26 de marzo, 1886
La mañana apenas comenzaba, el clima no estaba tan frío como se supone se debía sentir, o al menos como las nubes daban la idea, estaba nublado, el olor a leche y canela entró a invadir el espacio en donde Valentina dormía. Al parecer, o mejor dicho, lo más probable, era que Chivis haya dejado su desayuno en su habitación hace poco. Agradeció un poco el gesto, hace tiempo no quería ir a la mesa a desayunar con su padre, sobretodo porque en estos días había estado hablando de su campaña, como si fuese todo lo que conocía, definitivamente le agradaba un poco más cuando sus pláticas eran de negocios y viajes. Aunque si era sincera, Valentina se sentía como fuera de lugar con su familia, desde pequeña, cuando sus padre intentaba platicarle cosas serias a ella y sus hermanos, ella se distraía viendo las mariposas, su hermano correteaba con los demás niños y ella lloraba con las obras en el teatro, ellos seguían la vida y ella aún extrañaba a su madre, sin embargo con el tiempo, podía lograr a entender que las personas llevaban los duelos de forma distinta. Por eso ella a los ocho años eligió bailar, era inexplicable la sensación de tranquilidad que le brindaba, las emociones que hace tiempo le parecían dormidas, despertaban en llamas incontrolables, mientras que sola le permitía llorar otra vez. Al momento que pensaba eso, quitaba sus prendas de su cuerpo, un tanto más flaco de lo normal, no había estado pasando por muy buenos momentos, peleaba con Lucho quien era su novio y eso la tenía agotada. Sus manos tomaron su largo cabello en un chongo desordenado, para ir en bata a un gran baño con baldosas blancas y negras, unos cuantos muebles con cubierta de marfil y una dorada tina en medio.
--Valentina, ya sal de ahí.—La voz de un hombre joven le gritó desde el exterior del baño.
-- Guille, tenemos más de dos baños, por dios...--Valentina contesto un poco alterada, tampoco es como si fuera mucho, solo le quedaban cinco minutos para salir y tomar el poco tiempo que le quedaba para llegar ligeramente tarde a la academia.
--Si, pero este es el que queda cerca de mi habitación, papá se enojara contigo si no dejas a su hijo vestirse rápido para acompañarlo a sus campañas.—El joven respondía con voz juguetona, sabiendo que eso la exasperaba un poco, sin embargo trataba de no hacerlo con frecuencia, él tan solo quería que Valentina saliera de ese aire de espectro que parecía que traía todo el tiempo. Sonrió al ver a Valentina empapada envuelta en una toalla y el ceño fruncido.—Sabes que te quiero—Agrego Guille entrando al baño.
-Idiota—
Al llegar a su habitación tiró la toalla a su cama, para sentarse en frente de un gran tocador de varios espejos, se observó de distintos ángulos, encima distintos maquillajes, lociones, cremas y perfumes ocupaban el lugar, eligió estar más natural, un poco rubor, mascara de pestañas y un labial suave, para darse color, eso debía tener, nadie en su sano juicio contrataría a una bailarina que se vea sin vida, pensó, para después arrepentirse, tomó una toalla y se quitó todo, cualquier cambio surgía de no hacer lo que se impone.
Llevaba un traje de dos piezas, ligero, de color gris satinado que se movía perfectamente al compás de sus pasos, esperó el carruaje mirando las flores en el jardín, esperando que el viento las moviera, como si todo tuviera un ritmo, el olor a tierra mojada le traía recuerdos nostálgicos, comenzó a expandirse en sus pensamientos, eligiendo un arbusto de punto fijo.
--Señorita, ya están listos los caballos, puede subirse cuando quiera—salto un poco a escuchar la voz de Alirio detrás de ella, solo susurro un pequeño "si" para luego subir. Durante el camino podía notar el cambio de "ambientes" que se generaba, se refería al cambio habitacional de la ciudad, de las mansiones con jardines enormes y pomposos, hasta llegar al centro en donde se ubicaba la academia, todo estrictamente más apretado, más gris, más rápido. Cuando sintió el carruaje parar, supo que era su punto de llegada, agradeció y bajo, en frente de una casa de grandes pilares, resaltaba de todo lo que se encontraba al lado.
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Letters.
Historical FictionAl rededor de los años 1880, una joven bailarina de la nobleza, se encuentra con una promesa de la escritura quien vive las dificultades de sus orígenes.