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"Se siente...tan diferente..."

El rubio no paraba de pensar en que maravillosamente extraño era ocupar ese lugar mas pasivo en su relación, y al mismo tiempo hacia un esfuerzo enorme por no dejarse llevar del todo, no podía solo fingir ser alguien nuevo en su vida, aunque la idea de tentaba, la idea de simplemente fingir ser una mujer y dejar todo como estaba.

Se sorprendía a si mismo llegando a la conclusión de que no podía ser tan malo, si tenia de pareja a su amado Tony, pero la realidad era otra, había arruinado su matrimonio y lastimado a su esposo por no ser sincero, y no iba a volver a cometer ese error.

La atmósfera del lugar era tan envolvente, tan relajante, las parejas giraban por todo el lugar al ritmo lento y las manos del castaño parecían algo inquietas, su pecho dolía, sabia bien que no estaba haciendo ningún avance sobre él por que vivía un duelo, quizás por un momento podría solo olvidar.

Escondió su rostro en el cuello del hombre, y se pego mas a él, invitándolo a que diera los pasos que él quisiera, por su parte el castaño solo podía perderse en el olor que desprendía el cabello de esa dama, cerraba los ojos y su perfume dulce le recordaba el encanto de las mujeres, y su delicadeza que tanto solía disfrutar, pero al abrir los ojos y ver esas hebras rubias, todo volvía a perderse.

-Señorita...-

-Por favor...solo un poco más...-

Su petición no fue oída y sin decir nada el hombre abandono su compañía, y camino fuera de la pista de baile dándole la espalda, no pudo evitarlo, sus pies ya iban detrás de él, tenia ese enorme vacío en el pecho, que le decía  que si el castaño no volvía a sus brazos ahora, jamas lo haría.

Lo siguió abriéndose paso en la multitud, ya poco le importaba empujar a la gente, la imagen de su esposo se perdía y no podía permitirle huir así, comenzó a llamar la atención la mujer que venia del otro lado del club, entre murmullos y miradas acusadoras finalmente un grupo de tres mujeres le cerraron el paso.

-Tu no perteneces aqui, vuelve a tu zona-

No tenia tiempo para esas estupideces, ni mucho menos para seguir el código femenino del que tanto le hablo Natasha, no perdió el tiempo e intento evadirlas, pero solo consiguió que intentaran cortarle el paso nuevamente, cansado de la idea de lidiar con ellas, y viendo al castaño meterse al ascensor opto por ser mas directo y simplemente hacerles perder el equilibrio a todas de un leve empujón.

Las voces de las mujeres gritando no se hizo esperar, en especial por que una llego a caer sobre un mesero arrojandolé tragos arriba a todos a su alrededor, detrás de él se había creado un enorme efecto domino, una cadena de accidentes que terminaron con todo el mundo señalándolo pidiendo a seguridad para que sea escoltado nuevamente a la otra zona.

Su paso se apresuro y aunque logro divisar a los hombres de la vez pasada detrás de él, fue lo suficientemente rápido como para llegar al elevador en el ultimo segundo, antes de que cerrara, básicamente sorprendiendo al castaño quien le atrapo en el aire.

-¿Pero que haces?-

La voz de su esposo sonaba entre molesto y asustado, no había tiempo que perder o terminaría siendo expulsado por la mano del mismo Tony, miro al contador de pisos, y diviso que se dirigía al piso 23, tenia literalmente 23 pisos para hacerle cambiar de opinión, y los aprovecharía.

Sin dudarlo rodeo con fuerza su cuello, pego sus labios a los suyos y casi por costumbre besaba sus labios enérgicamente, intentando forzar que estos se abrieran, hasta que él mismo cayo en su error soltando de golpe todo, de repente la idea de que estaba tan acostumbrado a forzar al castaño a besos sin su consentimiento, le pesaba en su conciencia, hasta le daba asco.

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