liar; kookmin au

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Las 12 del medio le habían caído estando dentro del bus camino a la universidad.

Su cuerpo parecía cargado de una extraña energía, la cual se traducía en nerviosismo.

Pasó sus dedos por su cabello, y buscó su celular para poder verse y finalmente arreglarse un poco.

Desde la madrugada habia tenido el teléfono apagado, quisiera o no admitirlo, era bastante desagradable leer todo lo que se decía sobre el. No supó nada más desde que tuiteó que por favor pararan.

Se veia horrendamente horrendo, terrible fue la primera palabra que cruzó por su mente al verse.

Pero nada de eso le dolía, que importaban sus ojeras o su evidente cansancio cuando una persona la estaba pasando mucho peor allá afuera.

Jungkook no era idiota. Entendia de que se trataba todo, por más que sea, ya empezaba a tomar los conocimientos de su carrera, pues despues de todo su plan era ser un artista reconocido por su baile y quizás hasta por su canto.

Sentía grandes bloques de cemento sobre sus hombros. Recuerda siempre escuchar a su profesor de ética decir que "En esta industria nada tiene perdón" y si tenía razón, ¿Jimin jamás tendría perdón por salir por alguien como él?

Se sermoneó por pensar aquello, pero era casi imposible. En su mente la mayor parte de las cosas en su vida funcionaba de manera comparativa, que se significaría una tonta aceituna, pequeña y verde, al lado de una rica tableta de chocolate, estéticamente linda y hermosamente sabrosa para la mayoría, la respuesta estaba clara.

Otro de sus muchos recuerdos son el hallarse juzgado por todos, aunque siempre se consideró alguien bastante promedio en cuanto a gustos, solía desentonar de "lo normal", por lo que hubieron comparaciones. Crueles comparaciones.

Tal vez por ello era que buscaba a quien idolatrar, a quien tener como ejemplo. Anhelaba ser alguien capaz de alegrar a todos con quién era, no importa quien fuera, Jeon Jungkook te caería bien o si no, nunca estaría satisfecho.

Sería perfecto o no sería nada.

Era una versión que Taehyung conocía perfectamente bien de el, pues la vivió junto a el.

Su madre lo tachaba de prepotente e inmaduro por su incomprensible competitividad, pero la realidad era que se le habia forzado a ser asi, a pensar asi.

Llegó un punto que se encontraba dentro de fútbol, básquetbol, natación, ajedrez... sí, ajedrez. Todo para demostrar cuán perfecto era.

El ego que desarrolló tras eso se volvió espeluznante e insoportable para todos a su alrededor, incluyéndolo.

Bastaba un mínimo error para sentirse terriblemente mal.

Se atacaba por no hacer sus deberes, por no comer a la hora, por no poder hacer todo a la vez.

Por eso, al conocer de la existencia de Jimin, entendió muchas cosas. Por más fan que fuera, sabia que este no era ni de lejos perfecto.

Recuerda haber perdido la cuenta de las veces que criticaron a Park por detalles que el, aun siendo la persona más perfeccionista del planeta, veía estupidos.

¿Realmente valía la pena todos los ridiculos esfuerzos que hacia? Cuándo alguien como Jimin, con talento y belleza, era de igual forma criticado.

Pero, ahora, su alrededor se sentía como en sus tiempos de secundaria, en los que era "el mejor" y no el frikky raro que es ahora en la universidad.

No hubo persona que al entrar no volteara a verlo. ¿Que carajo lo hacia tan relevante ahora?

Para este punto tal vez habia humanizado demasiado a Jimin, que para la mayoría presente seguia siendo alguien inalcanzable.

Tenia tanto miedo de que encontrarse cuando encendiera el teléfono.