Me había quedado dormida luego de traer a Emiel casa... Pero ese no era el problema, el verdadero problema fue que me quedé dormida con la cabeza y los brazos en el borde de la cama... Bueno, miento, ese tampoco fue el verdadero problema. El verdadero problema fue que al despertar noté que estaba abrazando algo suave y cálido, y no fue hasta que abrí los ojos que noté que era el brazo de Emiel.
Me aparté rápidamente y le miré. Él seguía acostado, mirando el techo sin parpadear. "Despertaste ¿Estás bien?" Preguntó girándose a mirarme.
"¿Cuánto tiempo llevaba así?" Pregunté, ignorando su pregunta, pues esto era más importante.
"Unas... Dos horas, creo." Contestó tranquilo.
Ahora era el momento de cambiar de tema nuevamente y hacer como que esto nunca había sucedido.
Me puse de pie y me estiré. Para mi sorpresa, nada me dolía.
"Mi luz funcionó ¿Verdad?"
"Eso parece..." Contesté pensativa, mientras caminaba por la habitación. "Pero creí que te habías quedado sin energía..." Dije acercándome a la ventana.
"Así fue, pero me recupero rápido ¿Recuerdas?" Dijo él, sentándose en la cama.
"Ah... Es verdad, lo había olvidado." Dije sonriendo un tanto aliviada, para luego mirar el cielo por la ventana. Estaba oscureciendo. "Hoy sí que fue un día caótico..." Comenté, mientras veía los recuerdos de ese día reflejarse en el cielo.
Pero sólo me contestó el silencio.
Voltee a ver a Emiel, estaba cabizbajo y parecía desanimado.
"¿Estás bien?" Pregunté entonces.
Y yo me respondo a mí misma ahora: Claro que no ¿Cómo podría estarlo?... Pero en fin, es en esa clase de situaciones donde uno se pregunta "¿Qué debería decir ante esto?"
"Lo estoy, solo... Estoy algo cansado aún." Contestó, levantando la vista para sonreírme nuevamente.
Era evidente que no estaba bien, pues al verlo dos preguntas se cruzaron por mi mente: La primera era sobre su edad, pues la gente mayor que conocía solía ocultar bien sus emociones, por lo que no pensé que alguien con -probablemente- miles de años fuera tan transparente. Mi segunda duda fue la misma que antes, ¿qué podía decir ante ésta situación?
"Ese demonio nos la puso difícil, pero hiciste un buen trabajo reteniéndolo." Dije intentando animarlo, pero sólo logré que su mirada se desviara ligeramente y su sonrisa se volviera más amarga, había fallado.
"Gracias por tus amables palabras, May, pero no necesitas decirme eso." Dijo volviendo a recostarse. "Fallé miserablemente." Agregó llevándose las manos a la cara, como si no quisiera que viera su expresión. "¿Cuándo me volví tan débil?" Preguntó, pero estaba segura que era una pregunta más para sí mismo que para que la contestara, por lo que guardé silencio. "Discúlpame, no quería que me vieras así." Dijo destapándose la cara, pero su mirada seguía fija en el techo. "Y quisiera disculparme nuevamente, pero... ¿Me permitirías unos momentos de soledad?"
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Otro camino al cielo
FantasiaMay, una humana como cualquier otra. Emiel, su ángel guardián... O así debieron de ser las cosas. Pero todo cambiará cuando Emiel desafíe los designios de Dios y salve a May de un trágico accidente, provocando su exilio del cielo. Ahora, deberán lu...