Ángel caído
"Dios está dispuesto a darte otra oportunidad." Dijo mi mentor.
Mis emociones estallaron en ese momento, como si de una bomba de tiempo se tratara. El miedo, la angustia, incluso me siento muy mal al pensar que, por primera vez en milenios, sentí odio. ¿Estaba tan mal? ¿Podría probar algún día mi bondad, o estaría destinado a vivir en la oscuridad del traidor por siempre?... Si años atrás me hubieran dicho que estaría en una situación así, definitivamente no lo hubiera creído. Mi devoción hacia el señor era implacable, eterna... O al menos eso pensaba.
Me quedé de pie, ahí, repasando una eternidad en mi mente. Gabriel me miraba fijamente, sus ojos reflejaban cierta tristeza, pero compasión.
"¿He hecho algo realmente malo, hermano?" Pregunté
Gabriel suspiró. "Veo la confusión en tu mirada, Emiel." Contestó asintiendo. "Deja que la luz del altísimo te guíe."
Y, una vez más, quise dejar que la luz de mi padre me guiara. Frente a su trono me arrodillé, mientras mi miraba bailaba entre los ángeles acompañantes, como si en ella un espejo reflejara mi mente inquieta, mis sentimientos en colisión.
"Por favor, padre, dígame en qué he fallado" Le supliqué.
"Levántate..." Contestó firme, pero calmado, a lo cual obedecí. Él tomó aire y prosiguió. "Hijo mío, hoy me has traicionado." Dijo entonces. "Confié en ti, pero decidiste desobedecer mis órdenes."
Agaché la cabeza, mi mirada sólo transmitía pánico, no podía entenderlo, simplemente no podía. Pero él lo sabía, todos lo sabían.
"No temas, jamás abandonaría a ninguno de mis hijos." Dijo mi padre.
Respiré hondo, era cierto, sin importar que estuviera equivocado, él no me abandonaría.... ¿Verdad?
"Padre, no puedo entenderte..." Respondí, levantando la vista. "Mi corazón es devoto hacia ti, pero mi conciencia no me hubiera perdonado si hubiera permitido tales actos."
Dios suspiró. "Las personas deben morir en algún momento, Emiel. Deberías saberlo." Contestó serio, pero compasivo. "La vida de esa persona así ha sido marcada, al igual que la de todos a su alrededor, ésto es lo que debía pasar."
"Pero padre, ¿por qué deben ser así las cosas?" Pregunté confuso, mientras una extraña melancolía inundaba mi corazón. "Podemos hacer del mundo un lugar mejor, donde tus fieles encuentren la paz y felicidad, y donde los pecadores sean testigos de tu justicia."
"Todos tienen un destino, hijo mío. Así ha sido escrito, y así deberá ser. Entiendo tus buenas intenciones, pero no debes cambiar el destino, pues éste ya ha sido escrito." Contestó.
"Pero podemos cambiarlo, usted puede cambiarlo, usted todo lo puede, ¿por qué no desea cambiarlo?" Respondí.
"Si tu devoción es real, no debes discutir mis decisiones." Dijo Dios con firmeza. "Estás siendo cegado por esos malos pensamientos."
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Otro camino al cielo
FantasyMay, una humana como cualquier otra. Emiel, su ángel guardián... O así debieron de ser las cosas. Pero todo cambiará cuando Emiel desafíe los designios de Dios y salve a May de un trágico accidente, provocando su exilio del cielo. Ahora, deberán lu...