"¿Y eso qué se supone que significa?" Pregunté mirándolo fijamente.
No es como si no me estuviera imaginando qué estaba pasando, sin embargo, no quería sacar conclusiones apresuradas ya que éstas ya habían sido anunciadas en mi mente, expectante por una respuesta que pudiera calmar esas voces.
"No... Estoy seguro aún..." Contestó Emiel, para luego mirar al frente.
El semáforo nos decía que era nuestro momento para cruzar la calle, sin embargo, ninguno de los dos parecía dispuesto a dar un solo paso adelante. Por mi parte, esa respuesta sólo causó el efecto contrario al que esperaba.
"¿Cómo que no lo sabes? ¿Qué tantas cosas podrían ser?" Pregunté empezando a desesperarme.
Emiel suspiró. "Sea lo que fuere, creo que debemos ir a buscarla lo antes posible."
"Ella sale un par de horas antes que yo del colegio, ya debe estar en su casa." Contesté yo, a lo que Emiel asintió.
"Lo se, ven." Dijo tomando mi muñeca y corriendo, prácticamente arrastrándome con él, en la dirección equivocada.
"¡¿Oye a donde vamos?!" Pregunté un tanto confusa y nerviosa.
Emiel cruzó la calle al llegar a la esquina contraria y ambos nos detuvimos detrás de uno de los árboles del parque que se encontraba frente al colegio.
"¿Cuál es tu problema?" Pregunté fastidiada por la arrastrada que me tuve que comer.
"Hablaremos de mis problemas luego, por el momento, cierra los ojos o te marearás." Contestó Emiel, tomando mis manos y cerrando sus ojos, su expresión parecía aún más seria que antes.
"¿Qué? ¿Por qué?" Pregunté cada vez más confundida y, de un momento al otro, sentí que todo a mi alrededor se distorsionaba, mi vista se perdía en la nada y todo parecía moverse y dar vueltas.
Antes de que me diera cuenta, estábamos en mi casa y, como predijo Emiel, mi cabeza daba vueltas.
"¿Estás bien?" Preguntó observándome preocupado.
"No... Digo sí, no, perdón, no... Me mareo." Contesté, dejando caer mi cabeza sobre su pecho.
¿Que si fue incómodo? No pensé mucho en eso en el momento, pues, ni siquiera había sido capaz de pensar bien mi respuesta, pero sí sería algo que me causaría problemas para dormir esa noche, entre otras cosas...
"Intenta cerrar los ojos la próxima, no sabemos cuándo tendremos que volver a transportarnos de esta forma." Dijo Emiel, pero no como un reproche, más bien, lo decía con la habitual preocupación que ya he mencionado muchas veces.
"No me sermonees." Respondí con la cara aún en su pecho, como si me acabara de despertar después de una noche de fiesta. "Ya, estoy bien, estoy bien." Agregué separándome. "Pero... ¿Por qué estamos en la sala?" Pregunté mirando a mi alrededor.
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Otro camino al cielo
FantasyMay, una humana como cualquier otra. Emiel, su ángel guardián... O así debieron de ser las cosas. Pero todo cambiará cuando Emiel desafíe los designios de Dios y salve a May de un trágico accidente, provocando su exilio del cielo. Ahora, deberán lu...