraco, porque sólo con sentir el calor de Raquel a mi lado, o mirarla a los labios hacía que mis ansias por besarla aumentaran, unas ansias que necesitaban más que imaginación para saciarse. Esa primera semana ocurrió algo que nunca voy a olvidar. Quizás os parezca un poco inapropiado que lo cuente recién haber comenzado este testimonio, pero es que lo recuerdo con tanta nitidez que sería un delito no narrarlo al detalle. Yo estaba sentado al borde de la cama, las sábanas eran de una seda atersiopelada y color marrón con dibujos en dorado. La textura era áspera y marcaba la piel. En mi mano izquierda tenía 'el protocolo' y en la derecha un bolígrafo de tinta azul, de esos que se adhieren con facilidad y no manchan el papel. Estaba escribiendo lo ocurrido y los avances de ese día con respecto al plan, por supuesto, ese era el objetivo del diario, hasta que algo me distrajo. Una Raquel juguetona se acercó a mí en toalla, recién salida del baño, y me rodeó con sus brazos por la nuca, regalándome esa hermosa sonrisa suya que tanto disfruto. De pronto la mano que sostenía el bolígrafo se detuvo y mi mente dejó de maquinar. Raquel me quitó el cuaderno del regazo y lo tiró hacia un lado sobre la cama, sin preguntarme qué hacía o qué escribía, ella solo quería jugar como una niña, y yo perderme en ella. Se sentó sobre mí y comenzó a acariciarme con sus delicados dedos el cuello, sin dejar de mirarme. Es increíble pero aún tengo aquella imagen plasmada en mi mente como si la estuviese viviendo de nuevo. Esa noche cuando ella al fin se durmió, yo aún la estaba sintiendo. Su cuerpo se tendió a mi lado, con ese camisón color crema que tanto amaba, le quedaba sobre las rodillas y siempre lograba acostarse de una manera que el filo de sus bragas sobresalía por el borde inferior del camisón. Ese día llevaba unas rosa claro, con el filo de encaje. Pasé mis manos y acaricié sus caderas, pero ella ya se había abandonado al sueño. Se movió sin abrir los ojos y yo sonreí cautivado una vez más de su hermosa figura. En el momento en el que me incliné para besarla suave en el hombro, vi dónde había arrojado anteriormente el cuaderno y se me ocurrió una idea. Ya que no había querido dormir aún pensando en ella, pensé que sería bueno escribirlo y liberarme así de ese antojo.