Sensaciones inquietantes

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La noche había sido tranquila y la mañana me recibía como siempre

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La noche había sido tranquila y la mañana me recibía como siempre... Con una fastidiosa alarma que no dejaba de sonar.

 Me levanté y apagué rápidamente la alarma de mi celular. 

Cualquier persona que deba levantarse temprano o haya tenido que hacerlo alguna vez... Entenderá la expresión de mi rostro en ese momento. 

Me estiré y mis huesos sonaron, entonces recordé que la noche anterior había olvidado decirle a Emiel que curara mi espalda al llegar a casa... Entonces me acordé de Emiel y sentí el ambiente un poco diferente, extraño.

 Él debía estar en la habitación de invitados, pero para mi sorpresa, al salir de la habitación, escuché ruidos provenir de la cocina. 

¿Se abría levantado temprano y le dio hambre? ¿Siquiera había dormido? ¿Los ángeles duermen?... ¿Los ángeles siquiera comen? De repente me sentía llena de preguntas por unos simples ruidos de platos y cubiertos colisionando entre si.

Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Emiel efectivamente estaba ahí, pero no alcanzaba a ver qué estaba haciendo desde la puerta, por lo que me fui inclinando lentamente hacia un lado para ver, lo cual, combinado con mi sueño, la confusión, mi estupidez y la hora que era, casi hace que me caiga. Y digo casi porque por suerte pude agarrarme de la pared. 

"Buenos días, May." Dijo Emiel con su usual tono amable, sin inmutarse ante mi estupidez.

 "Buenos días" Contesté, intentando fingir que no pasó nada. "¿Qué haces tan temprano?" Pregunté, por un lado para sacarme la duda y, por el otro, para evitar que me preguntara si estaba bien por mi "casi" caída.

 "Supuse que tendrías hambre, anoche no quisiste comer nada." Contestó Emiel, mientras pasaba unos panqueques de la sartén a un plato que estaba en la mesa junto a un vaso de jugo

. "Es un ángel ¿Verdad? Sí, sí lo es, definitivamente lo es, lo es..." Pensé mientras contemplaba el plato con una mezcla de sorpresa, admiración y felicidad en mi rostro.

 "¿Pasa algo?" Preguntó al ver que no movía un dedo.

Me acerqué a él y comencé a palpar sus mejillas, sus hombros y sus brazos con ambas manos. "¿Eres real?" Pregunté mientras lo miraba a los ojos, aún seguía muy sorprendida por esta situación, pero no estaba segura del por qué.

 Emiel me sonrió mirándome con... ¿Ternura? No estoy segura de cómo describirlo, pero si tuviera que hacerlo diría que me observaba de esa forma en la que miras a un niño que hace una pregunta inocente.

 "Claro que lo soy." Contestó dándome unas palmaditas en la cabeza. "Ahora come, no es bueno que te saltes las comidas." Agregó volteándose para limpiar la sartén. "Tienes jarabe y miel sobre la mesa también" Dijo, pero yo ya me encontraba en mi silla, agregando ambas cosas a la vez sobre los panqueques. 

Otro camino al cieloWhere stories live. Discover now