V

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La angustia, la molestia, el dolor que había sentido toda esa semana, nada se comparaba realmente con la rabia que le provocaba saber que su esposo, estaba con ese hombre, porque no habría otro lugar más peligroso que ese.

Uno al lado de la persona que más le había llamado la atención en su momento, su cabeza no dejaba de nublarse con imágenes de ambos, de aquella noche, ese maldito guiño, sus dientes se apretaban al igual que las manos en los mandos de la motocicleta, estaba a poco y nada de arrancarlos.

Pasaba entre los autos sin ningún cuidado, tenía que llegar, sabía que la decisión de Fury no duraría mucho con la pelirroja y el arquero al lado, podían darle aviso de que estaba buscándolo, pero no lo dejaría escapar, esta vez no sería así.

Todo su cuerpo ardía por adrenalina, no recordaba pasar por esas cosas ni siquiera cuando enfrentaban a un enemigo fuerte, ya podía divisar la entrada a ese lugar, prácticamente salto de la moto en movimiento, y la freno con su propio cuerpo, para luego dejarla tirada a un lado de la calle.

Con paso decidido camino hacia la puerta, subió los cuatro escalones a esta, y sin más la golpeo con todas sus fuerzas para derribarla.

-¿Qué…?-

Sus puños sintieron algo duro, pero no era la puerta, volvió a repetir el movimiento prestando atención, efectivamente, no podía tocar la puerta, una especia de barrera se lo evitaba, pero ahora estaba más seguro de que él estaba ahí.

-ABRE MALDITO, DA LA CARA-

Grito golpeando y golpeando, si iba a tener que estar todo el día ahí, no le importaba, podía y lo haría, golpe tras golpe, patada tras patada, gruñendo y gritando como un perro rabioso y encadenado.

-Bien suficiente.-

La voz del otro hombre con un grave eco lo saco de sus movimientos, miro hacia todos lados pero no había nadie, la puerta se abrió lentamente, y dejo ver un interior que no esperaba, pero ahí estaba el tal Stephen Strange.

-Creí que si te dejaba un rato jugando con la puerta, descargarías toda esa innecesaria ira, pero pareces más molesto que antes-

-Vengo por mi esposo-

-Supongo que te refieres a Anthony Stark, persona, individuo, no propiedad.-

-Strange, no me hagas perder la poca paciencia que me queda, sé que está aquí-

-Mmm no, lo que tú sabes es lo que yo quise que sepas, lamento desilusionarte, pero el movimiento de usar un rastreador, era muy obvio, así que yo mismo te dirigí aquí.-

-Maldito…planeaste esto para hacerme perder el tiempo, mientras él huye a otra parte-

Gruño molesto girando en sus talones para irse por la puerta, pero esta se cerró fuertemente en sus narices.

-Él no está huyendo, simplemente no quiere verte, veras, todo lo que paso hasta ahora, no es más que algo que el mismo equipo estuvo de acuerdo en hacer…-

-Si todos ustedes, los que consideraba aliados, están en contra mío.-

-No, Rogers, yo no te conozco lo suficiente, ni me interesa hacerlo, pero de parte de los demás, no he recibido nada más que elogios hacia tu persona, me han descrito a un hombre, único, con amor por el mundo, valentía, humildad, bondad e incluso inocencia, sinceramente a pesar de todo jamás podría olvidar tu no tan amable bienvenida al grupo para mí, así que esas palabras jamás llegan a mi cabeza a la hora de describirte.-

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