Capítulo 17 - Más de una verdad

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"Hoy sé que la vida eres tú, la voz de mis sueños, el aire del aroma ideal, un tesoro ancestral que tengo. Al fin de tu risa mi paz poniente es el sol cuando estás, celebro tu belleza al cantar y te llevo a volar conmigo sobre esta nube..." Monroy

Narrador Pov.

Amalia Calle De Soto De La Borgoña, hija menor de German Calle De Soto Sir. y su actual esposa Gertrudis.

Amalia, a los ojos de varios, una mujer simple, considerada ya una solterona a sus 26 años, pese a tener una excelente posición social, se negó a cuánto pretendiente le fue presentado aun cuando fuese aprobado por su madre; por un tiempo, argumentó que no sentía atracción por algún joven o dos que la habían cortejado, en otros momentos, insistía que el motivo era que notaba el interés económico que tenían por los privilegios que obtendrían al desposarla; su padre, optó por no presionarla de ninguna forma y al carecer del apoyo de su esposo, Doña Gertrudis dejó de insistir en que se casara con alguien aun así fuera un gran partido pero secretamente no perdía la esperanza.

Amalia siempre se supuso como una mujer sin chiste, incluso en silencio se consideraba dueña de una belleza nula, era tímida, así que tampoco podría decirse que fuere una gran conversadora y aunque tuvo educación de primera clase, no solía hacer alarde de sus habilidades musicales o artísticas; no obstante, tenía una habitación llena de cuadros pintados por ella, pasó un tiempo en Francia con familiares de su madre y ahí fue que pulió sus habilidades plásticas; al volver, su padre le había adecuado un estudio dónde en el momento que ella ingresaba se sabía que era para concentrarse en su arte y por ello no era molestada, sólo algunas de sus obras veían la luz, pues se guardaba la mayoría  para sí misma, explicando el cúmulo de cuadros apilados en su pieza.

La realidad era que, contrario a lo que la misma Amalia afirmaba, su belleza no era nula, pues sí era una joven agraciada pero mantenía sus rasgos ocultos tras grandes gafas redondas y su hermoso cabello rubio rizado siempre colocado en un perfecto chongo alto, no vestía a la moda aunque mantenía la línea de vestimenta de alta sociedad por lo que sus ropas aunque finas, denotaban una edad mayor a la que posee.

Durante los días que María José y Daniela habían pasado en la hacienda, veían a la tía Amalia sentada al lado de su madre, ya fuera con un libro en brazos o Mr. Mici en su regazo; Mr. Mici era su hermoso felino inglés, un gato con apariencia esponjosa de pelaje gris y rostro un tanto cómico que estaba adherido a Amalia todo el tiempo.

Sin Embargo, esta vez no fue en estas condiciones en que MAría josé y Daniela vieron a la tía Amalia...

Daniela Pov.

Sentía mi corazón latir en mis oídos por la probabilidad de que nuestro pequeño secreto hubiese sido descubierto y por nada menos que por ella, de por sí, era un poco difícil para mí, el ver a Amalia como una tía, pues teníamos casi la misma edad, no me lleva más de 5 años y es realmente joven; empero, siempre le he tenido respeto y nada más, pues nunca hemos tenido una relación cercana, recuerdo que cuándo niñas, yo le hablaba o la buscaba para jugar pero o era demasiado tímida, o era reprimida por su madre logrando que no hiciéramos migas y ahora de adultas no tenemos nada en común.

-Tía Amalia.-Dije en un hilo de voz.

Miré de reojo a Poché quien había palidecido, al colocarse junto a mí rocé con el dorso de mi mano la suya para intentar calmarla mientras esperábamos que mi tía Amalia llegara a nuestro encuentro, estaba a unos escasos 5 metros de nosotras, pero su aproximación me pareció una eternidad.

-Tranquila.- Susurré entre dientes.

Me concentré en mi respiración para controlarla lo mejor posible en esos segundos que tuve mientras ella llegaba y en mi mente pensaba en cualquier opción viable para decir acerca del inapropiado comportamiento que ella probablemente acababa de presenciar, no estaba segura si nos había escuchado, lo que estoy segura es que la cercanía que María José y yo teníamos cuándo nos interrumpió, no era nada menos que inapropiada.

Con la miel en los labios (Caché) *Historia en revisión*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora