parte uno

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Los dos niños se miraban atentamente, el amor y el deseo que se tenían les hacía temer por sus vidas.
Sabían con exactitud que lo que estaban haciendo estaba mal, pero ninguno era lo suficientemente fuerte como para decirlo.
Âstârôth, un niño de unos dieciséis años, cayó completamente enamorado de Dominik, un no tan niño, ya que rondaba los veintiséis años.
Todo pasó hacia cuatro meses atrás, cuando Âstârôth trabajaba en aquella cafetería (la cual era de su padre, Asmodeo ) mientras servía los cafés a los clientes, visualizó una silueta desconocida; sin pensarlo, fue hacia ella.
A unas tres mesas de llegar, sus manos comenzaron a temblar sin saber el porqué.
Una vez haber llegado, se quedó embobado de tal ser.
Sus pupilas se dilataron tres milímetros al ver esas orbes oscuras.
La mirada profunda de aquel hombre, le hizo temer por su vida; aunque no lo conocía, sentía como si lo hubiera visto de otro lado.
Al notar su mirada penetrante, esquivó la vista al suelo y siguió su camino (intentando esquivar al hombre).
Al estar a tan sólo cinco metros de la puerta de recepción, subió la mirada una vez más; desanimándose al notar que aquel hombre ya no estaba.

Pasaron los días, semanas e incluso meses, y aquel hombre (el cual desconocía su nombre e identidad), seguía viniendo a la cafetería; sentándose siempre en la misma mesa.
En un acto de valentía, le fue a hablar; lastimosamente resultó un completo desastre. Su padre a apareció con dos cajas de bebidas de todo tipo y, al verlo con aquel hombre desconocido, no se le ocurrió otra cosa que tirarle una de las bebidas por encima; dejándole en ridiculo. Âstârôth, muy avergonzado se fue.
Dejando a un hombre arrepentido y al otro riendo.

La semana siguiente, aquel misterioso hombre no fue ni un solo día.
Con eso, el ánimo del pequeño niño se fue desvaneciendo hasta quedar con una tristeza; la cual nunca había experimentado.
En su habitación, en un arrebato de ira y llanto, agarró las tijeras de cortar y fue hacia el baño más cercano; se cortó.
Su pequeña muñeca sangraba, al igual que su alma.
Al día siguiente, todo fue a peor.

Su padre lo llevó al hospital, donde "casualmente" trabajaba aquel hombre del que se había enamorado.
Todos los días por la tarde, iba al sicólogo para que le ayudara a resolver su problemas.

Un día como otro cualquiera, el adolescente iba caminando por la calle, cuando de repente notó algunos pasos detrás suya; al girarse no había nadie.
Se encogió de hombros y siguió su camino; no por mucho tiempo.
Unas grandes manos se posaron en sus hombros haciéndole retroceder hasta llevarlo a un callejón (el cual era bastante oscuro).
Suspiró en agradecimiento cuando las misteriosas manos le dejaron de agarrar; puesto que ya le estaba doliendo el agarre. Quiso mirar quien era, pero el hombre fue más rápido y le colocó un antifaz; dejándole completamente confundido.
Muchas cosas impuras se encontraron en su mente haciendo así que se relajara.
Mala idea.
Unos labios levemente húmedos se posaron en su cuello; dejándole una marca bastante notoria. Se sorprendió bastante al notarlo, por lo que jadeó en forma de sorpresa. Cuando su cuello estaba marcado por el "hombre misterioso", se separó; dejando a Âstârôth levemente confundido. Quito su antifaz pensando que podría ver la causa de todo eso, pero no vio nada.
El joven, levemente confundido, llamó a su mejor amigo para preguntarle si era una de sus tantas bromas que él hacía.

Al día siguiente, después de haber hablado con su mejor amigo, se dio cuenta de que él no pudo ser; puesto que se lo negó varias veces y porque ese día él tenía examen.
Todavía pensaba en quien podría haber sido el causante de esa marca y ese lío que tenía el joven en su cabeza, pero ¿como podría averiguarlo?
Así se pasó el día para el pequeño Âstârôth, pensando en algún plan para poder adivinar su identidad. Pero, de tanto pensar, se estaba distrayendo y, lo que para él eran dos simples tazas de café ahora eran dos muy complejas tazas de café.
Su padre, el cual no le quito ojo de encima, le mandó a su "habitación de los problemas" para poder saber que era lo que le pasaba. 

Unas horas después, Âstârôth habló con su mejor amigo de lo ocurrido con su padre.
Lo que pasó fue que Asmodeo, (el padre de Âstârôth) le preguntó qué pasó y si estaba todo bien. El, siendo sincero, dijo que no y le explicó todo lo ocurrido en aquella tarde.
Asmodeo se quedó en silencio unos segundos, (lo que para Âstârôth fueron horas).
El padre del joven, se acercó a él y le dijo:
"Es cosa de Dominik".
Y sin más, se fue.
Âstârôth, que ya estaba confundido, ahora lo estaba más de lo normal.

"¿que querrá decir con "es cosa de Dominik"?
Pensaba el joven una y otra vez.
Es que, si al menos conociera a ese tal Dominik seguro todo sería más fácil, ¿no?

La semana siguiente, un correo electrónico de un desconocido apareció en su bandeja de entrada, el cual le citaba un día y una hora para verse; bajo la firma de Dom.
Âstârôth, con temor y dudas le dijo que sí; sin pensar en las consecuencias que eso le iba a dar.

Al fin ese esperado día apareció, el joven Âstârôth estaba más nervioso de lo que esperaba pero, ¿no pasaría nada malo si fuera, no? Porque, como un buen chico, mediría sus actos y palabras.

18: 00pm.
Faltaban menos de 10 minutos para que el tal "Dom" llegara.
Âstârôth estaba por irse cuando la silueta de aquel bar apareció.
Miles de teorías aparecían en su mente; tenía miedo, no lo iba a negar, pero su cuerpo no reaccionaba.

Días pasaron desde la quedada de âstârôth con dom.
En esos días, estuvieron hablando animadamente por whatsapp e instagram.
Y, en esos días âstârôth se dio cuenta que dominik (Dom cuando le conoció) era su alma gemela y haría todo lo posible para conquistarle.

the end

âstârôth loves dominik- parte uno. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora