Amor en cualquier forma.

VI

-Decide ahora Rogers… tu pasado, o tu presente-

Observo ambos portales, en su mano la posibilidad de regresar a donde realmente pertenecía, donde no sería juzgado por sus acciones, donde, estaba la primer mujer a la que amo, un mundo más lento, donde todo iba a un paso que él podía seguir.

Por el otro, una prueba, la cual no sabría si era capaz de pasar, y si lo hacía, quedarse en este mundo que  no entendía, donde se sentía enemigo de todos, donde sus errores no hacían más que perseguirlo, y todo se avocaba al trabajo.

Lentamente llevo su mano a su bolsillo, saco de a poco aquella brújula con la que había soñado tanto tiempo, observo la foto la de castaña, suspirando, tantas noches había rogado por una oportunidad para tirar todo atrás, y ahí estaba.

Levanto suave el rostro, y dio dos pasos al portal del pasado, podía ver todo, era tan mágico, apretó la brújula, respirando profundo, pero un pequeño sonido lo hizo observar su mano, era el ruido de su anillo de casado, el cual no se había quitado.

Tony, a su cabeza venían cada momento que compartió con él, como cuando estaba en el trance de Strange, cada momento de amor, aunque no duraran tanto, si con la mujer había compartido experiencias únicas, ya que era su primer amor, estaban en medio de una guerra, y ella, era simplemente fantástica.

Pero, Tony fue la persona que lo acogió en esta época, y con quien paso un año de relación, se conocían más de lo que podría haber conocido a Peggy, habían convivido en la misma casa, habían escrito lo que él creía era el primer capítulo del resto de su vida, porque sí, él se casó con Tony, porque quería tenerlo en su vida para siempre, y siendo sincero, aun estando en malos momentos, jamás, llego a pensar en traicionarlo, en dejarlo, todos sus planes a futuro, tenían a Tony como protagonista.

¿Si pasaba a ese portal, podría simplemente reescribir sus planes con Peggy?

Su cuerpo se quedó quieto, no podía entenderse a sí mismo, respiro profundo y lo intento, intento imaginarse un reencuentro con la castaña, como lo había hecho las primeras noches después de despertar del congelamiento, se imaginaba la escena, una casa, el volviendo del trabajo, entrar, siempre había querido una de esas radios enormes, colgar su saco, dejar a un lado sus zapatos, escuchar el ruido desde la cocina, el olor, el olor lo guiaba, caminaba feliz en su dirección, ahí estaba, con su peinado de cabello corto, un vestido rojo, a tono con sus labios, se giraba, le sonreía, él la tomaba por la cintura, y unía sus labios en un suave beso, al separarse ella lo miraba con esos ojos color chocolate, que brillaban con la antigua luz amarilla, esa que ahora ya no se conseguía.

Lentamente abrió los ojos, su rostro completamente serio, apretó la brújula en su mano, y dándole un beso, la arrojo por el portal al pasado, y luego corrió al portal de la prueba, la decisión estaba tomada, en el momento que esa representación que tuvo en su cabeza, ya no le hizo latir el corazón de emoción como antes, ni emoción, ni nostalgia, cerró los ojos y al atravesar el portal sonrió levemente, no, quizás el no pertenecía a esa época, pero pertenecía en los brazos del castaño, porque la sola idea de llegar cansado del trabajo, y ser guiado más bien por el olor a la grasa, y el ruido de los metales en su taller, le parecía más perfecto, hacía que su corazón latiera de emoción, la amplia sonrisa del genio, su forma de limpiar su rostro, solo embarrándose más, sonrojándose levemente cuando no podía parar de observarlo, la forma en que había aprendido a llamarlo, la dulzura que solo le dedicaba a él.